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El misterio Juan Gabriel

El féretro del cantante fue trasladado al aeropuerto de Los Ángeles, pero en México no saben aún dónde está

Aficionados, mariachis y medios, frente a la funeraria Malinow Silverman.Vídeo: EFE / EL PAÍS VÍDEO
Pablo Ximénez de Sandoval

El cuerpo de Juan Gabriel fue trasladado este lunes por la tarde al aeropuerto internacional de Los Ángeles desde la funeraria donde descansaba desde el domingo, supuestamente con destino a México, donde se preparan varios homenajes. La ciudad y la aerolínea no se conocían en un primer momento. El operativo de traslado agarró por sorpresa a medios y aficionados, que no recibieron en toda la jornada ninguna información sobre los planes de la familia del artista, que ha llevado el duelo y los trámites en la más estricta privacidad. Juan Gabriel fue hallado muerto en la mañana del domingo en una casa en la playa de Santa Mónica.

Las cámaras de Univision mostraron desde un helicóptero todo el recorrido del coche fúnebre, escoltado por la policía de Los Ángeles, hasta el aeropuerto, a unos 5 kilómetros de la funeraria. La caravana, formada por tres coches, se dirigió a una terminal de carga. El secreto en torno a los preparativos rozó el absurdo en la tarde de este domingo. Mientras todo el mundo podía ver en televisión como llegaba el féretro al aeropuerto, la portavoz contratada por la familia aseguraba no tener ninguna información al respecto. El martes por la mañana, aún no había ninguna información sobre el destino de los restos del cantante, ni siquiera sobre su localización. 

El traslado se inició a las 17:40 horas de Los Ángeles (19:40 en México) ante la sorpresa de decenas de aficionados y medios. Desde el domingo por la tarde, ni la familia ni sus representantes habían proporcionado información sobre el destino de los restos. La única pista la dieron los policías enviados a vigilar la funeraria, que aseguraron que tenían previsto estar allí “dos o tres días”. Los mismos policías informaron inmediatamente a los presentes por la tarde cuando supieron que la comitiva iba a abandonar la casa.

Las personas del entorno de Juan Gabriel encargadas del traslado habían entrado en la funeraria un par de horas antes. A las puertas del lugar se concentraban desde la noche anterior decenas de personas. Maggie González, abrazada a un ramo de flores, decía que estaba allí “desde el primer minuto”, que no había dormido y que había dicho a todos sus conocidos que fueran allí. Cantaban una y otra vez Amor Eterno mientras esperaban algún tipo de noticia. González, como otros, se quejaba de la falta de información. “Esta funeraria sabía a quién tenía aquí. Para ellos es un privilegio. Ahora que no se quejen de que hay gente en la puerta”. Nadie del entorno del artista o de la funeraria salió en todo el día al menos a agradecer las muestras de cariño, se quejaban.

A su lado, Juana María Muñiz decía que había que hacerle un homenaje en Los Ángeles antes de llevarlo a México. “Que se vea la afición que tenía en este país. Yo lo vi en el Staples Center y no cabía nadie. Velar al cadáver, aunque fuera en la calle bajo el sol, “es el único consuelo que nos queda”, decían las señoras. Muñiz opinaba que el cuerpo debía ser llevado a su tierra natal y enterrado junto a su madre.

Alberto Aguilera, Juan Gabriel, fue hallado muerto el domingo a las 11:42 de la mañana en un domicilio de Santa Mónica, en la costa de Los Ángeles. La policía, basándose en los antecedentes de problemas cardíacos del artista, determinó que la muerte se había producido por causas naturales. Tenía 66 años.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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