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Almodóvar aterriza en Cannes con el festival tomado por más de mil policías

Un acuerdo intenta garantizar que las protestas de los temporales no afecten al certamen

La alfombra roja ya está colocada (y tapada con un plasticucho por si llueve) en el Palacio de Festivales de La Croisette. El primero en pisarla este año será Pedro Almodóvar, que llegó a las seis de la tarde de ayer a una ciudad tomada por policías y periodistas con maletas (unos mil policías, unos 4.000 periodistas y unas 8.000 maletas). A ellos se les unirán unos 7.000 intermitentes del espectáculo en huelga por un sistema de paro más justo, pero se espera que el cineasta manchego pueda abrir hoy sin contratiempos el 57º Festival de Cannes con La mala educación: la dirección del certamen llegó ayer a un acuerdo con los huelguistas para que sus protestas no perturben el desarrollo del festival.

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Tras varias horas de negociación, la dirección anunció que se permitirá "encontrar formas de expresión adaptadas al marco de la manifestación" para los temporeros, que habían anunciado una "amplia" movilización, informa Efe. Según el acuerdo alcanzado, la dirección pondrá a disposición de los intermitentes un teatro municipal que les sirva de "lugar de trabajo y de reunión"; acogerá a una delegación de profesionales del espectáculo con ocasión de la inauguración y organizará una conferencia de prensa de sus representantes el próximo viernes. Además, el domingo 16, el festival reunirá a miembros del colectivo junto a realizadores y actores presentes en Cannes para un encuentro con la prensa, y organizará una merienda destinada a reunir a los temporeros con el público el próximo sábado.

Dispuestos a compartir con Almodóvar honores, fotos, sustos, meriendas o lo que toque, han venido los actores Gael García Bernal, Lluís Homar, Fele Martínez, Javier Cámara y Fran Boira. Juntos (más Leonor Watling, que llegará hoy), afrontarán un verdadero maratón, entre unas medidas de seguridad nada glamourosas (si exceptuamos el gracioso tocado que lucen aquí los antidisturbios) y un ambiente más expectante que tranquilo.

También estuvo ayer Manuel Gutiérrez Aragón, que inauguró el II European Films Crossing Borders (Cine Europeo Cruzando Fronteras), y celebró la ampliación de la UE, ya que "abre un mercado más amplio e ilusionante para nuestro cine", informa Europa Press.

Los policías de Cannes, habitualmente pelmas con sus controles, están este año mucho más quisquillosos y ayer, además, se palpaba la tensión por la huelga. Unas mil personas, en su mayoría comerciantes, hoteleros y trabajadores del festival, se manifestaron para apoyar la celebración del evento. "El Festival de Cannes es una joya de la cultura francesa que debe ser protegida y no puede ser alterada ni destruida por protestas de ningún tipo", dijo el alcalde de Cannes, Bernard Brochant, antes de admitir que la ciudad se prepara, según France Press, para recibir entre 7.000 y 10.000 manifestantes, con lo cual La Croisette se parecerá más todavía a Benidorm y La Manga (será cosa de la globalización, pero ahí están los mismos ancianos paseando, los mismos chiringuitos pero más limpios, los mismos caballitos que dan vueltas, el mismo tren chu-chu, las mismas macizas en patines y hasta la pareja en chanclas comiendo directamente del tupperware: sólo falta el olor a gofre y la paella D'or).

Esa relativa tranquilidad playera se mezclaba ayer con la angustia intermitente y con la fiebre Almodóvar: los periódicos, las revistas, las televisiones, no paran de nombrarlo y de dedicarle espacio; e incluso en la inmensa cola de las acreditaciones no se hablaba de otra cosa. Su película se estrena hoy en 380 salas francesas.

Para aumentar la ansiedad ambiental, todo el mundo parece saber ya que esta noche hay fiesta española en la playa del hotel Martínez (otro dato que avalaría el efecto Benidorm), una fiesta a lo Almodóvar y llena de sorpresas, aunque de momento sólo ha trascendido que Javier Cámara cantará el Quizás, quizás, quizás.

Pero eso sera sólo si la troupe sobrevive a su jornada-yincana: a las 10.30, pase para la prensa; a las 12.30, photo call; a las 13.00, rueda de prensa de hora y media con unas 1.500 plumillas; después, comida con los jefes del festival y demás autoridades; luego, un encuentro con la prensa española, breve siesta (también española), cita en la piscina del citado Martínez, limusinas varias, alfombra roja, fotos, pase oficial y fiesta española. A la espera de Cameron Díaz, Uma Thurman y Brad Pitt, y de lo que decidan hacer con nosotros los intermitentes; no parece mal plan para empezar.

Pedro Almodóvar, en Cannes
Pedro Almodóvar, en CannesREUTERS
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