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El futuro ya trabaja en Cibeles

Estudiantes de escuelas de diseño participan en la preparación de los desfiles durante la Madrid Fashion Week

Cuando entraron por primera vez en el backstage se emocionaron. Uno de sus sueños se había hecho realidad. Andrea Freire y Andrea Gómez relatan su primera experiencia en Cibeles sentadas en la parte trasera de la pasarela. Tienen unos pocos minutos de descanso, el tiempo en el que las modelos están en peluquería y maquillaje. Cuando las maniquíes salgan de esa sala se pondrán en las manos de estas estudiantes de diseño para que les coloquen los modelos que lucirán en el siguiente desfile.

Freire y Gómez son dos de la veintena de vestidoras que durante esta semana trabajan a un ritmo de vértigo en la Pasarela Cibeles. "Para colocar las prendas en cada modelo antes del desfile disponemos de unos 10 minutos, pero cuando hay que hacer un cambio de ropa durante el pase tenemos uno o dos minutos como mucho". El trato con las maniquíes es generalmente bueno, aseguran, aunque algunas son más fáciles de tratar que otras. Y luego están las que tienen diferentes manías. "Hay una de las chicas a la que no le gusta que le toquen los pies y se tiene que poner ella sola los zapatos, cuando normalmente somos nosotras las que lo hacemos porque hay prendas que apenas le permiten agacharse", explica Gómez.

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La oportunidad de trabajar, "aunque cobrando poco", en Cibeles les sirve para zambullirse en el mundo de la moda y vivirlo en primera persona. "Tenemos acceso a tejidos de gran calidad que de otra forma nunca tocaríamos y a diseños de alta costura que no están al alcance de muchos", reconoce Gómez. Junto a ellas también trabaja Libertad Suárez, que destaca la oportunidad que supone "ver de cerca una prendas novedosas, con patrones y telas diferentes". El mero hecho de estar en los vestuarios minutos antes de comenzar un desfile ya es una gran enseñanza, según explica Silvia Moreno, que, como Freire y Suárez, es estudiante del Instituto Europeo de Diseño. "Ves en primera línea cómo se trabaja, el ambiente que se respira", añade Moreno.

Sueños de futuro

Ella sueña con ser una gran diseñadora y presentar su próxima colección en Cibeles. Freire en cambio prefiere estar dentro del mundo de la moda pero, por ahora, no en primer plano. "Me gusta ayudar o hacer estilismos para las fotos", explica. Su amiga Andrea, que estudia en la Universidad Politécnica de Madrid, también tiene claro que en un futuro próximo no se ve como "una superdiseñadora", aunque ya ha colaborado con profesionales reconocidos del sector como Andrés Sardá o Alma Aguilar. A ellos les echaba una mano "con los complementos o mirando maquillajes".

Una de las estudiantes que colabora ahora con Alma Aguilar es Isabel Núñez, que este curso acaba su formación en la escuela de diseño ESNE de Madrid. Se ocupa de la parte de publicidad y relaciones públicas de la firma, aunque en noviembre cambiará de empresa y pasará a colaborar en el taller de diseño de Kina Fernández. "Quería conocer todos los departamentos para estar preparada cuando cree mi propia marca", reconoce Núñez, que sueña con ver su colección sobre la pasarela.

La que también colabora solo con una firma es María Baraza. En su caso se encarga de hacer realidad los sombreros que salen de la mente de Ágatha Ruiz de la Prada. En esta edición de Cibeles son 57 a los que ella les da su "toque", aunque siempre bajo la supervisión de la diseñadora. Trabajar, en su caso por primera vez, en Cibeles es para esta estudiante de la escuela IADE "lo más importante" que ha tenido su vida. Aquí, además de aprender tiene la posibilidad de darse a conocer y "de hacer contactos" que le serán de gran ayuda para cumplir lo que sueña: "diseñar una colección completa de los pies a la cabeza".

Dos modelos se preparan para salir a la pasarela en esta edición de la Cibeles Madrid Fashion Week.
Dos modelos se preparan para salir a la pasarela en esta edición de la Cibeles Madrid Fashion Week.GETTY
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