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Sonora pitada a Enrique Iglesias en su concierto de Santander

El cantante, que congregó a 30.000 personas, enoja al público al marcharse de forma intempestiva

El cantante Enrique Iglesias, en un momento del concierto que ofreció anoche en Santander, dentro su gira 'Love Sex'.Vídeo: PEDRO PUENTE HOYOS (EFE)
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Enrique Iglesias llenó la noche del sábado los campos de sport de El Sardinero en Santander, en un concierto, la única parada de su gira dentro su gira Love Sex en España (y en Europa), que congregó a 30.000 personas pero que acabó con una sonora pitada de todo el estadio. El público protestó por su marcha intempestiva y sin despedirse. Ya es trending topic en Twitter, donde los comentarios hacia el cantante son muy negativos.

"Estará afónico Enrique Iglesias de todo lo que ha cantado. Y se va sin despedirse", comenta en esta red un asistente al recital. "Desde hoy somos fans de Enrique Iglesias. Nadie ha hecho más por acabar con la música de mierda en Santander", comenta otro. También son muchos los que reprochan a los asistentes que se quejen. "¿Qué esperabais? A Plácido Domingo?", replican. El artista, ajeno a la polémica, ha tuiteado: "Gracias por una noche mágica Santander".

Iglesias, que al final del concierto reconoció sentirse "nervioso" por cantar en España y que pidió disculpas al público por ello, comenzó el concierto saliendo de la mitad de los campos de sport por una pasarela con cinta transportadora, y al ritmo de su último sencillo y uno de los grandes éxitos del verano, Súbeme la radio. Tras la canción, que levantó de sus asientos a todo el campo de fútbol, continuó con Freak, melodía acompañada de fuegos pirotécnicos propios de un gran espectáculo musical, que fue lo que nunca perdió Enrique Iglesias sobre el escenario.

Una gran pantalla de cientos de metros cuadrados, en la que se proyectaba la imagen del artista por la escena y distintos juegos de color, cerraba el escenario, sobre el que Enrique Iglesias estaba acompañado por siete músicos y dos cantantes femeninas en los coros. El espectáculo contaba con 1.200.000 vatios de iluminación y 400.000 de sonido. En el montaje participaron 250 operarios y otras 250 personas se encargaban de las labores de producción.

El concierto del artista, que ha vendido más de 150 millones de discos en sus 22 años de carrera, era una de las principales citas del Año Jubilar Lebaniego, tras la presencia del francés Jean-Michel Jarre con el que se abrió en abril este acontecimiento religioso y cultural que tiene como epicentro el monasterio de Santo Toribio de Liébana, uno de los cinco lugares santos de la cristiandad.

El artista, vestido de negro y con una gorra gris, prosiguió con I like how it feels, Duele y Bailamos, durante la que el público comenzó a sacar sus móviles para recordar esos momentos del concierto. Bailamos sonó dos veces, tras un bis del cantante, sobre el escenario que ocupaba toda la parte norte del campo de El Sardinero, y llegó el momento más emotivo de la noche con Loco, para cuya interpretación Enrique Iglesias se trasladó a una plataforma situada en el centro del estadio con sus músicos. El intérprete tuvo varios guiños hacia el público, acercándose a los fans situados más cerca del escenario en varias ocasiones, lo que hizo que pudieran tocarle e incluso agarrarse a sus manos y su cintura.

El perdedor, Cuando, Be with you, Tired, Escape y Tonigh fueron las siguientes canciones interpretadas por Iglesias, que volvió en otras dos ocasiones a la pasarela central, en la que interpretó, casi al final de su actuación, antes de cantar Bailando, que coreó todo el estadio con las manos en alto. I like it fue la última canción que dio a su público el artista madrileño, con globos lanzados entre la gente con las letras ei y con confetti, humo y ráfagas de pirotecnia que llenaron todo el escenario.

Enrique Iglesias abandonó las tablas y la luz se hizo en El Sardinero, con todo el público esperando a otras conocidas canciones del artista como Experiencia religiosa o Súbeme de nuevo. Pero Enrique Iglesias no volvía al escenario y eso comenzó a provocar cuchicheos e indignación entre los miles de seguidores que comenzaron a pitar la ausencia del intérprete.

Muchos empezaron a criticar su actuación e, incluso, en parte de los campos de sport de El Sardinero se comenzó a ver a gente levantando sus manos y diciendo "Manos arriba, esto es un atraco" o "fuera, fuera". Los minutos pasaban y los responsables de producción comenzaron a desmontar el escenario, mientras la gente miraba atónita que Enrique Iglesias se hubiera ido sin despedirse ni siquiera presentar a los que le acompañaban.

El público comenzó a abandonar los campos de sport de El Sardinero, justo 90 minutos después de que el cantante iniciara su actuación, y entre comentarios —nada buenos para Iglesias— la gente fue saliendo escalonadamente, quejándose de cómo había finalizado este único concierto del intérprete en España. 

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