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Tate de ladrillo, Tate de cristal

Herzog y De Meuron presentan la ampliación del museo londinense

El museo Tate Modern de Londres se extenderá por la práctica totalidad de su sede actual, en la antigua central eléctrica en la margen sur del Támesis, en un ambicioso proyecto de expansión estimado en 215 millones de libras (unos 310 millones de euros). La firma de arquitectos suizos Herzog & De Meuron, responsable de la reconversión en 2000 del mítico edificio de ladrillo rojo en la catedral europea del arte contemporáneo, vuelve una vez más a la mesa de diseño para habilitar la zona sur de la subestación eléctrica.

Los primeros bocetos de la pareja de arquitectos, desvelados ayer, se alejan sustancialmente de su intervención original, que respetó y sacó partido de las características industriales del edificio. Proyectan ahora ampliar el museo con una estructura de cristal que se eleva en forma piramidal hasta una altura de unos 30 metros. Herzog la describió como "una pirámide ambigua, ambivalente, que da lugar a muchas interpretaciones", una especie de "montón de cajas".

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La ampliación tiene una fecha en el horizonte: 2012, cuando los Juegos Olímpicos llegan al este de Londres. Tate Modern y sus alrededores presentarán ese año una fuerte alternativa cultural a los millones de visitantes que se acercarán a la capital británica, según anticipó ayer Nicholas Serota, director del grupo de museos Tate. "Veremos una extraordinaria explosión de actividades en esta área del South Bank", dijo en la presentación de los planes de expansión.

El museo ampliará en un 60% su superficie actual, unos 23.000 metros cuadrados, de los cuales 7.000 se dedicarán a exposiciones y actuaciones en disciplinas paralelas. "Tendremos más espacio para ubicar piezas de la colección, espacios más versátiles e idóneos para muestras audiovisuales y de nuevas tecnologías, para proyectos educativos y de interacción con la comunidad", explicó hace unas semanas Vicente Todolí, director de Tate Modern.

"Habrá un único edificio", advirtió Todolí. Será la impresionante sala de turbinas, donde se montan gigantescas instalaciones temporales, la columna vertebral del reconvertido solar. Funcionará como parte de un amplio pasillo, que cruzará de Norte a Sur la ciudad, desde la catedral de San Pablo y el puente peatonal del Milenio hasta el South Bank y el barrio de Southwark. Tate Modern y su entorno se alzarán, según Serota, en el indiscutible barrio artístico y cultural de Londres.

Jacques Herzog (izquierda) y Nicholas Serota, ayer ante una imagen del proyecto de ampliación de la Tate Modern.
Jacques Herzog (izquierda) y Nicholas Serota, ayer ante una imagen del proyecto de ampliación de la Tate Modern.AP
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