_
_
_
_
_

Los mil mundos

Entrar a un museo es poner los pies en otro universo. Proponemos aquí siete realidades a las que viajar

Tres estudios de figuras sobre camas. © The Estate of Francis Bacon
Tres estudios de figuras sobre camas. © The Estate of Francis BaconBildpunkt AG, Münchenstein (Esther Grether Family Collection)

Los museos y las galerías de arte son otros mundos a los que se llega con solo cruzar una puerta. Aquellos que hayan creado quienes habiten sus paredes en ese momento; es vivir otra vida, otro tiempo, otro cuerpo. Es ser el que dibuja, el que pinta, el que esculpe; y es ser lo dibujado, lo pintado, lo esculpido. Desde Clara Peeters hasta una retrospectiva sobre el discurso de la década de los 80... Aquí, algunos de esos universos.

La comida está en la mesa

'Mesa con mantel, salero, taza dorada, pastel, jarra, plato de porcelana con aceitunas y aves asada', de Clara Peeters
'Mesa con mantel, salero, taza dorada, pastel, jarra, plato de porcelana con aceitunas y aves asada', de Clara Peeters Museo Nacional del Prado

Las mesas están puestas en el Museo del Prado, listas para que los comensales-visitantes disfruten del banquete. En el menú: queso gouda, aves, rosquillas, gambas y pescado, lo que no era habitual en los bodegones del siglo XVII. Es posible que la autora de estos óleos fuera la primera en introducir estos elementos en las naturalezas muertas. 

Pero Clara Peeters no es solo pionera por eso: es la primera mujer a la que se le dedica una muestra monográfica en el Prado. Casi 200 años de historia de esta institución para que una artista protagonice una exposición. Y no de cualquier manera, teniendo muy clara su condición de autora –inusual y difícil circunstancia para una mujer de su época–, por eso se autorretrata y deja su imagen reflejada en las jarras y vajillas que representa. El arte de Clara Peeters, hasta el 19 de febrero.

Mentiras muy reales

Vista de la exposición 'Fake. No es verdad, no es mentira'.
Vista de la exposición 'Fake. No es verdad, no es mentira'.IVAM

¿Cuántas veces has hecho clic sobre una noticia en Facebook? ¿Cuántas veces era mentira que habían encontrado una cura para el cáncer, el hombre había llegado a Saturno o una mujer había dado a luz a 36 hijos? Todas, ¿verdad? ¿Cuántas veces ha cumplido un partido político su programa electoral? Ninguna, ¿verdad? Eso es un fake, esa palabra que llegó para quedarse de la mano de Internet y que representa todo aquello que es falso aunque tenga apariencia de verdadero.

A ese concepto se dedica Fake. No es verdad, no es mentira, una panorámica artística sobre los camuflajes, infiltraciones y sabotajes que artistas de todo el mundo han puesto en marcha para hacer obvio aquello que a veces no lo es tanto: la adulteración de la verdad que se hace desde los medios para construir la verdad, y no para mostrarla. La exposición, en la Galería 7 del IVAM, reúne 44 obras de 50 artistas y colectivos, hasta el 29 de enero.

Renoir, pinceladas para tocar

'La fuente', de Renoir.
'La fuente', de Renoir. Colección Foundation E.G. Bührle

Contra el movimiento que defiende Renoir de que el arte no debería estar en los museos, el Thyssen de Madrid ha reunido sus matéricas pinceladas de luz bajo el nombre Renoir: intimidad. En el paseo por las diversas partes de la exposición –que bien se podrían confundir con títulos de escenas navideñas: Placeres cotidianos, La familia y su entorno, Lo público y lo privado–, el espectador puede repasar la carrera del artista. Y no, no lo saca del museo; al contrario, se mete en los círculos del pintor, en su hogar, con su familia y amigos… Renoir es hijo de su tiempo y del más puro impresionismo, lo que se refleja en las orillas del Sena o en el boceto de Le Moulin de la Galette, o en las escenas íntimas de baño femenino, como La fuente, que recuerda tanto a la de Ingres.

Hasta el 22 de enero permanecerán sus mujeres en el Thyssen leyendo, tocando el piano, cosiendo… Luego viajarán al Museo de Bellas Artes de Bilbao, del 7 de febrero al 15 de mayo. La exposición guarda un secreto que se descubre al final y desvelarlo sería hacer un spoiler. Solo un aviso: no basta con la vista, hay que ir con todos los sentidos preparados para que “la obra de arte te envuelva”, como decía el pintor.

La vida en una línea

'Sin título (La Bella y la Bestia, Metamorfosis de la Bestia en humano)', de Anne-Marie Schneider.
'Sin título (La Bella y la Bestia, Metamorfosis de la Bestia en humano)', de Anne-Marie Schneider.Cortesía de la artista y Peter Freeman, Inc.

Un trazo. Dos trazos. Otro trazo más y aparece lo más visceral, lo más brutal; la protesta más indignada, el anhelo mejor escondido, el capricho más banal o el detalle más fútil. Aparece la vida, la política, el amor, los problemas sociales, la historia, los cuentos, la rutina de Anne Marie-Schneider (Chauny, Francia, 1962), la artista francesa que estudió violín, no concede entrevistas y prefiere mantenerse al margen de la rutina mediática.

La línea es la protagonista en una obra que tiene como eje vertebrador el dibujo, aunque la mano de Schneider se extiende también a la pintura y al cine en un mundo narrativo que escapa de pinceles y gouaches y se adentra a veces en la literatura a través de Franz Kafka o Virginia Woolf. Con o sin color, dependiendo de la época, pero siempre con esa intimidad que se transparenta.

El Museo Reina Sofía reúne ahora la primera exposición en España, una retrospectiva entre 1988 y 2016 con 250 obras entre las que se cuenta la de la imagen, La Bella y la Bestia (cortesía de la artista y Peter Freeman). Puede verse hasta el 20 de marzo de 2017.

El migrante moderno

Imagen de la exposición ‘Joaquín Torres-García: un moderno en la Arcadia’.
Imagen de la exposición ‘Joaquín Torres-García: un moderno en la Arcadia’. Museo Picasso

Joaquín Torres-García (Montevideo, 1874-1949) se ha metido en la casa de Picasso. Ambos coincidieron en Barcelona y París. Joaquín Torres-García: un moderno en la Arcadia nació del MOMA, pasó por Madrid y ahora se puede ver en el museo dedicado al pintor malagueño en su ciudad natal. Esta exposición marcó un hito en el museo neoyorquino.

¡Por fin una retrospectiva del uruguayo! En tiempos de Trumps y Brexits, el arte cumple una de sus funciones: rebelarse. Los museos más importantes amplían fronteras y espacios para que la periferia y lo que se quedaba en los márgenes se acerque al centro. El mapa de 1943 en el que Torres propuso una América invertida ya hablaba de eso: de cambiar el eje. El concepto de modernidad de esta voz latinoamericana que rompe moldes en el Museo Picasso de Málaga estará hasta el 5 de febrero.

Otra historia

'Tour de Control (Lletra a R. Bruno)', de Bartomeu Cabot (junio de 1984).
'Tour de Control (Lletra a R. Bruno)', de Bartomeu Cabot (junio de 1984). Macba

Que la realidad nunca es objetiva (del todo) es un hecho; y que las perspectivas de esa realidad cambian según el momento –pasado, presente o futuro– desde el que se miran, también. Y cuanto mayor es la necesidad de inmortalizarla, más relatos de ella aparecen, generando más y más escenarios que, décadas después, son borrosos o sesgados o incluso dudosos.

Por eso, a partir de siete relatos, Macba propone una visión no oficial de los ochenta; documentales, películas, revistas de opinión, fanzines, cómics, programas de televisión, arte y antiarte para hilvanar la estética y la sociopolítica de una década que en algunos aspectos sigue vigente o, al menos, no está cerrada. Se puede visitar hasta el 19 de marzo.

Artistas libres

'Sin título, 1994' de la colección particular de Albert Oehlen.
'Sin título, 1994' de la colección particular de Albert Oehlen.Archive Galerie Max Hetzler, Berlín/París

El estudio de un pintor dista mucho de ese lugar ­impoluto en el que se representa Velázquez en Las meninas. Si llega o no al caos del lugar de trabajo de Francis Bacon (­Dublín, 1909-Madrid, 1992) dependerá de la personalidad del artista. Deesde luego, si atendemos al desorden que se puede experimentar en 3D en Francis Bacon: de Picasso a Velázquez, la personalidad del pintor irlandés es harto complicada. Lo reflejan sus mórbidas pinturas, que responden a un pintor en constante lucha contra sí mismo, tan distante y tan admirador de artistas como Zurbarán, Velázquez y Picasso cuya relación ha servido de excusa para montar una exposición sobre Bacon y sus fuentes.

Y si Bacon era prisionero, sobre todo de sí mismo y de todos los que quieren interpretar su obra, en el Guggenheim de Bilbao se puede ver también la muestra Albert Oehlen (Krefeld, Alemania, 1954), que a este respecto dice: “Me aburre hablar de significados. No busco entendimientos ni complicidades con el público. Cada cual es libre de sus sensaciones”. La línea creativa de Oehlen es precisamente esa: la libertad artística y “explorar hasta qué punto somos capaces de ver detrás de la imagen”.

El pintor pasará las Navidades en Bilbao: se marchará el 8 de enero. Más tiempo le queda a Albert Oehlen, hasta el 5 de febrero.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_