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ENTREVISTA | CARMEN MACHI

“Las prostitutas lo que tienen que ser es respetadas”

La actriz estrena 'La puerta abierta', ópera prima de Marina Seresesky sobre una familia de meretrices

Jorge Morla
Carmen Machi, en la librería Ocho y Medio.
Carmen Machi, en la librería Ocho y Medio.Kike Para

“Una puta amargada trabaja menos", le recuerda con maldad su madre. "Una puta sosa trabaja menos", le advierte. "No me llames mamá", le reprocha. La vida de Rosa, la prostituta que interpreta Carmen Machi (Madrid, 1963) en La puerta abierta, (la película se estrena mañana viernes) ha estado marcada por la sombra de su madre, antigua prostituta con ínfulas de grandeza a lo Estela Reynolds (¿ya podemos usar a Estela Reynols como referente?), ahora en silla de ruedas y cuya falta de cariño ha hecho de su heredera un témpano. Por la puerta abierta de la casa que comparten, a la que Rosa vuelve al amanecer entre golondrinas y el vaho etílico de sus clientes, se colará una niña, que irá resquebrajando ese témpano. Y por esa puerta también se asoma el espectador a la vida familiar de las dos prostitutas, con las miserias y alegrías de cualquiera.

PREGUNTA. ¿Ha sido duro enfrentarse a una película así?

RESPUESTA. El resultado está muy por encima de lo que me esperaba, de verdad. El guion era buenísimo, pero en realidad a la hora de rodar nunca sabes cómo lo hará la directora. Aquí el resultado es fantástico, una de esas películas en que me olvido de que salgo en ella. Marina Seresesky ha conseguido imponer su visión, contar la historia que quería contar. Y ese el mayor piropo que se le puede hacer a un director.

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P. En un momento especialmente cruel de la película, tomando las uvas en Nochevieja, la madre de Rosa le reprocha a su hija que ni siquiera tiene 12 sueños que pedir al año nuevo.

R. Terele (Pávez, que interpreta a su madre), es una actriz única. Es increíble cómo entró en el rodaje a pesar de incorporarse solo un par de días antes de rodar: en un principio el papel estaba pensado para Amparo Baró, que murió durante lapreproducción. Terele tiene un punto del personaje que es ella misma, esa fuerza incontenible… cada vez que abre la boca lo que sale de ahí es pura fuerza, pura vida. Dicho esto, la relación entre madre e hija no es buena. La madre es cruel, y ha sido su vida la que ha destrozado la vida de Rosa. Y nadie tiene por qué querer a una madre cruel.

P. ¿Cómo encara un personaje tan descarnado como el de Rosa?

R. Yo el personaje lo encaro como a todos, defendiéndolo. Siempre hay que defender a los personajes, da igual que interpretes a una profesora o a un asesino. La cosa es no contaminar con tu personalidad al personaje: defenderlo, y que el juicio ya dependa por entero del público.

P. hay una escena en la que el travesti que interpreta Asier Etxeandía dice en broma que, en invierno, las prostitutas deberían estar subvencionadas. No hay cifras exactas, pero se habla de unas 300.000 prostitutas en España, alegales y obviadas en el debate público. ¿Qué opina de su situación?

Este año he interpretado a tres prostitutas. En registros completamente diferentes, pero todas con algo común: el rechazo social

R. Pues este año, cosas de la vida, he interpretado a tres prostitutas. En registros completamente diferentes, eso sí, desde el drama a la comedia. Pero todas tienen que soportar algo común: el rechazo social. No sé si subvencionadas, pero las prostitutas lo que deben ser es respetadas. El Gobierno, el Estado, debe ser consciente de que el respeto es para todos. Espero que una película así sirva también para humanizar a las prostitutas, mostrando esa vida doméstica que hay detrás de ellas y que a todos nos iguala.

P. También muestra esa vida familiar de los travestis.

R. El trabajo que hace Asier es digno de elogio. Cristaliza una falta de aceptación, un deseo de maternidad… en realidad su personaje es el más maternal de todos, el que vertebra a esta familia de frikis. Es para ponerle una calle en Chueca (ríe).

P. Hay una enseñanza que sacar de la película, entonces.

R. Yo es algo que aprecio mucho, ver una película que no sirva solo para emocionar, que también haga pensar. ¿Podemos calificar La puerta abierta de cine social? Algo de cine social tiene, claro. Pero lo importante es si el espectador hace una reflexión. Ir al cine y extraer una lección del ser humano es muy valioso.

P. ¿A qué le deja la puerta abierta Carmen Machi?

R. A todo lo que tenga luz. A que las cosas cambien para bien.

P. ¿Y a qué se la cierra?

R. (Se lo piensa)… al que se niega a la luz. Al que le dice que no a la alegría.

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Sobre la firma

Jorge Morla
Jorge Morla es redactor de EL PAÍS. Desde 2014 ha pasado por Babelia, Cierre o Internacional, y colabora en diferentes suplementos. Desde 2016 se ocupa también de la información sobre videojuegos, y ejerce de divulgador cultural en charlas y exposiciones. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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