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Crítica | Cita a ciegas con la vida
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El meloso cine motivacional

Un trabajo alimentado de forzada simpatía, espíritu blandengue, un puñado de chistes malos sobre ciegos y aspecto de telefilme de fin de semana

Javier Ocaña
Johann von Bülow y Kostja Ullmann (derecha), en 'Cita a ciegas con la vida'.
Johann von Bülow y Kostja Ullmann (derecha), en 'Cita a ciegas con la vida'.

CITA A CIEGAS CON LA VIDA

Dirección: Marc Rothemund.

Intérpretes: Kostjia Ullmann, Jacob Matschenz, Anna Maria Mühe, Nilam Farook.

Género: comedia. Alemania, 2017.

Duración: 111 minutos.

Si hubiera que elegir dos subgéneros del cine de hoy en día que pueden resultar particularmente cargantes a los no adictos en la materia, y que sin embargo gocen de cierto predicamento comercial, este crítico se quedaría con el gastronómico y el de las películas inspiradoras de autoayuda. Dos asuntos en principio distintos y distantes, que suelen converger en un mismo problema: la dudosa verdad del fondo y el aspecto melindroso de la forma.

Una premisa que se confirma en Cita a ciegas con la vida, producción alemana que además tiene doble mérito, pues atrapa la doble vertiente con la historia real de Saliya Kahawatte, empresario alemán que, pese a quedarse casi ciego siendo muy joven, llegó a hacer carrera en los hoteles de lujo partiendo desde cero, y ocultando su discapacidad en sus primeros pasos en el negocio. Un trabajo alimentado de forzada simpatía, espíritu blandengue, cansinos estereotipos, un puñado de chistes malos sobre ciegos y un aspecto de telefilme de saldo para el fin de semana.

Que al frente de de la película esté Marc Rothemund, director que hace poco más de una década se dio a conocer internacionalmente con la, esta sí, inspiradora Sophie Schöll, el relato del grupo de la Rosa Blanca, los jóvenes universitarios alemanes que se atrevieron a enfrentarse al nazismo desde la resistencia no violenta, no hace más que aumentar la desazón. Desde entonces, Rothemund no es que haya pasado de los grandes temas a los pequeños, pues esa divergencia, de por sí, no existe, ya que siempre dependerá del tratamiento. Pero sí ha transitado desde las aspiraciones de profundidad a un descorazonador gato por liebre tan contemporáneo como el marketing personal.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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