El rock sube la temperatura

La segunda jornada del festival de Benicàssim transcurrió sin grandes sorpresas, escasos alardes artísticos y alegrías milimetradas. Para los amantes del pop destacó la actuación de Keane, mientras que los rockeros babearon con Dinosaur Jr. y los pop-rockeros, llamémosles centristas, se dejaban llevar por Lemonheads. Los más aventurados optaron por la electrónica bastarda de !!! o de Mouse On Mars, mientras que las almas lánguidas tuvieron en Xiu Xiu y en Richard Hawley sus reclamos.

Beniccàssim ofreció fórmulas para cada tipología. Sin que casi nadie destacase por encima de los demás en una jornada bastante plana, cada espectador tuvo una oferta a su medida. El único problema de este hipermercado musical es que las propuestas más canallas y nocturnas, léase Mouse On Mars o !!!, fueron programadas en horario de guardería, cuando comenzaba la noche, de manera que aunque ambas bandas llenaron sus escenarios y ofrecieron buenas actuaciones, no se produjeron las escenas de frenesí que se suelen provocar cuando la cena ya ha hecho efecto. Con todo y con eso, tras la actuación de !!!, unas bragas fucsias destacaban abandonadas contra el verde del césped en una declaración que no sabía cómo interpretarse.

Entretanto, Keane ya habían iniciado su concierto para sensibilidades cándidas y espíritus impresionables. Teniendo eso es cuando los gorjeos de Tom Chaplin calan hondo. Lo hicieron con especial efecto en la parroquia de inglesas. No debió resultar difícil, pues Tom dispone de una voz que de pequeño le debió colmar de parabienes y que de mayor ha mantenido atractivo, es romántica, tiene ese toque de sensibilidad de manual que tanto funciona en parte del mercado femenino. Como un querubín con mejillas Boticelli, Chaplin trinó frente al dúo de piano y batería. El éxito por la vía ramplona.

La noche continuó con tríos, e incluso el más lánguido de ellos, Lemonheads, tuvo más vitalidad que la mostrada por el pop-lavanda de Keane. No fue una gran actuación la de Evan Dando y su reunificado grupo, que sólo brilló de verdad en Confetti e It's a shame about Ray. Hubo un detalle que acabó de estropear la actuación, y es que la reunificación se vio sólo servía para mayor gloria de Dando, que atacó en solitario la parte final del concierto y los bises. Más equitativo estuvo J. Mascis con los otros dos Dinosaur Jr., con los que se volvía a reunir después de años de separación. La verdad es que Mascis, con esta pinta que ahora gasta de jefe comanche sobrealimentado, estuvo comedido y sólo destacó por cantar como una almeja. Eso y sus solos de guitarra rockeros, casi heavy, marcaron la pauta de una actuación que sin levantar la tapa de los sesos mostró energía y determinación rockera. Una fórmula más solvente que la mojigatería pop de canciones para los próximos tres minutos que suelen ser pauta en el FIB.

Con Xiu Xiu tapados en su preciosismo intimista por el bramido de los otros escenarios, Richard Hawley haciendo el melodrama y evocando a Edwin Collins y los nacionales Cycle besando el cielo de la popularidad, el día pasó al inventario. Como de costumbre, una vez abandonado el recinto continuó el espectáculo, pues el pequeño zoco que se monta en el pasillo que circunvala el área, frente al escenario central, es de película. Allí sisean la venta de mercancías que de ser legales serían pronunciadas con más claridad, se venden bebidas, pendientes y tabaco, allí hay un pequeño oasis gratis para los que no pueden o no quieren pagar la entrada. Allí acaban las noches del FIB, entre perros con pulgas, camellos sin fonemas y un hippy descalzo que se quejaba por haber pisado una colilla encendida.