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‘El acompañante’, entre la salud y la libertad

El último filme de Pavel Giroud, nominado a los Oscar y a los Goya para representar a Cuba, recrea las vidas de pacientes de VIH encerrados en un sanatorio de la isla en los años ochenta

MARIÉN KADNER
A la izquierda, Yotuel Romero, en el papel de Horacio Romero, y a la derecha, Armando Miguel Gómez en el de Daniel Guerrero en 'El Acompañante', del director cubano Pavel Giroud.
A la izquierda, Yotuel Romero, en el papel de Horacio Romero, y a la derecha, Armando Miguel Gómez en el de Daniel Guerrero en 'El Acompañante', del director cubano Pavel Giroud.

Daniel Guerrero (interpretado por Armando Miguel) tiene sida y está interno en el sanatorio de Los Cocos al sur de La Habana. El boxeador Horacio Romero (Yotuel Romero), sancionado por dopaje, es su acompañante, quien le vigilará noche y día para evitar la propagación del virus. Acaban de conocerse y entablan la siguiente conversación:

—  La sociedad depura y nos manda a nosotros para acá, explica Daniel.

— Me parece bien, contesta Horacio.

— Como le parecerá bien a un blanco hijo de puta que tú estés aquí enjaulado.

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El acompañante, la última película del cineasta cubano Pavel Giroud, nominada para representar a Cuba en los Oscar y en los Goya, recrea las vivencias de cubanos contagiados de VIH que fueron encerrados en ese centro en los años ochenta. Las autoridades cubanas cuidaron allí a los enfermos privados de libertad y así trataron de impedir la expansion del virus. “La película termina siendo una metáfora de lo que es Cuba porque Los Cocos es como una isla de la que no puedes salir fácilmente y en la que digamos tienes cubiertas ciertas necesidades básicas”, explica Giroud en una entrevista. El acompañante se podrá ver en Casa de América en Madrid los jueves, viernes y sábados hasta el 5 de noviembre.

El primer borrador del filme, confiesa, fue completamente conminatorio hacia la institución: “Era una película de condena directa, de defensa del derecho más preciado que es la libertad”. Pero cuando empezó a conocer a pacientes que habían estado ingresados en aquella época, ellos le dijeron que “pese a las formas, estaban a salvo gracias a que Cuba fue uno de los pocos países que tomó medidas inmediatas para controlar la epidemia. Tenían acceso a medicamentos de última generación en aquel momento, a un cuidado esmerado y buena alimentación”, relata el cineasta.

A partir del vínculo de amistad que se establece entre los protagonistas, la trama se urde inteligentemente en torno a un intento de fuga del sanatorio y de la isla, una historia de amor con una interna, el boxeo y la trágica relación de Daniel con su padre, un jefe militar que muestra un frío rechazo por él, a pesar de que su hijo se contagió en una misión del Ejército cubano en el Congo para proteger un pozo de petróleo que abastecía de combustible al país caribeño. Allí, “me enamoré perdidamente de una negra bellísima”, le cuenta Daniel a Horacio en la película.

Régimen castrense

De esta manera, se explica Giroud que el primer sanatorio al que van a parar estos primeros casos de militares contagiados fuera de régimen castrense: “El problema surge cuando empiezan a ingresar civiles en el lugar, porque era el único que estaba especializado en VIH”. En 1989, el Gobierno cubano abrió las puertas del centro, pero “ocurrió que prácticamente todos los pacientes decidieron quedarse”, apunta Giroud.

Contaba incluso con que no se pudiera estrenar la película en Cuba

¿Por qué siendo una película claramente crítica con el régimen castrista la han elegido para representar a Cuba en los Oscar y en los Goya? “Es la pregunta que me hago yo. Soy el primer sorprendido. Contaba con todo, menos con esto. Contaba incluso con que no se pudiera estrenar la película en Cuba”, responde el director entre sonrisas.

La comparativa entre la industria del cine en Cuba y en España resulta controvertida: “Es evidente que en España se le ha quitado mucho apoyo al cine, incluso se le ha multado incrementando el IVA, pero siento que la respuesta que han dado los productores españoles a esto ha sido hacer las películas que funcionan. En Cuba ha sido todo lo contrario, nos hemos incomodado tanto con la actuación del Gobierno que estamos haciendo un cine cada vez más desafiante”.

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Sobre la firma

MARIÉN KADNER
Trabaja en la sección de Internacional de EL PAÍS. Antes estuvo en la edición digital del periódico, así como en la delegación del diario en Ciudad de México. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad de Granada y en Sciences Po Bordeaux, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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