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Siete películas para entender el triunfo de Trump

El cine anticipó el ascenso del magnate y muchos de los contenidos de sus discursos

Andrés Rodríguez
Siria Gonzalez en una manifestación contra Trump en San Francisco.
Siria Gonzalez en una manifestación contra Trump en San Francisco. ELIJAH NOUVELAGE (REUTERS)

Lo que de inicio parecía una broma finalmente se materializó. Donald Trump es el nuevo presidente de Estados Unidos. En enero llegará a la Casa Blanca tras una larga y desagradable campaña que incluyó una retórica misógina, racista, machista, xenófoba y el apoyo de la supremacía blanca. Todo esto impulsó el ascenso del magnate en una elección marcada por el hartazgo de la clase obrera con los políticos tradicionales.

Antes de provocar un disgusto mundial el miércoles, el nuevo inquilino de la avenida Pennsylvania 1600, ya sabía cómo acaparar la pantalla a través de múltiples cameos a lo largo de los años. Los Simpsons vaticinaron su candidatura hace 16 años. El cine también hizo de oráculo. A través de su magia, adelantó un futuro distópico con su semblanza o donde su discurso agresivo se hizo realidad. Bastante popular es la predicción de Volver al futuro II, que muestra al villano Biff Tannen como un multimillonario hotelero a la semejanza de Trump. Además de estos ejemplos existen los siguientes:

Keep America Great: 12 horas para sobrevivir: El año de la elección (EE UU, 2016)

Es el año 2022. La purga es una tradición anual, en la que por 12 horas todo el crimen, incluyendo el asesinato, será legal. En esta película, la tercera parte de esta saga fílmica, EE UU está dividido. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, la senadora Charlie Roan se opone a que esta depuración continúe, ya que tiene como principales objetivos a pobres e inocentes. Esto no le gusta a Caleb Warren, líder de los Nuevos Padres Fundadores, y al sector más conservador, que quieren rectificar su derecho a “expiar y purificar” el país bajo la siguiente premisa: “Mantengamos la grandeza de la nación”. Curiosamente un eslogan muy parecido al que utilizó el candidato republicano durante la campaña: “Hagamos grande a Estados Unidos otra vez”. La tercera entrega toma un tono mucho más político que las dos anteriores, valiéndose del suspenso y la moralidad, en vez de apelar solo al gore.

Supremacía blanca: Imperium (EE UU, 2016)

“Es de mañana en Estados Unidos y un nuevo día se acerca”. Un hombre con un altavoz en una marcha de blancos supremacistas se pronuncia, acompañado del personaje Nate Foster, interpretado por Daniel Radcliffe, con una camiseta que dice “Poder blanco”. El que fuera Harry Potter en el cine encarna a un agente del FBI que trabaja encubierto para encontrar y detener a un grupo de neonazis estadounidenses. La película toca un tema que durante la elección estuvo latente, el apoyo a la candidatura republicana del grupo Ku Klux Klan. Fue como un resurgir público del bastión de la supremacía blanca en pleno siglo XXI. El también actor de Jungle dijo que no pretendían hacer un filme político, pero en vista del panorama en el que la cinta se vio inmiscuida, su mirada se convirtió en un tema de actualidad. Asimismo, en una entrevista a AOL, el actor se mostró dubitativo sobre las posibilidades reales de la candidata Hillary Clinton frente a las de Trump.

El Señor negocios: La gran aventura Lego (EE UU, 2014)

El personaje Presidente negocios lleva un traje plomo, usa corbata roja y tiene el pelo raro y de color rojizo. Controla la empresa Octan, de gran éxito, que crea música, espectáculos para televisión, sistemas de vigilancia, libros de historia y máquinas de votación, entre otros. Además vive en un gran rascacielos de su corporación. En secreto es el Señor Negocios, un tirano que erige muros para establecer el orden ante el caos del mundo, que además tiene una obsesión con la comida mexicana. El estudio Warner se anticipó en la creación y en la sorprendente semblanza del antagonista del universo Lego, para esta divertidísima comedia, con el ahora presidente electo. Reír para no llorar, dicen algunos.

Un presidente de reality: American Dreamz (EE UU, 2006)

Donald Trump forjó su halo de estrella de reality show en El Aprendiz. Un programa televisivo en el que solía guiar a una decena de empresarios que compiten por dinero y la oportunidad de dirigir una de sus empresas. Ante la rocambolesca campaña electoral, American Dreamz sirve como un espejo en el cual la sociedad estadounidense puede mirarse. El filme hace una parodia al Gobierno de ese país y a los famosos concursos al estilo de American Idol. Un conductor de estos programas, desesperado por conseguir audiencia, encuentra gente rara para su certamen televisivo, que además contará con la presencia del mandatario de EE UU como jurado, que pasa por horas baja de popularidad. El presidente Barack Obama dijo el pasado mayo sobre el magnate: La presidencia no es un “reality show”. Con estas similitudes, tal vez sí.

El rumbo de la política: La idiocracia (EE UU, 2006)

Mike Judge, el creador de Beavis y Butthead, se animó a hacer una denuncia a la cultura estadounidense en su segundo largometraje, advirtiendo sobre la dirección que la política de este país está tomando. La sátira se sitúa en el año 2505, cuando el cociente intelectual global se ha desplomado y la política es básicamente una rama de la lucha libre. El presidente en La idiocracia, Dwayne Elizondo Mountain Dew Herbert Camacho, no podía ser más diferente que Trump: es un hombre negro grande, musculoso y con el pelo largo. Pero cuando se trata de una retórica política degradada, están en la misma línea. Camacho comienza su discurso sobre el Estado de la Unión con las palabras: "Mierda. Ya sé que la mierda está mal ahora...". Si no le gusta lo que sus críticos dicen, dispara una ametralladora al aire. Además, afirma que no sólo es capaz de sanar la economía, sino también que puede "curar el acné y el mareo por movimiento en el coche".

Un mal olvidado: Un día de furia (EE UU, 1993)

“¿Vienes a mi país, tomas mi dinero y ni siquiera aprendes mi idioma?”, grita William Foster a un coreano que quiso cobrarle 85 centavos por una lata de Coca Cola. Este estadounidense furioso le propina una paliza al asiático, no por el precio de la bebida, sino por cómo pronuncia el inglés. El personaje que Michael Douglas representa la cara de un mal olvidado hace tiempo que, como Trump y sus partidarios, finalmente se sacó la máscara. A lo largo de la película, las frustraciones del antihéroe se extinguen y su violencia se intensifica. Un día de furia personifica el derecho de los ciudadanos de ese país como un autoengaño, en una mezcla de autocompasión y hambre de orden. Algo muy parecido a la estrategia del magnate para aprovecharse del resentimiento hacia los cambios culturales que se llevan a cabo en su nación.

Un estado clave: Roger & yo (EE UU, 1989)

Flint es una ciudad en el estado de Michigan. Tras la Segunda Guerra Mundial, diversas fábricas de la General Motors (GM) se instalaron en esta urbe permitiendo a su ciudad prosperar de manera notable. La reconversión industrial de esta metrópoli a finales de los ochenta, ocasionó el cierre y demolición de las plantas automotrices, lo que sumió a la ciudad en una depresión económica que se mantiene hasta hoy. El documental de Michael Moore, quien fue el primero en predecir claramente el resultado de las elecciones, busca respuestas del entonces presidente de GM por el despido de más de 3.500 empleados durante esa década.

Casi en el tramo final del escrutinio de la madrugada de este miércoles, Clinton necesitaba los 16 votos electorales de Michigan, entre otras regiones estratégicas, para poder alcanzar la presidencia. Veintisiete años después, la clase obrera del denominado Estado de los grandes lagos, junto a la gente de regiones como Wisconsin, Ohio y Pennsylvania, vio en la retórica de Trump un mensaje de cambio frente a la persistente crisis retratada en el documental de Moore. Las personas que en su momento se sintieron abandonadas y traicionadas por la administración de Obama, otorgaron su apoyo para la victoria del magnate.

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Sobre la firma

Andrés Rodríguez
Es periodista en la edición de EL PAÍS América. Su trabajo está especializado en cine. Trabaja en Ciudad de México

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