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Reportaje:

El misterio de la herencia de Cela

La guerra entre los posibles herederos del Premio Nobel queda abierta por el hijo y su viuda

'Tenemos que hablar. Está el testamento'. Marina Castaño habló a Camilo José Cela Conde la tarde en la que éste se acercó a despedir los restos de su padre, el escritor Camilo José Cela, muerto el pasado día 17 en Madrid. Cerca estaba un académico y 10 minutos después llegó un abogado de la viuda. Lo que le dijo éste a Cela Conde es un misterio que provoca todo tipo de conjeturas sobre el legado personal del escritor que ganó el Premio Nobel en 1989. La guerra entre sus dos probables herederos principales, su viuda, Marina Castaño, y su hijo, fruto de su relación con Rosario Conde, está abierta.

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Existieron dos Celas. Uno vivió, creó y dijo un montón de exabruptos hasta finales de los ochenta. El otro apareció en 1989 tras renacer condecorado por un premio de gigante: el Nobel. El primero estuvo casado con Rosario Conde y tuvo un hijo, Camilo José Cela Conde. Vivían en Palma de Mallorca y pasaron juntos 45 años en los que el escritor se había consagrado plenamente como figura clave de las letras presumiendo entre otras cosas de no presentarse a premios literarios. El segundo apareció un buen día en brazos de Marina Castaño, una mujer 40 años más joven que él, y el escritor ganó 50 millones de pesetas por presentar una novela, La cruz de san Andrés, al Planeta. Al primer Cela se le honró con poca pompa. El segundo ganó, entre otros, premios de la relevancia del Cervantes o el Príncipe de Asturias.

El primero era un escritor hábil para los negocios. Creó una empresa familiar a través de la que se gestionaban sus derechos, Camilo José Cela Producciones; el segundo, mejor asesorado y con maneras casi de magnate, formó cinco empresas con su nueva mujer. Unas, como Palabras y Papeles, SL; Letra y Tinta, SL; Estudios Iceberg, SL; o Lengua y Literatura, AIE, se dedicaban y se dedican a gestionar todas las actividades y derechos del escritor y su esposa, que ejerce como periodista y también ha hecho sus pinitos literarios. Otras, como Salbos de la Sierra, se ocupaba de la gestión de establecimientos turísticos.

Legado personal

Casi todo su legado personal está en las sociedades en las que, en su mayoría, Marina Castaño, que también ha sido consejera de la Caja de Ahorros Provincial de Guadalajara, figura ahora como administradora única y probablemente accionista mayoritaria.

Cela Conde ha asegurado que luchará hasta el final por los derechos de su hija, Camila, que no llegó a hablar con su abuelo en vida. Legalmente es heredero forzoso y le corresponde su parte de la herencia, un tercio según el Código Civil. Cela Conde es también heredero de gran parte del legado que su padre dejó antes de su divorcio en 1991 con Rosario Conde, a quien quedó en pasar una pensión al mes de 800.000 pesetas, cantidad que las empresas de Cela y Castaño pleitearon para rebajar y que dejaron de pagar en gran parte con los años, según su hijo.

Otra de las cosas que, según la tradición nobiliaria, debe heredar su hijo es el título de marqués de Iria Flavia, otorgado por los reyes al escritor, y del que Marina Castaño puede hacer uso como marquesa viuda de Iria Flavia. Todo esto, siempre y cuando Cela no haya empleado otros supuestos legales contra su hijo para marginarle de la herencia.

Las dudas se resolverán cuando se lea el testamento del escritor y siempre que no exista una última versión hológrafa del mismo, firmada por el testador con expresión del año, mes y día en que se otorga y que es perfectamente válido, según la ley, siempre y cuando la persona depositaria del mismo lo presente al juzgado para protocolizarlo judicialmente.

Donde a Camilo José Cela Conde le será difícil hacer valer sus derechos es en la Fundación Camilo José Cela de la que era miembro perpetuo con su madre antes de ser excluido por expreso deseo del autor de La colmena. Allí está toda la obra del Premio Nobel, sus manuscritos, su biblioteca de 40.000 volúmenes, sus cuadros, pero no queda rastro de la vida de aquel primer escritor ni en los folletos. En uno de ellos, el día de su primera boda aparece una foto suya solo. Es como si una mano negra hubiese borrado también los rastros incómodos para siempre.

Estas informaciones han sido elaboradas por Andreu Manresa, Xosé Hermida y Jesús Ruiz Mantilla.

Marina Castaño y su hija, junto al féretro de Camilo José Cela. A la izquierda, Camilo José Cela Conde, el hijo del escritor.
Marina Castaño y su hija, junto al féretro de Camilo José Cela. A la izquierda, Camilo José Cela Conde, el hijo del escritor.ÓSCAR PARIS

Padre contra hijo y viceversa

'Los frecuentes e injustificados ataques privados y públicos que verbalmente dirige éste contra su padre, entrometiéndose en su vida'. Así fundamentó en papel sellado de juzgado Camilo José Cela Trulock -ya casado con Marina Castaño, en octubre de 1995- su acusación de 'ingratitud manifiesta' contra su único hijo Camilo José Cela Conde, causa que aquél perdió en primera instancia y desestimó.

Era un requerimiento por la vía civil para lograr por causa grave la devolución de la mitad de la propiedad de un obsequio que le hizo Cela a su hijo. Se trataba de un miró 'apuñalado' -valorado entre 150 y 200 millones de pesetas-, que Joan Miró pintó y regaló al escritor, y que fue creado para tapar un falso miró que el escritor rasgó a machete y zurció Charo Conde, su primera esposa y madre del demandado. Padre y madre donaron el óleo a su único hijo, en noviembre de 1990, al sellar su divorcio y reparto patrimonial.

Cela hijo manifestó, en octubre de 1994, que había maneras más dignas de ganarse la vida que presentándose al Premio Planeta tras haber sido galardonado con el Nobel. Pero sus declaraciones a la emisora Onda Cero fueron mal transcritas y tituladas por la agencia Servimedia y publicadas así en este diario.

Camilo José Cela, que había presumido años antes de presentar La cruz de san Andrés al premio, de que nunca en su vida se había visto obligado a pugnar por un galardón literario, se ofendió y lo hizo notar pese a que su hijo publicó al día siguiente una carta de rectificación.

El escritor rememoró al juez que su único descendiente, además, había interpuesto en 1994 una demanda contra la fundación CJC de Iria Flavia, para revocar su donación del manuscrito de La familia de Pascual Duarte, obra que ya había estado en litigio con el Gobierno de Cantabria, que conservaba el original en la Casona de Tudanca, centro cultural creado por el escritor José María de Cossío. No lo logró. Cela Conde quería que su hija Camila 'pudiera materializar un recuerdo de su abuelo', que aún hoy no tiene a sus 12 años. El Nobel entendió esta reclamación a la fundación 'como un desprecio a los (sus) deseos'.

El juez tampoco avaló el acto como vejatorio y, en los fundamentos de la sentencia, rechaza que Cela Conde cometiera agravios o delitos contra la persona, honor o bienes del donante, ni imputó delitos que dan lugar al procedimiento de 'revocación por causa de ingratitud', que pueden ser utilizados cuando se le niega 'indebidamente los alimentos', como reza el artículo 853 del Código Civil, o haber sido 'maltratado de obra o injuriado gravemente de palabra'.

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