La tele en abierto no es para las series extranjeras

La televisión española en verano cierra por vacaciones. Aprovechando la huida de los espectadores a la playa, las cadenas llenan sus parrillas de productos enlatados por los que no muestran especial cariño —salvo honrosas excepciones—. Así, lo mismo te puedes encontrar el estreno de un talent show que lleva grabado año y medio (Eso lo hago yo, La Sexta), que una de las muchas entregas de Sálvame con las que Telecinco rellena horas y horas.

Ya es casi una tradición que las cadenas en abierto españolas se guarden un buen ramillete de series extranjeras para la canícula. De esta forma, no tienen que hacerles hueco durante el curso, cuando la apuesta por el producto nacional es lo que prima. Sin embargo, esta estrategia que puede favorecer a las cadenas no mira por el bien de los espectadores. La prueba son los buenos datos de audiencia con los que arrancan muchas de esas ficciones (las de Antena 3, Lucifer, Supergirl y Blindspot, han destacado este verano) y cómo descienden según avanzan las semanas, lastradas por emisiones maratonianas con tres capítulos por noche. Lo que a las cadenas les beneficia en términos de cuota de pantalla, perjudica al espectador.

Otro de los grandes problemas de que guarden las series internacionales para el verano es que muchas ya llegan canceladas. Telecinco ha apostado por El secreto de Adam, un drama que se ha quedado en solo una temporada. Estrenó el policial Backstrom, que no funcionó en Estados Unidos (ni aquí) y fue cancelada hace más de un año. Minority Report, ahora en Cuatro, tampoco tuvo suerte y se despidió de forma prematura de la parrilla. Mejor suerte ha tenido esa misma cadena con Quantico, uno de los éxitos de la temporada. Mientras, Mediaset "esconde" en Factoría de Ficción la interesante quinta temporada de Homeland, serie que en sus primeras temporadas emitía Cuatro con escasos días de diferencia respecto a Estados Unidos.

Un alto directivo de una cadena generalista dijo hace un año que las series extranjeras no funcionan en la televisión española. Quizá el problema no sea la falta de público, sino la forma de programar. El espectador que tiene interés en esas series ya las ha visto cuando llegan en abierto. Normal que no funcionen y terminen relegadas a cadenas de la TDT o a altas horas de la madrugada.