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Víctor Gaviria: “En Colombia no hay que escarbar mucho para encontrar a los animales”

El cineasta colombiano estrena ‘La mujer del animal”, una película sobre el maltrato machista

Ana Marcos
El cineasta Víctor Gaviria dirige una secuencia de 'La mujer del animal'.
El cineasta Víctor Gaviria dirige una secuencia de 'La mujer del animal'.

La mujer del animal es una historia de maltrato descarnado. Y es también un retrato social: el de la indiferencia de los que han perdido la capacidad de quejarse, aunque convivan con el mal. El cineasta colombiano Víctor Gaviria ha tardado más de una década en volver a construir una película sobre la exclusión, la pobreza extrema. O en sus palabras: “Sobre los que viven del otro lado y hacen de la necesidad su día a día”. En ese otro lado de Colombia los hombres creen que pueden robar, violar y maltratar mujeres, como si fuera uno de sus derechos naturales. Y ellas no solo sobreviven a sus verdugos, los animales, también luchan para que alguien crea que, además de raptarlas físicamente, se llevaron su voluntad y su dignidad por el camino.

Víctor Gaviria conoció a Margarita en 2006 en una de esas visitas constantes que hace a los barrios más pobres de su ciudad, Medellín. La joven, residente en una comuna de las laderas de la capital de Antioquia, construidas con chapa y ladrillo, le contó cómo durante siete años sufrió las vejaciones de Aníbal, al que todos conocían en el barrio como el Animal. Y cómo nadie nunca le ayudó. Como en La vendedora de rosas (1998) y en Sumas y restas (2004), la realidad le entregó una nueva película.

“El Animal era un tipo grande, siempre bien vestido, elegante, al que todos tenían miedo”, explica el director. Durante un tiempo, con esta imagen en la cabeza, se empeñó en construir un guion que tratara de explicar quién era este hombre tan malo. Por qué se comportaba así. Una obsesión que sus amigos contribuyeron a reforzar. “Me encontré con el rechazo de todos ellos, me decían que cómo iba a hacer una película de una estúpida que nunca se rebela”. Tras un año de dudas y problemas con el primer coproductor de la película, Gaviria encontró el apoyo que necesitaba en una amiga psicóloga. “Me dijo una frase que me ayudó a seguir adelante con el proyecto: ‘El mal que hay detrás del maltrato de género es radical”. No solo empezó a entender que tenía que escribir la historia de esa niña, sino que se convenció, en contra de todos, de que su protagonista se opuso al mal: “Es la idea de la virgen que pisotea a la serpiente”.

Con nueva financiación en el bolsillo, el cineasta comenzó lo que denomina “la odisea”: el proceso de casting. Gaviria solo trabaja con actores naturales, es decir, con los habitantes de esos barrios de donde surgen sus películas. Natalia Polo, auxiliar de enfermería, fue a la primera audición en 2009 para optar al papel de Amparo, la actriz principal. “Luego me desentendí”, dice la joven. Cuatro años después, la intuición del director hizo el resto. “Vi una sensibilidad en ella que muchas mujeres que han vivido la historia de mi protagonista ya no tienen”, dice. Tito Gómez, conductor de autobuses, se enteró de que buscaban un Animal a través de unos amigos raperos. En su mirada está el reflejo de alguien que, como él mismo dice, “se la rebusca para vivir”. Gaviria vio en sus ojos a esos colombianos que no distinguen del todo el bien del mal porque en su lado del mundo hay que aceptar otro tipo de moral. “En Colombia no hay que escarbar mucho para encontrar a los animales”.

Al director solo le faltaba un personaje: el barrio. “En un segundo encuentro con Margarita descubrí que había otro problema en la historia, el de los testigos, la comunidad que no protesta”, explica. Son los que callan y justifican el maltrato, y los que solo levantan la voz para celebrar el final de la pesadilla. “Muchos espectadores me dicen que salen con cierto malestar por darse cuenta de que ellos tampoco dicen nada. La película señala al colombiano como tal”. No solo el público que, a partir del 9 de marzo podrá ir a las salas, se siente perturbado, los propios actores se pusieron delante de un espejo sin saberlo. “El día que la vimos por primera vez todos juntos, empezaron riéndose porque nunca se habían visto en la pantalla”, relata el director. “Pero en el momento en que él se la roba y comienza el maltrato, se quedaron callados”. Cuando terminó la proyección solo dijeron una frase: 'Esta película es muy seria”.

La mujer del animal pone en un primer plano esas historias que Gaviria se había encontrado siempre de fondo. “Tenía que coger este fracaso, esta pesadilla y visibilizar la realidad de estas mujeres olvidadas porque son humildes. Ellas son muy valiosas, muy dignas”. La película se estrena en España la semana que viene dentro del Festival de Málaga.

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Sobre la firma

Ana Marcos
Redactora de Cultura, encargada de los temas de Arte. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue parte del equipo que fundó Verne. Ha sido corresponsal en Colombia y ha seguido los pasos de Unidas Podemos en la sección de Nacional. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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