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Picasso, desde la cuna

Un intercambio de préstamos reorganiza el contenido del museo dedicado al artista en Málaga

Carmen Morán Breña
'Las tres gracias', de Picasso.
'Las tres gracias', de Picasso.

El Museo Picasso de Málaga inaugura el 13 de marzo otra etapa: las 11 salas lucirán 166 nuevas obras del artista universal que ha prestado la fundación de Almine y Bernard Ruiz- Picasso (FABA). A cambio retiran 38 del préstamo inicial de 48 con las que el museo abrió sus puertas en octubre de 2003. Permanece, además, la colección de 233 cuadros y esculturas.

En su despacho, el director artístico del museo, José Lebrero (Barcelona, 1954), no quiere mencionar ninguna obra de la que le duela especialmente despedirse, prefiere mirar hacia adelante: “Lo que llega es más variado, muestra al artista interesado en varios soportes, grabados, cerámica, collages, dibujos. A través de esas piezas se podrá apreciar cómo Picassotransitaba de una cosa a la otra. Y el público descubrirá que no siempre las obras grandes son las mejores, que también lo pequeñito puede ser fantástico”, asegura.

Pero entre aquello que se colgará en el palacio de Buenavista, Lebrero destaca un óleo y carboncillo sobre lienzo de generosas dimensiones (200 x 150), Las tres gracias, de aire clásico, teatral, en blanco y negro, nada que ver con el Picasso cubista, por ejemplo.

El objetivo de esta nueva fase museográfica es ordenar la colección de forma cronológica, de modo que se pueda buscar a Picasso (Málaga, 1881, Mougins, 1973), rastrear su vida, las influencias que fue recibiendo y cómo todo ello iba cambiando su pincel, sus intereses artísticos. “Y cómo el tiempo le influyó a él”. Estará el artista que deformaba las imágenes, al que apoyaban los alemanes sin que sus poliedros tuvieran entonces mucho predicamento entre los franceses. Pero también el que bordaba los oleos al gusto tradicional cuando era pequeño, muchos Picassos.

Igual que Bilbao comenzó a pensarse distinto cuando se fletó el Guggenheim, Málaga no volvió a ser la misma después de abrir las puertas más nobles de su centro histórico al ilustre paisano, que el año pasado recibió medio millón de visitas. La ciudad ha crecido en belleza y en cultura y otros museos se han asentado allí aprovechando el tirón de la Costa del Sol, millones de turistas, pero también el imán del Museo Picasso.

Pero Lebrero sabe que arte como en cualquier otra cosa, la vida a veces da un revés y las cifras se vuelven en contra, la moda marca otros caminos a los viajeros y quizá este es el mejor año para renovar la piel del palacio de Buenavista, un año en el que Picasso va a sonar con fuerza en el 25 aniversario del Guernica en el Reina Sofía y por la alianza de los museos Picasso del mundo (París, Barcelona…) que ensayarán fórmulas para acercarse de nuevo al genio malagueño. “Es un momento interesante, además, Bernard Ruiz-Picasso y la consejera de Cultura, Rosa Aguilar, así lo habían sugerido.

La búsqueda histórica y personal de Picasso también tendrá su fase académica, en virtud a un acuerdo con universidades que investigarán sobre ello y plantearán nuevas perspectivas. Se trata de desnudar, una vez más, al artista, quizá el más famoso pintor del mundo, que “trascendía lo estético para ir a lo mítico, lo simbólico, lo glamuroso, lo ideológico” y para preguntarse, también una vez más, “¿por qué sigue siendo un referente?”.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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