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Disney, al sur del Río Bravo

El padre de Mickey y su equipo visitó Latinoamérica en busca de ideas durante la Segunda Guerra Mundial

Andrés Rodríguez
Una imagen de Donald y José Carioca, en 'Saludos Amigos' (1941).
Una imagen de Donald y José Carioca, en 'Saludos Amigos' (1941).RKO Radio Pictures Inc.
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En 1941 todo el mundo estaba colapsando. La Segunda Guerra Mundial tenía enfrentado a los Aliados y al Eje en una de las contiendas bélicas más grandes de la historia. En Estados Unidos, Walt Disney disfrutaba del éxito comercial y de crítica de su primer largometraje animado: Blancanieves. Sin embargo, el conflicto militar global trastocó sus planes de construir un estudio y la continuidad de sus dos próximos proyectos, Pinocho y Fantasía. Con una deuda de 4,5 millones de dólares, sin inversión del Viejo Continente y una huelga de sus empleados que iniciaba, una invitación diplomática fue la salvación del director y guionista. El entonces presidente Franklin D. Roosevelt buscaba aliados en América del Sur y Disney requería trabajar y conseguir ideas para futuras producciones. Estos fueron los entretelones que llevaron al también productor y 18 artistas de su equipo al sur de la frontera, en busca de inspiración y para frenar el avance de la Alemania nazi.

A 50 años de la muerte de Disney, fecha que se recuerda en diciembre de este año, este viaje tuvo importancia para la continuidad de su carrera. De la visita diplomática se desprendieron dos cintas: Saludos amigos y Los tres caballeros. "Quería hacer películas [Disney] y no tenía el dinero para este cometido. El viaje a América del Sur lo salvó de algún modo, a él y a su sanidad", explica el historiador y animador John Canemaker, que rememora esta travesía del director en el documental Walt & El grupo (2008), un largometraje de Ted Thomas.

Saludos Amigos tuvo al pato Donald, a Goofy, el avión mensajero chileno Pedrito y el papagayo brasileño José Carioca como los principales protagonistas. El equipo de Disney quedó fascinado con las postales que arrojaba Río, el empedrado portugués en el paseo marítimo en la playa de Copacabana y, por su puesto, la samba. Donald no solo pudo aprender a bailar esta danza, sino también probar la cachaça, una bebida alcohólica producto de la destilación del jugo de la caña de azúcar fermentado, muy típico de la nación del carnaval. La canción Aquarela do Brasil, del legendario compositor mineiro Ary Barroso, musicalizó el encuentro de culturas en el episodio documental de nombre homónimo.

La partitura de 'Aquarela do Brasil', compuesta por Ary Barroso.
La partitura de 'Aquarela do Brasil', compuesta por Ary Barroso.Cortesía de ThornBooks

“Solo en Aquarela do Brasil logran esa sensación de maravilla y descubrimiento de la que encontraron en América del Sur en términos de color y de la forma libre, la atmósfera, la música, los olores, los sonidos, los gustos, toda la sensualidad y la cualidad de belleza de la región se reflejan esta en ese corto en particular”, afirma Canamaker.

A través de este cortometraje Donald también pudo visitar Bolivia y estar frente al Lago Titicaca, en sus más de 200 kilómetros de largo y 100 de ancho, además de sentir los efectos del sorojchi o mal de altura, causado por los 3.600 metros sobre el nivel del mar de este territorio donde se encuentra este cuerpo de agua. En esta breve visita pudo también conocer la singularidad de las llamas, un mamífero camélido que abunda en el altiplano latinoamericano.

“La primera impresión de sus mercados fue el vivo colorido, la música de Bolivia es tan especial como sus trajes. Los originales diseños hechos a manos fascinaron a las mujeres de nuestro equipo, así como los gorros de lana de vicuña”, explicaba el narrador del cortometraje documental Cómo se hizo Saludos amigos. “Atraídos por el valor cinematográfico de las llamas, su altiva y elegante actitud parecían combinar con la música local y de esa forma nació otro personaje”, acotaba el mismo relator.

Disney y un grupo de artistas durante el viaje.
Disney y un grupo de artistas durante el viaje.The Walt Disney Family Museum

Mientras una parte de los animadores del equipo recorrían Perú y Bolivia, el creador de Mickey visitaba Uruguay para el estreno de Fantasía. El periodista de El País de Uruguay Hugo Rocha, que falleció en 2014, recordaba este momento. En el documental de Thomas, Rocha menciona que Disney, cuando llegó, se vio rodeado de periodistas y mantuvo su distancia. Le dio la sensación de que quería evitar a la prensa local, “pero ese no fue el caso, nuestra impresión cambió radicalmente tres horas después cuando llamó a una conferencia para los medios de comunicación”, asevera.

“Walt era muy amigable, modesto y un hombre de trato fácil. Tenía 40 años y nos parecía como un niño, yo me quedaba viéndole y me decía a mi mismo que me recordaba a James Stewart o Gary Cooper, pero no, no, es alguien mas. Pero claro, el me recuerda a Mickey Mouse. El es Mickey mouse”, pensaba Rocha, cuando se acordaba de esa conferencia de prensa en Montevideo.

Días después, el director estadounidense se fue a Buenos Aires, una ciudad que para él se asemejaba mucho a Boston. En Argentina, como en muchos otros territorios, se cuenta la leyenda urbana de que Disney fue congelado, según las afirmaciones de muchos entrevistados en ese país que muestra el documental Walt & El grupo. El prolífico animador quedó nuevamente fascinado por las demostraciones de bailes típicos como El gato, El Malambo, La Chacarera o La Zamba ríoplatense. La cultura gauchesca, el asado en La Pampa y el modo de vivir del gaucho, al que denominaron como el cowboy de Latinoamérica —inspirados en el arte del dibujante y pintor Florencio Molina Campos—, dio como resultado una recreación, encarnada por Goofy, de la vida de este vaquero de las llanuras latinoamericanas.

Donald enamorado

Disney con vestimenta gaucha en Argentina.
Disney con vestimenta gaucha en Argentina.The Walt Disney Family Museum

El relator de Cómo se hizo Saludos amigos afirma que Disney y su equipo terminaron visitando todos los países de América del Sur, aunque de forma más breve y en algunos casos solo de paso, a excepción de Paraguay, que no es mencionado en ninguno de los tres cortometrajes. Los artistas también pusieron pie en Centroamérica, aunque consideran que “el tiempo era demasiado corto” para hacerle justicia a países como Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y, una mención especial, a un lugar “inolvidable” como Chichicastenango, en Guatemala.

México fue la última parada de los realizadores para captar más música, más colores y más impresiones. Los jardines flotantes de Xochimilco fueron una de las maravillas para los ojos de los artistas estadounidenses. Pasearon entre embarcaciones que venden flores, frijoles y tacos, dentro de las embarcaciones. Describieron al canal que transporta las barcazas como un “bello lugar con mucho color y con suficiente inspiración para hacer una película”. Una de las últimas cosas que vieron, fue la demostración de los charros, los jinetes mexicanos. Este último recorrido resultó en la creación de Pancho Pistolas, un bravo gallo charro que le encanta cantar rancheras.

Este personaje vio su debut en Los tres caballeros, la primera película de Disney que combina la acción real y la animación, junto a Donald y José Carioca, a los cuales los lleva de paseo por Pátzcuaro, Veracruz y Acapulco. En el segmento cantan juntos una versión de la popular tonada ¡Ay Jalisco, no te rajes!, además que el pato se enamora de la cantante y actriz mexicana Dora Luz, la que le dedica la canción Solamente una vez, de Agustín Lara, traducida al inglés para esta película. Del mismo modo, casi finalizando la cinta, Donald interactúa con otras composiciones típicas del país norteamericano como La zandunga, junto a la intérprete y bailarina de la Época de oro del celuloide de esa nación Carmen Molina, quien le roba de igual manera el corazón al personaje de la factoría de Disney. Su idilio termina cuando bailan juntos la polka revolucionaria Jesusita en Chihuahua.

Más pertinente que nunca

El mundo volvió a cambiar con el bombardeo de Pearl Harbor, por lo que la misión en la que estaba involucrado Disney y sus artistas fue “más pertinente que nunca”, mencionan en Walt & El grupo. “Cuando la oficina de asuntos Interamericanos nos pidió que hagamos Saludos amigos teníamos un propósito, hacer una película que a Estados Unidos y a Latinoamérica les guste, para que al final se agraden uno con el otro aún más. Todos pensamos en las barreras entre los subcontinentes de América, y, ahora, de repente, vemos que estas cosas no importan. Nuestros antecedentes son distintos, pero nuestro futuro debe ser el mismo”, manifestaba Disney en una grabación que figura en la producción de Thomas.

Sin embargo, no todas las partes quedaron contentas. La historiadora Leticia Pinheiro se muestra satisfecha con el resultado del emprendimiento diplomático. “José Carioca era un bribón, pero uno bueno. Él no era peligroso, era un poquito irresponsable, pero era muy amigable, muy cordial, un muy buen tipo. Toda la idea de acercarse a Latinoamérica fue de Estados Unidos. Creo que fue una buena convergencia de intereses de ambos proyectos”, precisa Pinheiro en el documental.

Canamaker menciona que para Disney y su equipo fue difícil llevar al cine todo el material que recolectaron. “La gente que no viajo a Sudamérica plasmaron estas películas como se las hacía antiguamente, con bromas y toques de la cultura extranjera, pero sin incorporar o crear algo totalmente nuevo. La influencia estadounidense abruma a las influencias culturales de Latinoamérica”, añade el historiador estadounidense.

El permiso de viaje a Latinoamérica de Disney.
El permiso de viaje a Latinoamérica de Disney.The Walt Disney Family Museum

El estudiante chileno graduado de historia Juan Carlos González se muestra disconforme con el paso de Disney en Chile y la creación del avión mensajero Pedrito, según da a conocer en el documental. Este desencanto, sin embargo, resultó en la creación de Condorito, un personaje de historieta chileno con mucha popularidad en algunos países de Latinoamérica, de la mano de René Ríos Bottiger, Pepo. “Como una manera de ensalzar un personaje nacional crea a Condorito, representando lo más típico de nuestro país y también como una clara repuesta a la poca consideración que tuvo Disney en nuestro país en el filme [Saludos amigos]”, agrega.

Para el historiador Canemaker el viaje a Latinoamérica fue beneficioso tanto para Roosevelt como para el director de cine, ya que el expresidente de EE UU obtuvo lo que quería: la atención de América del Sur. Y Disney pudo “escaparse de los problemas en casa” y encontrar una salida creativa. A partir de ese momento, la historia continúa como se la conoce y se convierte en una anécdota más. El documental al finalizar menciona que Walt Disney logró mantenerse en el negocio y siguió siendo un innovador en el cine, televisión, parques temáticos e ideas sobre el futuro, e insiste en que el padre de Mickey “nunca fue congelado”.

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Sobre la firma

Andrés Rodríguez
Es periodista en la edición de EL PAÍS América. Su trabajo está especializado en cine. Trabaja en Ciudad de México

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