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Aziza Brahim, el blues seco y doliente del desierto del Sáhara

La artista reivindica con sus canciones y los cuatro discos que ya tiene publicados la resistencia pacífica de un pueblo que espera ejercer su derecho a la autodeterminación

Aziza posa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Aziza posa en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.Luis Sevllano Arribas (EL PAÍS)

Nació el día de que murió El Uali en combate, el héroe de la lucha armada por la independencia del Sáhara Occidental considerado el Che saharaui. Aquel 9 de junio de 1976 una parte de su pueblo luchaba contra la ocupación marroquí y mauritana de ese trozo del desierto del Sáhara, frente a las Islas Canarias, que hasta unos pocos meses antes había sido español durante casi un siglo. Otra, huía. La madre de Aziza Brahim se había quedado embarazada de ella justo cuando España empezaba a desmantelar su presencia en la región y comenzaba la guerra y el éxodo de los saharauis al interior del desierto, a la inhóspita hamada argelina.

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Y allí, en los incipientes campamentos levantados cerca de la ciudad de Tinduf, al suroeste de Argelia, en el exilio, vino al mundo Aziza Brahim marcada por esas dos fechas: la huida de su madre con ella dentro y la muerte del líder guerrillero. “Me decían de pequeña que traía mala suerte, y lo llegué a creer, pero la verdad es que lo superé pronto”.

Ahora es ella la que es símbolo también de la resistencia pacífica de un pueblo que espera ejercer de una maldita vez su derecho a la autodeterminación que se les niega desde que era colonia española. Un símbolo, sin embargo, de paz que ella reivindica con sus canciones y los cuatro discos que ya tiene publicados en todo el mundo.

“No me importa que se anteponga mi condición de mujer saharaui a la de artista”. Y es que puede parecer una losa que siempre se le saque a relucir su procedencia vital antes que su propia carrera musical. “Es normal que pongan ese foco sobre mí. Toda mi música está impregnada de la causa de mi pueblo. Y gracias a que me dedico a la música, puedo llevar su voz por todo el mundo. Ejerzo de saharaui comprometida”

“Claro que me gusta hablar de mi música, pero entiendo que se quiera saber de mi vida pues refleja lo que ha sido el camino recorrido por mi pueblo en todos estos años”

Y en estos años, Aziza Brahim también ha caminado lo suficiente para tener claro que los saharauis se reconocen en sus canciones. Sostiene que en su música hay “una fuerte base de música saharaui, pero no estrictamente tradicional. Desde pequeña, con mi familia, siempre he cantado lo que en los campamentos llamaban ‘canción moderna’. A mí me gusta innovar, la fusión. Desde mi primer disco [Mi canto, de 2008], hasta este último ha habido una evolución grande”

Y este último es Abbar el Hamada, que presenta este viernes en el teatro Conde Duque de Madrid, y el que viene en el Zorrilla de Badalona (Festival Blues & Ritmes) antes de embarcarse en una gira europea. “Escucho mucho blues” dice al referirse a esta obra en la que canta en hassanía, su lengua materna derivada del árabe, y en perfecto castellano, que los saharauis no han abandonado y menos ella, que pasó la adolescencia y primera juventud en Cuba (“mi segunda patria”, afirma) becada por el gobierno isleño.

“Es muy difícil que yo me salga del blues que salió de África, y de toda ese sonido del continente”. Tuvo suerte de que a pesar de las penurias del exilio como refugiada, perteneciera a una familia de origen mauritano que viajaba con frecuencia. “Desde pequeña en mi casa de los campamentos escuchaba raï árabe, y mis tíos traían casetes de Baaba Maal, Ismaël Lô, Youssou N’Dour, Ali Farka Touré, Salif Keita… y me quedaba fascinaba por escuchar esa música tan sencilla y tan bonita. Crecí con esas sonoridades que aunque fuera en otros idiomas, me resultaban muy cercanas a mí. La cultura saharaui bebe mucho de otras por ser un pueblo nómada, africano, árabe y bereber”. Y eso se evidencia en sus canciones: “La música saharaui tiene muchas influencias. La percusión saharaui tiene su raíz en la percusión africana. Nuestras cultura es más africana que árabe, de la que sólo utilizamos el cuarto de tono”.

Habla Aziza Brahim con respeto y devoción de su compatriota Mariem Hassan, la cantante que falleció el pasado agosto y que más lejos llevó la música saharaui por el mundo. “Ella es una voz grande, su sitio será su sitio. Siempre fui fan de ella. Mariem Hassan es un símbolo y estará siempre en el corazón de los saharauis, y eso no lo va a ocupar nadie más”.

En Abbar el Hamada se ha rodeado de músicos españoles como el genial percusionista Aleix Tobías, líder de la Orquesta de Percusiones Ibéricas Coetus, y el bajista Guillem Aguilar. La situación de su pueblo y su lucha imprime cada una de sus canciones. Pero no es un disco triste: “el desierto está lleno de belleza y de diversidad. Es inhóspito y en mi música siempre quiero resaltar eso que parece una contradicción. Anhelamos la paz y el regreso a nuestra tierra, que cada vez parece más lejano, pero somos un pueblo pacífico a pesar de toda la sangre derramada. Muchas de mis canciones quieren contar eso también pero en tono de fiesta y celebración”

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