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‘Twin Peaks’, la serie que puso la televisión del revés

David Lynch revolucionó la ficción por capítulos con 'Twin Peaks', que regresa 27 años después de su estreno

Natalia Marcos

Detrás de la cortina roja hay un enano que baila y habla al revés. Una señora lleva en brazos un tronco que asegura que tiene las respuestas a todos los secretos. Otra mujer pasa de estar obsesionada con las cortinas de su casa a creer que es una adolescente y tener una fuerza descomunal. Pero, madre mía, qué buena está la tarta de cerezas de este pueblo.

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Hace 27 años, en marzo de 1990, arrancaba en Estados Unidos Twin Peaks. Y puso la televisión patas arriba. Pocos estaban preparados para lo que venía. Ni siquiera la cadena que la emitió en Estados Unidos, ABC. Con el asesinato de Laura Palmer como excusa, el director David Lynch y el guionista Mark Frost condujeron a los espectadores a través de una historia inquietante, a ratos surrealista e, incluso, delirante que se convirtió en todo un fenómeno que pasó la pantalla y que arrancaba con la llegada del agente Dale Cooper a Twin Peaks para investigar la muerte de la popular chica. A pesar de su casi inquebrantable optimismo, descubría que el mal puede habitar también en un tranquilo pueblo de excéntricos habitantes.

"Nunca se había visto en prime time en una cadena en abierto nada como esto". La frase de la crítica de The New York Times publicada en 1990 refleja lo que significó Twin Peaks en una televisión acostumbrada a historias lineales en las que, si el espectador se encontraba un asesinato al comienzo, sabía que tendría la resolución del misterio al final. "Twin Peaks señala el año cero de la nueva televisión", dice Enric Ros, uno de los autores del libro Regreso a Twin Peaks (Errata Naturae). "Cogió a la audiencia un poco fuera de juego en el sentido de que gran parte de los espectadores pensaban ver un policial y se encontraron con un producto de autor que exigía de un compromiso por parte del espectador y dejarse llevar hacia esos extraños mundos lyncheanos", añade Raquel Cristóstomo, que también participa en el volumen dedicado a la serie que ahora regresa.

Porque en una de las últimas secuencias de la segunda y, hasta ahora, última temporada de la ficción, Laura Palmer prometía al agente Cooper volver a verle dentro de 25 años. La profecía se hace realidad con un poco de retraso con una nueva entrega dividida en 18 partes (llamarlos capítulos quizá es demasiado aventurado tratándose de David Lynch) que arranca en la madrugada del 21 al 22 de mayo (04.00) con la emisión de un doble episodio en Movistar Series Xtra. Además, ese mismo día estarán disponibles los cuatro primeros episodios bajo demanda en Movistar +.

Lynch vuelve a la televisión rodeado de buena parte del elenco original de la serie e incorporaciones como Laura Dern, Naomi Watts, Ashley Judd, Tim Roth o Jeremy Davies. Y lo hace con total libertad, aquella que no tuvo en 1990 cuando la cadena ABC le obligó a resolver el asesinato que tenía en vilo a medio mundo. "En cuanto una serie obtiene una sensación de cierre, te da una excusa para olvidar que has visto esa maldita cosa", decía el director en Los Ángeles Times en 1990. Pero eso no lo sabían todos los espectadores que esperaban conocer el nombre del asesino de Laura Palmer al final de la primera temporada y que colapsaron la centralita de Telecinco, la cadena que la emitió en España en lo que fue todo un éxito de audiencia para el recién nacido canal. "Nos han llamado de todo", aseguraba a EL PAÍS en 1990 Manuel Villanueva, entonces jefe de programación del canal. Los espectadores no podían entender que se hubiera anunciado el desenlace y que la cosa acabase así. Eso sí, Telecinco, que emitió la primera temporada en dos semanas, logró su récord de audiencia con el final, que reunió a 3,3 millones de espectadores en Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla.

Además de aquella ira y de una segunda temporada que, tras resolver el asesinato, cayó en picado en espectadores, Twin Peaks dejó para la posteridad una herencia de la que ha bebido buena parte de la televisión posterior. "Su influencia se nota especialmente en la creación de personajes que no son prístinos y cristalinos, ni héroes campbellianos, sino llenos de dobleces y significados ocultos", dice Crisóstomo. Entre los herederos directos figuran nombres como los de David Chase, creador de Los Soprano, Damon Lindelof, uno de los nombres detrás de Perdidos y The Leftovers, o Matthew Weiner, responsable de Mad Men, que asegura que con Twin Peaks fue consciente de lo que era posible hacer en televisión.

Toda serie que gira en torno a la investigación del asesinato de una mujer joven, que está centrada en un pueblo con excéntricos habitantes, que da importancia a los sueños o al subconsciente, que da tanta importancia a qué se cuenta como a cómo se cuenta, y que se entiende a sí misma como un puzle que alimenta la especulación de los fans, bebe de la herencia de Twin Peaks irremediablemente y su combinación de investigación, culebrón, comedia negra e incluso serie de terror, todo llevado al extremo y desde el particular ángulo de Lynch.

Incluso fue precursora, en muchos aspectos, del fenómeno fan que algunas series logran crear alrededor de ellas. Elena Neira, autora del libro La otra pantalla (UOC), cree que "una de las grandes aportaciones de Twin Peaks a la televisión moderna es la toma de conciencia, por parte de la industria, del activo que representa el apoyo de los fans a la hora de conseguir que un programa tenga verdadero impacto cultural y éxito en su periplo por la pantalla". La serie que protagoniza Kyle MacLachlan fue revolucionaria en la forma de relacionarse con sus seguidores, apostando por el transmedia cuando todavía nadie usaba esa palabra con la publicación de libros que ampliaban el universo narrativo de la serie o promoviendo quedadas para comentar los misterios y, en definitiva, siendo "el programa del que tenías que estar al tanto si no querías parecer un imbécil", como dice Elena Neira, que también recuerda cómo los fans crearon COOP, siglas de Citizens Opposing the Offing of Peaks (ciudadanos contrarios al cese de Peaks), para presionar a la cadena y evitar la cancelación de su serie favorita.

Sus logros, sus revoluciones y también sus imperfecciones la convirtieron en la serie de culto que es. "Su cancelación fue un fracaso glorioso", dice Enric Ros. Para muchos, Twin Peaks se estiró más de la cuenta. Pero eso no quita para que la expectación que ha generado su regreso sea enorme ante el misterio de lo que se encontrará el espectador ahora en una entrega de la que casi nada se sabe. "Espero que Lynch no apele a la nostalgia, que nos sorprenda con más experimentación, que nos obligue a repensar su imaginario, que nos desconcierte, que enfurezca a los que esperan que sea exactamente como el original", dice Ros. "Lo mejor que nos puede pasar es que la nueva Twin Peaks no se parezca en nada a lo que podíamos esperar".

La pequeña pantalla entonces y ahora

Twin Peaks regresa a una televisión que ayudó a cambiar. Es el mundo después de Los Soprano, Perdidos o Breaking Bad, en el que The Leftovers, Legión o Mr. Robot no ocultan sus deudas con la ficción de David Lynch. La televisión en 1990 era muy diferente. Los Simpson acababa de estrenarse en Fox. Las cadenas de cable empezaban a probar la producción de ficción propia. Entre las series más vistas en Estados Unidos aquel año estaban Roseanne, El show de Bill Cosby, Cheers, Las chicas de oro y Aquellos maravillosos años. Cerca de 35 millones de estadounidenses vieron en directo el capítulo piloto de Twin Peaks. Pero su segunda temporada cayó estrepitosamente hasta ser una de las ficciones menos vistas de todos los canales.

Mientras, en España, Telecinco se apuntó con Twin Peaks y Sensación de vivir a la emisión de series internacionales en una cadena que apostaba sobre todo por el entretenimiento, con programas de humor, variedades y concursos. Ahora, tanto en Estados Unidos como en España, Twin Peaks se verá en la televisión de pago (en Showtime y en Movistar +). Las cosas han cambiado y la televisión, también.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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