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Málaga compra un cuaderno de bocetos de 'Las Señoritas de Avignon'

El Ayuntamiento paga por la libreta 2,7 millones de euros a Marina Picasso, nieta del artista

El cuaderno preparatorio número 7 de Las Señoritas de Avignon de Picasso ya pertenece a Málaga, después de que su alcalde, Francisco de la Torre, formalizara hoy en Ginebra su compra por 2,7 millones de euros, pagados a Jan Krugier-Ditesheim, representante de la colección de la nieta del artista Marina Picasso, hija del mayor de los hijos de Picasso, Paul, y de Emilienne Lotte. Se trata de una libreta con 84 dibujos hechos en tinta china, lápiz grafito y gouache rojo.

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Ambos han firmado el contrato de compraventa de uno de los 16 cuadernos en que, hace 99 años, Picasso trazó los bocetos preparatorios para lo que más tarde se convertiría en uno de los cuadros más conocidos del siglo XX. El Ayuntamiento de Málaga entregará el cuaderno a la Fundación Picasso para que sea expuesto en la casa natal del pintor, donde cumplirán cien años, al igual que el cuadro con que Picasso inauguró la historia del cubismo. El original de Picasso llegará a Málaga en los próximos días, transportado por una empresa especializada, de acuerdo con las normas de seguridad que se adoptan para custodiar este tipo de obras de arte.

Mientras tanto, el cuaderno número 7 se encuentra en el puerto franco de Ginebra. Este cuaderno, fechado en 1907, contiene 60 hojas de papel rayado blanco con 84 dibujos y una cubierta impresa con toques a la plumilla y a lápiz con el dibujo de un águila. Serán los primeros dibujos originales de Picasso de ese año que habrá en España. Los planes son preparar una exposición que podría estar lista para el último trimestre de este año, coincidiendo con el 125 aniversario del nacimiento de artista, según la directora de la Fundación Picasso, Mariluz Reguero. A partir de entonces, los dibujos se convertirán en las obras más preciadas de las exhibidas en la casa malagueña del artista, ya que el resto son todas seriadas.

Especial por su dinamismo

Los dibujos están hechos en tinta china, lápiz grafito y gouache rojo sobre papel rayado blanco de 22 por 11,6 centímetros cada uno, que formaban una libreta que ahora ya está deshojada para poder exhibir las obras. Además de los cuadernos, Picasso hizo un óleo y una acuarela antes de pintar el cuadro, realizado durante los meses de junio y julio de 1907. Casi todos los dibujos de esta escena de burdel están hechos en vertical.

Este álbum se considera especial por el dinamismo de los bocetos femeninos, la rapidez gestual, el formalismo negro, los bodegones, el estudio de la mujer sentada a la izquierda, las pirámides masculinas de clara influencia catalana y la similitud del movimiento del cuerpo y la posición con el otro cuadro emblemático de Picasso, el Desnudo con paño del Museo del Ermitage de San Petersburgo.

Con Las Señoritas de Avignon, pintado en tonos ocreos y rojizos al comienzo de la llamada Época Negra del artista, Picasso rompe con la tradición realista, ignora los cánones de profundidad espacial y acaba con el ideal del cuerpo femenino, reducida a un conjunto de planos angulares sin fondo ni perspectiva, en el que las formas están marcadas por líneas claro-oscuras. En estas mujeres se puede rastrear la influencia de El Greco, del arte africano, de los frescos medievales, de las primitivas esculturas ibéricas y de las pinturas egipcias.

El cuaderno pasará a formar parte de la Fundación Casa Natal en el 125 aniversario del nacimiento de Picasso.
El cuaderno pasará a formar parte de la Fundación Casa Natal en el 125 aniversario del nacimiento de Picasso.EFE

Las prostitutas de la calle Avinyó

El nombre de este cuadro es la historia de una confusión. Picasso no ponía casi nunca título a sus cuadros hasta bien pasado el tiempo, a veces hasta dos años después. En el caso de esta obra ocurrió lo mismo: cuando Picasso se la mostró a sus amigos no tenía nombre. No hay datos fidedignos y escritos sobre esta cuestión, pero se cree que su amigo Apollinaire le dio el título de El burdel filosófico y después André Salmon lo llamó Les demoiselles d'Avinyó, una calle de Barcelona en la que había prostíbulos.

En Francia nadie conocía la calle y pronto empezó a confundirse, por su similar pronunciación, el nombre de Avinyó con la ciudad francesa de Avignon. Cuando el cuadro fue expuesto por primera vez, en 1916, lo hizo con título Les demoiselles d'Avignon y así ha llegado hasta hoy. Trascurridos ocho años de su primera exhibición en la Galerie d'antin de París, Picasso lo vendió a Jacques Doucet por un precio no muy elevado. El cuadro fue comprado después por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, donde es una de sus piezas más preciadas.

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