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“Me gustaría sentarme en una fiesta con Angela Merkel o Hillary Clinton”

La escritora nicaragüense Gioconda Belli contesta al carrusel de preguntas de este diario

Gioconda Belli en Gijón, Asturias, el pasado julio.
Gioconda Belli en Gijón, Asturias, el pasado julio.KIKE PARA

De niña, quiso ser arqueóloga, pero terminó siendo escritora. La nicaragüense Gioconda Belli (Managua) es una de las voces literarias más reconocidas de Nicaragua. En su historial, tiene una larga lista de títulos, donde las protagonistas son las mujeres: El pergamino de la seducción, Sofía de los Presagios, El país de las mujeres, Waslala, La mujer habitada, entre otras. Su obra, además de darle la vuelta al mundo, ha sido traducida a más de 14 idiomas y ha recibido numerosos reconocimientos.

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Alias: Gioconda Belli
Sofocos
¿Libros para cambiar el mundo?

¿Qué personaje literario se asemeja a usted?

Me habría gustado ser La Maga de Cortázar. Me obsesionó ese personaje y tenía el sueño de ir a caminar con Cortázar por París. El sueño se me concedió. Se lo dije y él me llevó a dar un paseo.

¿Con quién le gustaría sentarse en una fiesta?

Con Angela Merkel o Hillary Clinton. Son dos mujeres complejas, políticas natas. Me interesaría conversar sobre su relación con el poder.

¿Cuál es su lugar favorito en el mundo?

Mi casa en Nicaragua. Vivo en la parte alta de un cráter apagado y de mi casa veo el Lago de Managua a lo lejos y la silueta de una cadena de volcanes. Es un paisaje mágico. Solo verlo me hace amar mi país y este planeta.

¿Qué libro le hubiese gustado haber escrito?

La señora Dalloway de Virginia Woolf, o cualquiera de sus libros.

Si no fuera escritora…

Me habría gustado ser cantante de blues o de rock, tener una voz magnífica y conocer la sensación de cantar en un estadio lleno; también me habría gustado ser la arqueóloga con que soñaba en mi infancia, o directora de orquesta, pero me encanta lo que hago.

¿Cuándo fue la última vez que lloró?

Lloro en las películas y lloré viendo El Libro de la Selva hace unos días. Muy tierna esa película.

¿Cuándo fue más feliz?

El 20 de Julio de 1979, cuando tuve plena conciencia de que la Revolución había triunfado en Nicaragua y que el dictador Somoza había huido del país. El 19 de julio todavía me costaba creerlo. Recuerdo que me paré en un mirador que había cerca del búnker de Somoza, miré el paisaje y sentí que mi país había vuelto a ser mío.

Olor preferido

El olor a tierra mojada. Cuando caen las primeras lluvias en el trópico hay una explosión de olores y sensaciones que hacen que uno los perciba no solo con el olfato sino con todos los poros del cuerpo.

Una película favorita

Fanny y Alexander de Bergman. La veo cada año. Es una saga familiar en la que cada personaje es protagonista. La ambientación de la cena de Navidad es magistral. Los colores, los actores son geniales. Reúne desde la comedia hasta la tragedia.

¿Qué la deja sin dormir?

Algún problema de mis hijos. También me cuesta dormir el día antes de viajar. Le tengo mucho respeto a los aviones; me asombra que vuelen.

¿Con quién le gustaría quedar atrapada en un ascensor?

Brad Pitt o Barack Obama. El uno porque no solo es bellísimo, sino buen actor y tengo debilidad por él. Obama, además de fascinante, garantizaría que nos sacaran de allí muy rápido. Soy un poco claustrofóbica.

¿Qué está deseando comprarse?

Cigarrillos. Pero debo dejar de fumar. Esto de los placeres prohibidos me provoca rebeldía.

En su nevera siempre hay…

Leche para el café, vino blanco.

¿Qué le asusta?

Los terremotos. He vivido dos, el de 1972 en Managua y el de 1994 en Los Ángeles. Sentir que falla el suelo, nuestro punto de apoyo en el mundo es la sensación más terrorífica y desconcertante. La muerte me asusta también. No entiendo por qué nos tenemos que morir.

¿Un sueño recurrente?

Una casa misteriosa al lado de una playa escondida con un mar fosforescente

¿Qué cambiaría de usted misma?

Ya me acostumbré a mí misma. Me gustaría un trasero más pequeño.

Si pudiera tener un superpoder, ¿cuál sería?

Volar, o la capa de invisibilidad de Harry Potter.

¿Dónde no querría vivir?

En ningún país donde a las mujeres se les obliga a la burka o al velo. Me parece brutal la idea de que las mujeres deben taparse para proteger a los hombres de su libido. Detesto esas restricciones, las encuentro humillantes.

En una fiesta de disfraces ¿de qué se disfrazaría?

De bruja. Tengo una colección de brujas colgando en mi estudio. Las brujas son personajes malentendidos y para mí son bellas.

¿Qué le diría al presidente Daniel Ortega?

Aprenda del cine: todas las segundas partes son malas.

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