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Anatomía de un error de Oscar

En un cierre tan delirante como histórico, el premio a mejor película pasa de ‘La La Land’ a ‘Moonlight’ por culpa de un sobre equivocado

Los equipos de las películas 'La La Land' y 'Moonlight', en el escenario tras anunciarse que la película ganadora no es el musical del director Damien Chazelle, sino el drama dirigido por Barry Jenkins. En el centro de la imagen, Warren Beatty, con el sobre en la mano.
Los equipos de las películas 'La La Land' y 'Moonlight', en el escenario tras anunciarse que la película ganadora no es el musical del director Damien Chazelle, sino el drama dirigido por Barry Jenkins. En el centro de la imagen, Warren Beatty, con el sobre en la mano.MARK RALSTON (AFP)
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“Los premios van y vienen, y eso no le resta nada a nuestro trabajo”, asegura el productor Jordan Horowitz, minutos después de salvar la 89ª edición de los Oscar aclarando que Moonlight ganó y no La La Land, la película que él produjo y llegó como favorita el domingo al teatro Dolby. Un final épico para una gala que empezó con aire de Grammy, continuó entregando sin demasiada emoción ni polémica unos premios bastante cantados e intentó engatusar a su audiencia no con la excelencia de sus estrellas sino con la reacción de la gente de la calle al verlas (un autobús de turistas fueron inesperadamente invitados a la ceremonia). No es de extrañar que los primeros datos de audiencia televisiva muestren un bajón para los Oscar. Su presentador, Jimmy Kimmel, ya encabezó los Emmy con peor audiencia en la pequeña pantalla de la historia.

Si de algo ha servido la 89ª edición de los mayores galardones del cine es para enseñar a una nueva generación quién es Warren Beatty. Y para crear el Oscargate. El actor, director y productor —galán por excelencia del Hollywood dorado y rebelde— de 79 años ha quedado retratado por esta ceremonia como un presentador balbuceante: él abrió un sobre donde se leía “Emma Stone La La Land”, como final a la frase “Y el Oscar a la mejor película es para...”. Tras segundos de duda, y de búsqueda de un segundo tarjetón dentro del envoltorio rojo, Beatty decidió pasarle el problema a su compañera de reparto en Boonie and Clyde, Faye Dunaway, que tiró por la tangente y soltó un La La Land. Carreras de alegría, subida de todo el equipo al escenario y los tres productores agradecen el premio. Cuando el segundo de ellos hablaba ante la platea, los regidores salieron con los sobres correctos y avisaron al equipo de Moonlight. En un momento de tristeza delirante, el productor Fred Berger daba las gracias por un premio que ya sabía que no había ganado. Horowitz le paró, y pidió a sus “amigos de Moonlight” que recogieran el Oscar. “No es una broma”, exclamó, mientras Warren Beatty contaba qué había pasado: no le habían entregado el sobre correcto. Al fondo, escondido entre el tumulto, el realizador Damien Chazelle mostraba en su rostro una frustración infinita. Y eso que poco antes se había convertido, a sus 32 años, en el director más joven en ganar el Oscar de su categoría. Así se completaba el momento más delirante de la historia de los premios de la Academia de Hollywood.

Horas más tarde, la consultora PricewaterhouseCoopers (PwC) asumió toda la responsabilidad de este incidente, disculpándose con ganadores, perdedores, la Academia y, por supuesto, Beatty y Dunaway. “Estamos investigando cómo ocurrió”, dijeron en un comunicado. Brian Cullinan y Martha L. Ruiz, sus contables representantes en la ceremonia, estaban situados a cada lado del escenario con sendos juegos completos de sobres y la lista de los ganadores memorizada. Por ahora, la teoría imperante es que Beatty y Dunaway entraron por el lado equivocado donde les dieron el sobre que no correspondía.

Voto preferencial

Qué pasó con los sobres no es la única preocupación de la Academia aunque será por lo que se recordará esta gala. Los votantes sorprendieron un año más en su elección a mejor película. Si bien La La Land ganó por número de estatuillas, seis, la pequeña e intimista Moonlight, con un presupuesto de cuatro millones de euros, parecido a lo que cuesta construir el escenario de la ceremonia de los Oscar, se llevó el gato al agua con tres estatuillas: actor de reparto (Mahershala Ali, primer intérprete musulmán con estatuilla), guion adaptado y película (es el primer largometraje de temática gay en ganar el máximo premio). Un año más el voto preferencial con el que los académicos escogen el gran Oscar hizo de las suyas. Por esa elección, por porcentaje, cada vez es más común que el premio a mejor dirección no coincida con el de mejor película.

El Oscargate no fue el único hito: por primera vez, una serie de televisión (estrenada en cine con 467 minutos) ganó una estatuilla: O. J.: made in America ganó el premio al mejor documental; por primera vez cinco cineastas negros se van a dormir con el Oscar en una misma edición (y Viola Davis es la primera intérprete afroamericana con Emmy, Tony y Oscar). Por contra, otra vez un cortometrajista español (Juanjo Giménez con su Timecode) volvió sin premio. Y van...

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