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Salamanca transforma algunos de sus emblemas en lienzos de vanguardia

Cuatro reputados artistas exponen en edificios históricos de la ciudad sus obras construidas con luz en la primera edición del festival 'Luz y vanguardias'

La Plaza Mayor de Salamanca durante la inauguración del festival 'Luz y vanguardias'.
La Plaza Mayor de Salamanca durante la inauguración del festival 'Luz y vanguardias'. EFE
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Paul Cézanne, maestro indiscutible de la luminosidad, dejó a la posteridad la definición de lo que para el significaba la luz. Para el pintor impresionista no era algo que pudiera ser reproducido, era "algo que debe ser representado usando otra cosa: colores". Recordando la frase del artista introdujo este jueves el alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, el nuevo festival que transformará la ciudad hasta el domingo. Se trata de la primera edición de Luz y vanguardias, una iniciativa financiada por Iberdrola cuya finalidad ha sido convertir los monumentos más emblemáticos de la capital salmantina en lienzos en los que artistas audiovisuales reflejan sus obras, construidas a base de una amalgama de luces.

Pasadas las 22.30 del jueves, de forma simultánea, un botón accionado por el primer edil inauguró el espectáculo visual en la Plaza Mayor. Ocho proyecciones a concurso ideadas por empresas especializadas del audiovisual.

Al mismo tiempo, otros cuatro puntos mostraban las creaciones de cuatro reputados artistas de vanguardia, invitados de la exposición y responsables del asombro de los visitantes. Cada uno ha plasmado su "forma diferente de trabajar con la luz en el arte", según explica la comisaria, Lourdes Fernández. Comparten, sin embargo, dos elementos que para los organizadores eran clave cuando pensaron en los autores que querían que estuvieran presentes en el certamen. Primero, que las obras dispusieran una interacción con el público. Y como añadido, que la creación ahondara en la comunión del arte y la naturaleza. "De una forma conceptual, no con una imagen al uso", apunta Fernández.

A esa premisa se adscribe por completo Daniel Canogar. Sobre la fachada del edificio histórico de la Universidad de Salamanca imprime un pequeño homenaje a la tradición pictórica expresionista y la posibilidad de montar una obra colectiva que protagonice el público. Sirviéndose de un ordenador y un teclado allí presente, el visitante introduce una idea, y después el programa lanza la imagen a la fachada, identificable a través de ciertos detalles. De esta forma, la proyección está en constante mutación. La comisaria explica que la ubicación tiene todo el sentido, puesto que detrás de la fachada de la Universidad se encuentra la biblioteca, una de las más antiguas de Europa. "Y Canogar siempre dice que YouTube es la gran biblioteca del siglo XXI", bromea.

Edwin van der Heide también ha sido muy fiel a la primera condición impuesta por la comisaria. En apenas dos semanas, cuenta, construyó uno de los espectáculos visuales más aclamados por el público, con el majestuoso escenario de la Catedral Nueva como protagonista. Una instalación de luz, sonido y humo que convierte todo el espacio en un lugar envolvente en el que la luz juega con la arquitectura y el visitante explora las sensaciones desde el epicentro de la obra. Músico de profesión además de artista visual, conjuga él mismo ambos elementos. "No hago una música para unas luces, ni viceversa. Ambas están interconectadas. Pero la música es abstracta, no tiene una gramática propia. Y sin embargo, es la parte más comunicativa del arte, puesto que es la que más transmite", expone el autor holandés.

Más comedida es la proyección de la británica Anna Barribal, que se adscribe a las sombras en mayor medida que a la luz sobre la Iglesia del Convento de San Esteban. En la obra, la naturaleza entra de lleno reflejando las sombras de las hojas que tiemblan y se balancean en tiempo real, entrando y saliendo del foco. "La técnica está pensada como las películas en blanco y negro que coloreaban algunas partes del fotograma. Es una creación mucho más íntima, está en un lugar más pausado y está pensado precisamente para ello", explica la comisaria.

Sobre la fachada del Colegio Arzobispo Fonseca imprime Carlos Irijalba, el cuarto artista invitado, una imagen virtual de un bosque en penumbra, usando un dispositivo de luz artificial que se desplaza por el entorno en absoluta oscuridad.

El recorrido, que se repetirá cada noche hasta el domingo, finaliza en otro de los edificios más significativos de la ciudad, la Casa de las Conchas. Escaparate de jóvenes talentos, el monumento da visibilidad a cinco obras creadas por estudiantes de Bellas Artes y de Comunicación de la Universidad de Salamanca. Los que serán, cree la comisaria, los se encargarán de convertir la ciudad en las próximas ediciones del festival en "ejemplo de cultura, modernidad y vanguardia".

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