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Entrevista | Nuria Amat

“El arte de la mentira es un fenómeno mundial”

Nuria Amat publica la novela 'El sanatorio', una dura crítica al nacionalismo catalán y al populismo

Cristian Segura
La escritora Nuria Amat en Barcelona el pasado 14 de noviembre.
La escritora Nuria Amat en Barcelona el pasado 14 de noviembre.Joan Sánchez

Nuria Amat aparece en la portada de El sanatorio (ED Libros) mirando de cara al lector, frente al famoso paisaje romántico de Caspar David Friedrich. Es una imagen que resume el contenido de esta novela, una crítica durísima, a veces difícil de digerir, al nacionalismo y al populismo. Amat destaca que es una lectura que se adapta a la realidad de cualquier sociedad, aunque los paralelismos con el proceso independentista en Cataluña son explícitos. El sanatorio es un diálogo a dos bandas, con intelectuales que viven el presente reprimidos y con escritores europeos universales como Thomas Bernhard, Robert Walser o Marguerite Duras.

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Dice que “todo lo que escribo, se acaba cumpliendo”. ¿Qué premonición hay de El sanatorio?

Yo sabía que el populismo ganaría. Tiene una voluntad de crítica, es un libro de resistencia. Estoy harta de mentiras de los políticos de hoy. El arte de la mentira es un fenómeno mundial. Es el espejo de una realidad en la que nos han metido algunos políticos por intereses creados más allá del sentido de la razón. Ahora manda la emoción, el sentimiento interesado. El populismo de izquierdas o de derechas son iguales, utilizan las mismas estrategias, la misma demagogia. Lo siento porque no quiero dar una entrevista política; la novela por supuesto tiene contenido político, pero es un libro social.

Pero el libro es muy político.

Sí, no lo niego. ¿Qué hacen los populismos a los que estamos sometidos? En Cataluña o en Madrid con Podemos. Todos los populismos son nacionalistas. Esto lo escribí en El sanatorio hace dos años, esta es la premonición. Los populismos que estamos sufriendo aquí, en Estados Unidos, en el Reino Unido, en Francia, donde además tienen el islamismo, que es otra forma de engañar al prójimo, divide entre buenos y malos. Es una tragedia; así empiezan las guerras. Estoy viviendo una situación con la que me siento incómoda. Por cierto, yo fui de la primera Asamblea de Cataluña, a los 20 años luché contra Franco, fui de las primeras en dar clases en catalán, en la Escuela de Bibliotecarias. No tiene ningún mérito pero es para que veas de dónde vengo.

¿Lo destaca porque tiene la sensación que en Cataluña se la considera una traidora, como expone en su alter ego de El sanatorio?

El populismo divide entre buenos y malos, “estos son traidores, estos son inquisidores”. Estaba escribiendo otro libro pero se me impuso este tema, porque lo estaba viviendo. Es esta atmósfera, el efecto sanatorio, de un grupo de personas que denomino “los callados” y que tienen que esconderse para reunirse y hablar.

El libro está repleto de suicidios. Al final aparece el de Stefan Zweig como paradigma de un mundo que se acaba. ¿Se produce algo así hoy?

Exactamente, es un mundo que se va, el de la cultura. Cuando se ponen estrellas en la ropa de la gente, o marcas en los libros. O “este es bueno o malo, a este no le habléis, no le deis premios”. Soy una persona non grata en mi pequeño país. Lo más importante de este libro es que es un libro a favor de la cultura de la que vivo. Cómo puede ser que en un país, ahora hablo de Cataluña pero es un fenómeno mundial, haya un populismo que expulse el pensamiento, la reflexión, expulse los libros que cuenten verdades. En Estados Unidos, y en Cataluña sucede exactamente lo mismo, todas las ciudades votan a Clinton, la demócrata, y todo el mundo suburbano, rural, vota al antidemócrata.

El enfrentamiento de Bernhard con la sociedad conservadora austríaca puede ser más fácil de digerir en la Cataluña actual. En cambio, los paralelismos que establece entre el proceso soberanista y la propaganda de Goebbels o la de Lenin, es más difícil de aceptar. ¿Está de acuerdo?

El populismo es igual de adaptable, a la propaganda nazi o a la propaganda estalinista. No comparo a los catalanistas con esto, digo que la manipulación que no hacen, sigue la misma lógica. Son las personas que dirigen la propaganda, aquí o en Estados Unidos. Cada una en su escala. No digo que Cataluña sea nazi. Soy muy sensible al lenguaje y capto las mentiras muy rápido. El lenguaje que se utiliza en los sistemas populistas es el lenguaje de la violencia psicológica, no el de la violencia física. Es la violencia perversa. ¿Cómo puede ser que hubiera un porcentaje tan pequeño de independentismo aquí o en el Reino Unido, y que en tres años se haya cuadruplicado? Porque las víctimas de esta violencia perversa reaccionan como ante el maltratador casero. El maltrato psicológico es igual o peor que el físico porque dura mas; crea una dependencia a la víctima. Se basa en el amor-odio. “Te maltrato porque te hago creer que yo tengo razón cuando te digo que soy Luther King”, porque Artur Mas se ha comparado con Luther King, o las cosas que han dicho Trump o Nigel Farage. Las mujeres víctimas de maltrato psicológico niegan que sean maltratadas, porque es como una droga.

Hay amigos que aparecen en el libro con el nombre cambiado. La escritora y editora Annuska es Anna Maria Moix. ¿Por qué es importante Moix en El sanatorio?

Porque habíamos hablado mucho de este tema, del nacionalismo. De todo de lo que hablo aquí, no exactamente igual claro, porque hago literatura, lo habíamos hablado muchísimo. Moix me inspira mucho y jamás se la ha reconocido porque es otra víctima de una cultura que se acaba, la cultura catalana que se escribe en castellano. También afecta que fuera mujer. En España todavía hoy a las escritoras que tienen un pensamiento propio, las ignoran. Yo he escrito un testamento con el que quiero que después de muerta no hagan nada de mí en Cataluña, nada, porque lo quiero viva.

Pero en vida usted ya es una persona muy reconocida.

De verdad, no tanto. Yo soy quien ha de editar libros, y sé cuánto me cuesta. No tengo ninguna columna en la prensa, ni tan siquiera una vez al mes. Mira la prensa en España, todo son escritores hombres, y son los mismos.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario Avui en Berlín y posteriormente en Pekín. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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