_
_
_
_
_

Albert Serra y el auténtico cine de autor

El catalán presenta ‘La muerte de Luis XIV’ en una Sesión Especial y se burla de los farsantes del arte

Gregorio Belinchón
El actor Jean-Pierre Leaud (derecha) con el director Albert Serra, este jueves en Cannes.
El actor Jean-Pierre Leaud (derecha) con el director Albert Serra, este jueves en Cannes.REUTERS
Más información
Iggy Pop, melena al viento en Cannes
“No pillo el encanto de la nueva película de Xavier Dolan”
Festival de Cannes, noveno día
Creíbles infiernos africanos y un delirio sobre el mundo de la moda

Albert Serra (Banyoles, 1975) vive estos días entre preocupado y divertido la presentación de su último trabajo, La muerte de Luis XIV, en una Sesión Especial de la Sección Oficial de Cannes. “Yo pensaba que no era mi película más abierta, y resulta que ahora me dicen que gusta. La última hora es repetitiva, lenta… ¡y a la gente le apasiona! No le veo la diferencia con trabajos anteriores, puede que los críticos sean ahora más radicales. Pensé que era lo suficientemente lenta como para molestar”. Con sus primeras dos películas, Honor de cavalleria y El cant dels ocells, participó en la Quincena de los Realizadores. Con la última, Història de la meva mort, ganó el Leopardo de Oro del certamen de Locarno de 2013. Ahora, obligado porque el proyecto ya nació con el protagonista incorporado, el veterano francés Jean-Pierre Léaud, que ha recibido la Palma de Honor de este certamen, en una película de Serra hay actores profesionales. “Está provocando emociones, algo de lo que no era consciente porque he visto tantas veces el filme en el montaje, cuando tomaba las decisiones por razones formales, plásticas, que se me había perdido este punto. Pero me da igual, ¿eh?”.

El catalán pasea la radicalidad por bandera, así que se ríe de lo que él denomina “el falso cine de autor”. “Aquí en Cannes hay espacio para todo: el de Hollywood, este farsante y el auténtico. Claro que a mí me gustaría ver más radical, pero no hay muchas alternativas como escaparate mundial para esta clase de películas”. Y se burla de sí mismo: “Si gusta, es que mi filme no puede ser bueno. Siempre ha habido mucha impostura en el cine español. Como decía Warren Buffett cuando le preguntaron por lo que más le había sorprendido de la vida: ‘La manera más práctica de tener éxito en la vida es merecerlo’. El 85% de la gente está más o menos donde se merece. Y en España pasa, con un cine ensimismado, desconectado del cine de autor internacional, como demuestra el poco caso que nos hace Cannes en comparación con países en teoría más pequeños como Rumanía o Grecia. Luego se les llena la boca con que son creadores”. Serra tiene claro el fracaso: “Es que encima ese falso cine de autor tampoco obtiene espectadores. Entiendo que tiene que haber todo tipo de películas, pero de ahí al ninguneo progresivo que sufre el cine de autor real… Sobre todo desde los estamentos públicos. En el resto del arte —libros experimentales, pintura conceptual— hay ese espacio patrocinado. Fíjate por ejemplo en la ópera: la pagamos todos los pobres que no la vemos, no sus espectadores”.

La muerte de Luis XIV muestra la agonía del rey francés del 9 de agosto al 1 de septiembre de 1715, cuando finaliza un reinado de 72 años. Luis XIV, tendido en la cama, ve cómo a su alrededor pasan los ministros, la Corte, los médicos, los charlatanes y la familia real mientras su pierna se gangrena y envenena al resto del cuerpo. “Nace de un encargo hace cinco años, una perfomance en el Pompidou de París, en las que Léaud moriría en directo durante 15 días colgado en una caja de cristal con el lecho barroco… Por problemas de presupuesto se anuló. Y ahora hemos mezclado esos actores con la gente del pueblo en el que filmamos. Como yo ruedo tanto, y realizo tantas variaciones de secuencias, creo un magma en el que ya no se diferencia quién es profesional y quién no. Aunque me gustaría ver a otro director sacando lo que le he sacado a Léaud”. A la hora de buscar la verdad interpretativa, Serra prefiera historias de época. “Es más divertido. Porque en cuanto te disfrazas nace el jaleo, la caricatura y lo artificioso. A la vez cuando alejas a los actores de su mundo contemporáneo, siempre ganan algo, logras sacar algo auténtico y lo llevas a otro mundo”.

Como final de un largo reinado, en un momento de cambio, La muerte de Luis XIV encuentra paralelismos singulares con la actualidad. “No sé, yo no encuentro esos paralelismos porque es tan cine de autor…”, y seguidamente, Albert Serra se rectifica: “Hay un crepúsculo del Estado, una gran crisis económica, con un gobierno en manos de la gente que le prestaba dinero. De ahí el consejo de Luis XIV a su bisnieto heredero: ‘No hagas edificios caros como hice yo’. La infinitud del personaje, de este poder absoluto, choca con la finitud del cuerpo provocado por la enfermedad y la finitud del dinero. Por más poderoso que seas, tienes acreedores. Siempre hay un banco detrás. Mira, la vida era así en el siglo XVIII y así es ahora. Me gustaría hacer una película actual sobre este contexto sociopolítico”.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_