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Alberto Chicote, el Terminator de las cocinas españolas

El chef regresa a ‘Pesadilla en la cocina’ para tratar de salvar restaurantes al borde del abismo

Alberto Chicote en la presentación de la quinta temporada de 'Pesadilla en la cocina'.
Alberto Chicote en la presentación de la quinta temporada de 'Pesadilla en la cocina'.La Sexta

Esta ya es la quinta temporada de Alberto Chicote (Madrid, 1969) como azote de las cocinas españolas, y para él es tan ilusionante como la primera vez. El chef madrileño ha regresado a La Sexta con Pesadilla en la cocina (jueves, 22.30) para seguir con la auditoría a restaurantes —tanto en España como en otras partes del mundo— y tratar de salvarlos del abismo. “Yo entro y hago como Terminator: eso no me gusta, eso no me gusta”, dice por hacer un símil cinematográfico. “No es porque yo me asemeje a ese personaje. Es por esa búsqueda de analizar”, aclara.

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Aunque reconoce que Pesadilla en la cocina es un programa “muy difícil de trabajar” que se llega a hacer agotador, para Chicote los desvelos, el sufrimiento y todo lo que supone grabar este formato de telerrealidad culinaria se olvida en el momento en el que alguien le agradece su labor. “Lo más ilusionante es poder tener la oportunidad otra vez de echar una mano a otros, en este caso a 13 restaurantes que reclaman tu ayuda”, señala el cocinero, quien el jueves pasado navegó en un barco de lujo para intentar salvar a un comedor de quedar a la deriva y asesoró a otro especializado en pollo.

A pesar de que desde que fue lanzado en 2012 el programa no se ha alejado de la estructura de Kitchen Nightmares —el formato original estadounidense presentado por el chef británico Gordon Ramsay—, son las circunstancias especiales de los restaurantes que auxilian las que marcan la diferencia cada temporada. En el menú de la quinta edición se encuentra salvar la boda de unos novios desesperados, pisar por primera vez la cocina de un camping y la misión internacional de ayudar al dueño de un local en Utrecht (Países Bajos). “Pesadilla en la cocina es algo así como hacer una auditoría. No hay negocio que no tenga un problema o un posible problema, y si no los buscas, no los vas a encontrar”.

La limpieza —o la falta de esta— es uno de los problemas a los que se enfrenta más frecuentemente. Y en esta nueva temporada puede presumir de haber conocido al cocinero más sucio que ha pasado por Pesadilla…, tanto que su cocina es un auténtico “museo culinario de los horrores”. ¿Pero cómo es posible que las personas sigan con restaurantes tan sucios? Para Chicote, el conocimiento de cómo se tienen que hacer las cosas no es el adecuado. “Mucha gente entiende que una cocina es un espacio sucio y caótico por naturaleza. En una cocina saltan cosas y es verdad, pero coño, también se limpia”, afirma con tono firme.

Ese tono directo con el que suele poner orden le ha acarreado algún que otro disgusto. “Cuando tú pretendes echar la mano a alguien y decirle por dónde discurre su problema, pero no es capaz de asumirlo y piensa que le estoy diciendo las cosas porque quiero y no porque le quiero echar una mano, todo eso evidentemente afecta mucho”. Otra de las causas por la que los desastres en las cocinas se siguen multiplicando es que “en la hostelería hay muchísimo advenedizo, muchas personas que han caído aquí de rebote”, dice. Y es tal vez una de las causas por las que los restaurantes siguen pidiendo auxilio a Pesadilla en la cocina, un espacio que en sus cuatro temporadas pasadas ha registrado una media de 2.274.000 espectadores (11,7% de cuota) y que ya ha sido renovado por una más sin siquiera haber terminado la quinta.

El mismo chef delante y detrás de cámaras

Ser “el malo” y el que pone orden en las cocinas no es para Alberto Chicote un papel que interprete, es su trabajo. El chef asegura que hace lo mismo en sus restaurantes: buscar cuáles son los problemas y solventarlos. “En el momento en el que te empiezas a conformar con cualquier cosa que hagas y te parece que eres el puto amo del mundo mundial vas para abajo”.

Reconoce que cuando empezó en esta profesión —hace 30 años— ni siquiera tenía en mente cuál era la imagen de un cocinero, y salir en la televisión no fue uno de los motivos que lo llevó a encender los fogones. “Cuando te gusta cocinar lo mismo da que tengas una cámara o que no la tengas”.

Rompedor de mitos propios y ajenos

Además de poner orden en las cocinas y juzgar a otros cocineros en Top Chef, Alberto Chicote también ha protagonizado varios programas especiales en los que se dedica a presentar pruebas y datos que han ayudado a romper algunos de los mitos alimenticios más conocidos. "Lo de los alimentos creo que el primero que los pensaba era yo, porque la mayoría de ellos —por no decir todos— forman parte de una especie de sabiduría popular", dice. Él ha sido el más sorprendido al descubrir, por ejemplo, que aquello de que hay que consumir el zumo de naranja lo más rápido posible para que no pierda sus propiedades es falso. "Yo siempre lo había escuchado. Y no solamente yo, sino todo el mundo que me rodeaba. Y cuando descubrimos, en base a las pruebas que hicimos en un laboratorio, que eso no era así, me llevé un sorpresón".

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