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‘Peaky Blinders’ se regenera

La serie británica estrena su tercera temporada en España en Wuaki.tv

Con esa mirada azul que le presta el actor Cillian Murphy, el líder de la banda criminal protagonista de Peaky Blinders prosigue su imparable ascensión desde los bajos fondos de Birmingham en la tercera temporada de la serie de la BBC que este jueves 26 de mayo estrena el servicio de streaming Wuaki.tv —que ofrece los tres capítulos ya emitidos en BBC Two y subirá el resto de capítulos según vayan estrenándose en BBC Two—. El personaje de Tommy Shelby ha dejado atrás la gorra con cuchilla en la visera en busca de un lavado de imagen, aunque los métodos violentos de la organización que creara a su regreso de las trincheras de la Primera Guerra Mundial sigan siendo los mismos.

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Esa confrontación entre los turbios negocios de Shelby y el ansia de integrarse en la sociedad de la mano de su reciente opulencia es el punto de partida de las nuevas entregas de Peaky Blinders, que incluyen una subtrama de intriga internacional por sus tratos para procurar armas a los contrarrevolucionarios rusos. Porque la historia en la que originalmente estaba basada Peaky Blinders —sobre una familia gángsters de medio pelo volcada en la apuestas ilegales, extorsiones y asesinatos— ha acabado derivando en una dinastía al estilo de los Corleone o los Soprano, con sus lealtades y sus fracturas.

La solidez del reparto sigue siendo una de las mejores bazas de la serie creada por Steven Knight. Con Murphy a la cabeza, en un personaje frío e implacable que arrastra a sus hermanos con consecuencias dramáticas (especialmente al mayor, un ser trágico encarnado por Paul Anderson), y la presencia estelar de Helen McCrory, una de las grandes damas del teatro británico que aquí asume el papel de la matriarca de la familia, la tía Polly.

La tercera temporada arranca en 1924, cinco años después de que el protagonista volviera de la guerra para ocuparse del negocio familiar y expandirlo, eliminando a otros rivales del hampa de la ciudad inglesa. Tommy Shelby se casa con Grace, una chica irlandesa que en anteriores episodios ejercía de informante de la policía hasta cambiarse de bando, liarse con él y tener un hijo. La escena de la boda, donde la clásica marcha nupcial acaba fundiéndose para el espectador con la música de Nick Cave (habitual en la banda sonora de una serie de época con estética rompedora), da paso a los festejos en la flamante mansión del protagonista. En sus salas se despliegan los respetables invitados y el servicio de uniforme, mientras en las cocinas siguen barruntándose los asuntos más sucios.

Una vez desaparecido de escena el perverso inspector que fuera martillo de los Shelby durante las anteriores temporadas (interpretado por Sam Neill), a la familia le tocará lidiar ahora con un sacerdote presentado como “el personaje más malvado” de cuantos han venido recorriendo la singladura de la serie, y servido por el actor Paddy Considine. También con una manipuladora duquesa rusa y sobre todo con un establishment británico que, si antes perseguía a Tommy, ahora intenta aprovecharse de sus recursos para financiar a los antibolcheviques.

Peaky Blinders se recicla con la ambición confesada de Steve Knight de prolongar su relato, al menos, hasta los primeros bombardeos de la Segunda Guerra Mundial.

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