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Las diferencias por las que ‘The Walking Dead’ nunca será como su cómic

Aunque la serie nunca temió desviarse, las líneas maestras se mantienen, salvo por varias bifurcaciones que hacen de la historieta más salvaje y pesimista

Eneko Ruiz Jiménez

Desde que AMC anunció que adaptaría a televisión Los Muertos Vivientes (como el cómic de zombis más famoso se llama en España), el guionista Robert Kirkman dejó muy claro que quería que The Walking Dead fuera un ente independiente de su creación original, una serie con la que podrían volver a disfrutar y sorprenderse aquellos lectores que hace años se acercaron a sus viñetas. Pero, aunque es verdad que la serie de televisión y las viñetas se han bifurcado en numerosas ocasiones durante estos cinco años, las líneas maestras de la trama se han mantenido iguales. La muerte de Shane sucedió, llegó la Granja, el Gobernador, la cárcel, la tormenta después de la calma, Alejandría, y ahora Negan (aunque todavía habrá que esperar un par de meses para saber si el muerto coincide con el de las páginas).

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El cómic podía seguir haciendo, sin embargo, cosas que quizás en televisión un público más generalista no hubiera aceptado. Es más brutal, menos esperanzador y optimista y, además, no se avergüenza de pasar números y números sin “caminantes”, simplemente hablando sobre cómo fundar una nueva sociedad. Eso es algo difícilmente justificable en una serie de acción a cuarenta minutos el capítulo. Aun así, hay varios momentos (muertes, apariciones de personajes, conceptos…) que han marcado especialmente esta bifurcación, y que harán que, pese a todo, The Walking Dead nunca sea como los cómics. Por supuesto, avisamos de que habrá spoilers.

Andrea, viva y líder de la manada

The Walking Dead es en sus entrañas un culebrón rodeado de zombies. Y en el centro de este culebrón —al menos en las viñetas— siempre ha estado Andrea. Y no solo por su larga y fructifera relación con Dale que se entrevió en la televisión, sino por su actual posición como líder natural al lado de Rick. Es la reina consorte de Alejandría. Su relación ha llegado a ser tan íntima que Carl ya no tiene miedo en llamarla mamá. Sí, todo va más rápido en un mundo donde la muerte esta cerca. Su papel en la serie lo ha cubierto en cierta manera Michonne, pero nunca pudimos quitarnos de la cabeza que los guionistas televisivos no acabaron de entender a una mujer como Andrea. Eso y la fidelidad de la actriz Laurie Holden a Frank Darabont, hizo que nunca se exprimiese lo suficiente a la mejor pistolera del grupo. Allí nunca se sintió a gusto y su extraña relación con El Gobernador hizo inevitable su muerte en la pantalla.

La esperanza del bebé Judith

En la serie, la pequeña Judith es ese poso de esperanza infranqueable que todavía no ha sido perturbada por el cruel mundo que ha transformado a todo. Es el ancla en el que se apoyan Rick, Carl y el resto para continuar. Casi no aparece, pero ahí esté, un bebé hace que el concepto  de pervivencia de la especie sea distinto. Su muerte en los cómics, por el contrario, dejó claro que allí no había esperanza, que lo más horrible podía suceder, y sucedería. En plena carrera de su madre para huir de la cárcel, Judith también era alcanzada. Una viñeta enseñando su brazo inerte era suficiente para imaginarnos el horror. Esa es una barrera que la televisión nunca se atrevió a sobrepasar.

La otra Carol (y la otra Sophia)

Carol es un personaje indispensable y central para The Walking Dead. Su evolución de ama de casa maltratada a dama sin escrúpulos ha sido una de las más interesantes y calibradas de la serie. Pese a comenzar como secundaria, ha ido tomando tanto protagonismo como Daryl o Michonne. Su evolución y temprana defunción en los cómics es, sin embargo, otro cantar. Allí Carol nunca pudo superar el shock postraumático y, aunque tuvo una relación estable con Tyresse, se volvió una acosadora esquizofrénica que hizo la vida difícil al grupo (tratando de conquistar incluso a Lori) hasta que un caminante la mordió. La que sí que ha sobrevivido en las viñetas fue Sophia, que se convirtió rápidamente en la hija adoptiva de Glenn y Maggie, con los que durante un tiempo formó la familia más estable de la serie. Es asimismo la gran confidente de Carl, al que, desquiciado, le cuesta entablar relaciones con otros a los que ha conocido más tarde. Quizás a la Carol de la televisión le sentó bien que muriera su hija, después de todo.

El brazo de Rick

Que a Rick le falte un brazo es algo más físico que un suceso que afecte a la trama o a los personajes, aunque también le concede una serie de paralelismos con el Gobernador que incrementan ese aspecto salvaje y desgarrado de los cómics. Además de que todo lo logrado con una sola mano es simplemente por ese detalle más notable, si bien es cierto que en la serie hubiera supuesto un reto técnico e interpretativo más importante.

Rick y Carl son verdaderamente peligrosos

Es difícil calcular la cuenta de muertos de Rick en los cómics. Y no estamos hablando solo de caminantes. Ese aspecto de dictador, torturador y desquiciado de Rick se ha explotado mucho más en el cómic, y lo mismo con su hijo Carl, que se ha dejado llevar por el mundo en el que le ha tocado vivir. Nadie querría llevarle la contraria al legendario Rick o al peligroso Carl, que se atrevió a asesinar en secreto a otro niño que se había convertido en una amaenaza para el grupo. Son capaces de hacerlo todo por la supervivencia de su manada.

"Nosotros somos los muertos vivientes"

Ese discurso que soltó Rick Grimes es la que mejor define la historia del cómic de Robert Kirkman. El hombre es un lobo para el hombre. No hay nada más peligroso que el humano. Los zombies y la acción son solo la excusa para enfrentar a los humanos ante sus mayores demonios, y para enganchar al lector que no le interesa un cómic sobre gente dialogando y relacionándose. Los muertos vivientes son, al contrario que en las películas de George A. Romero, el detonante de la bajada a los infiernos de una humanidad que se regocija en su lado más salvaje, natural y primitivo, para bien y para mal. Kirkman siempre estuvo interesado en ese día después, en cómo se construyen las sociedades desde cero. Su análisis tiene puntos de optimismo pero también una gran brutalidad. En televisión este objetivo también está presente, sí, pero se hace mucho más complicado de seguir. El espectador pide sangre, vísceras y muertos vivientes. Los 40 minutos de episodios no aguantan lo mismo que las 20 páginas de viñetas.

El factor Daryl

Si bien son pocos, la serie ha presentado personajes exclusivos que nunca se asomaron por el cómic. El más carismático y relevante de todos ellos es, sin duda, Daryl Dixon, que no tardó en conquistar a los televidentes y que se ha mantenido vivo desde entonces temporada tras temporada. Kirkman ha llegado a decir incluso que, junto a Rick, era el único personaje inmortal de la serie. Parte de ese encanto es la interpretación de Norman Reedus, por lo que no estamos convencido de que su trama funcionaría igual de bien en los tebeos. Quizás solo hubiera sido un redneck bondadoso más. Sus tramas han hecho también que personajes como Carol o Beth (que era figurante en los cómics) hayan ganado con sus interacciones. Kirkman ha insistido en que no lo presentara en las páginas, aunque eso no evitó que hace dos años lo utilizara como broma del April's Fool.

Política y sociedad

Capítulos enteros donde se narra la división estratégica de las ciudades; páginas y páginas dedicadas a que los personajes se repartan las tareas en Alejandría (y las discusiones de poder que de esa división aparecen), o episodios para formar un mercado de agricultura. Esta tónica, sobre todo desde que los supervivientes llegaron a la ciudad, viene siendo algo habitual en la página. La política y la organización de una sociedad aparentemente más acomodada ha ido tomando espacio poco a poco a los caminantes, incluso aunque siempre haya una tormenta a la vuelta de la esquina, un nuevo enemigo que vencer o un reto por cumplir. Esa evolución dickensiana todavía no se ha desarrollado en la pantalla, y no creemos que ocurra con tanta facilidad.

Vean The Walking Dead, pero, sobre todo, lean Los muertos vivientes.

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Sobre la firma

Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.

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