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“En una fiesta de disfraces, me vestiría de cuadro”

La cantautora chilena Francisca Valenzuela responde al carrusel de preguntas de este diario

Francisca Valenzuela, la cantautora chilena nacida en San Francisco en 1987, termina con ronquera después de cada gira. Es la manifestación de los nervios y el estrés. Tampoco duerme bien, “si tuviera un hijo creo que no dormiría nada de la preocupación”, bromea por teléfono. Sin embargo, se siente orgullosa de sí misma, de haber conseguido crearse una carrera artística y vivir de ello. La autora de los álbumes Muérdete la lengua (2007), Buen soldado (2011) y Tajo abierto (2014) afirma que para ella la música es la oportunidad de “conocerse mejor a uno mismo”.

Francisca Valenzuela en Madrid, en 2012.
Francisca Valenzuela en Madrid, en 2012.Luis Sevillano

¿Qué recomendaría a un niño para introducirlo en la música?

La que le guste a él. Creo que hay que dejar que ellos te guíen a ti, y no del revés. Hay que ver qué les interesa y fomentarlo.

¿Qué música escucha en el coche?

En el coche generalmente escucho música más popera, como Tame Impala.

¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?

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La sobremesa con mi familia en mi casa. Cuando estamos todos con el ombligo para fuera.

¿Qué cambiaría de usted?

Que soy alguien súper atrapado por los miedos cognitivos y con una vuelta a la paranoia. Siempre me anticipo a lo peor. Cambiaría ese nivel de potencial catástrofe que mi cabeza siempre empieza a inventar.

Si pudiera tener un superpoder, ¿cuál sería?

El teletransporte.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?

Recientemente, hace una semana. Estaba desbordada: murió un familiar, estaba a las puertas de una gira y fundé un festival llamado Mujeres ruidosas.

¿Qué no puede faltar en su nevera?

Leche para el café de las mañanas y fruta.

Si pudiera coleccionar el trabajo de algún artista, ¿el de quién sería?

El de Tadanori Yokoo [ilustrador]. Cuando fui a Japón me traje de vuelta dos piezas suyas y soy fanática.

¿Qué sitio le inspira?

Estar sentada en mi taller, rodeada de mis cosas. Soy una criatura de hábitos.

¿Cuál es el mejor regalo que ha hecho?

A un gran amigo mío, un vinilo de Prince que llega con un cartel de Prince adentro de la ducha.

¿Cómo fue su primera borrachera?

Tenía 13 o 14 años. Fue en la playa y con vodka, cerveza y jugo en polvo. Una cosa muy asquerosa porque no teníamos jugo bueno.

¿Dónde no querría vivir?

En una metrópolis muy intensa. Ni en lugares muy calientes, como Murcia[EN ESPAÑA].

¿Cuál es el mejor consejo que le dieron sus padres?

Que la vida de uno la vive uno. Parece obvio, pero a veces no lo es porque uno trata de cumplir las expectativas de otros. Eso y que tienes que conocerte a ti mismo.

¿Cómo iría vestida a una fiesta de disfraces?

De cuadro. Hace unos años un amigo se disfrazó de cuadro de Keith Haring. Se lo copiaría.

¿Qué le da miedo?

Me da miedo el miedo. Vivir una vida indulgente por los miedos.

¿Qué es para usted un buen fin de semana?

Uno que mezcle planes culturales y sociales.

¿Qué le diría a su presidenta Bachelet?

No sé qué le diría, en realidad. Creo hay políticos, y no digo Michelle Bachelet en particular, con los que la patología política es tan profunda que uno ni cree en lo que dicen. Entonces, para qué voy a hacer una pregunta. Soy admiradora de Michelle Bachelet porque creo que ha hecho cosas buenas, pero se ha visto envuelta y revuelta en todos los clásicos dilemas de los políticos. Es decepcionante.

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