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'Madres forzosas', pura nostalgia

Natalia Marcos

La nostalgia televisiva ha traído de vuelta los noventa. El regreso deExpediente X ya demostró que estas resurrecciones no estaban dispuestas a abandonar los noventa por mucho que Mulder y Scully ahora usaran móviles de última generación y tecnología punta. Ese amor por los noventa está todavía más presente en Madres forzosas, la serie con la que Netflix ha recuperado el espíritu de la muy popular Padres forzosos.

Con ella, la plataforma online explota la vena familiar de la que hace gala siempre que puede. En todas sus presentaciones, Netflix insiste en el amplio catálogo que tiene en cuanto a contenido infantil, conscientes de que los dibujos animados vistos en tabletas son un medio de entretenimiento cada vez más frecuente para los más pequeños de la casa. Si Padres forzosos ya era comedia familiar y funcionó como funcionó, ¿por qué tratar de inventar algo nuevo con Madres forzosas? De hecho, la nueva serie recupera incluso la misma casa en la que tenían lugar las aventuras y desventuras de los Tanner en los noventa.

Madresforzosas

Madres forzosas es pura nostalgia. Su primer capítulo se aprovecha sin contemplaciones de eso. Es lo que se esperaba de ella y lo hace muy bien. Con doble arranque, primero con la cabecera de siempre y más tarde con una nueva versión que combina imágenes de las protagonistas cuando eran niñas y en la actualidad. Con la participación de los protagonistas de Padres forzosos. Con guiños y referencias constantes al pasado y al conocimiento del espectador (el mejor gag lo protagonizan las ausentes gemelas Olsen, cuyo personaje vuelve a ser mentado en otras ocasiones a lo largo de la serie). Con esas risas estridentes y aplausos entusiasmados en directo que tan forzados y poco naturales suenan.

Pero si a Madres forzosas se le quita la mayor parte de esa nostalgia, como ocurre en los capítulos siguientes, nos quedamos con una comedia con un humor muy blanco, apto para público de todas las edades. Ahora las madres son ellas. D.J. Tanner necesita ayuda para continuar con su carrera laboral y cuidar de sus tres hijos tras quedarse viuda, por lo que se mudará al hogar familiar (del que, muy convenientemente, se van su padre y resto de inquilinos) junto con su hermana Stephanie y Kimmy Gibbler, amiga de D.J. y ahora madre de una niña y separada. Aunque de vez en cuando los tres protagonistas de Padres forzosos se dejan caer por los capítulos, el núcleo duro de la serie son las tres mujeres y los niños, y las situaciones fruto de la convivencia diaria a las que da lugar la coexistencia de tan dispares clanes.

Es decir, si a Madres forzosas se le quita la nostalgia de Padres forzosos, el asunto se queda en una comedia familiar de los noventa emitida en 2016. Sin embargo, las cifras deben compensar (la expectación por el regreso era muy importante) y, solo cinco días después de colgar la primera temporada en su plataforma, Netflix ya la ha renovado para una segunda entrega.

Comentarios

Buenas tardes.La serie es lo que es, y la verdad es que a mi me resultó bastante entretenida y me la vi de un tirón el viernes por la noche. Obvimente las autoreferencias están presentes, pero poco a poco, se va haciendo un poco con su hueco. Creo que el último párrafo la resume muy bien, una comedia familiar de los 90 emitida en estas fechas. Tampoco pretende ser otra cosa, ni inventarse nada nuevo. Creo que quién la ve, sabe a lo que va, a recordar los buenos momentos vividos con la serie original.Quizás para mi lo peor es el primer episodio, que se hace demasiado largo y con demasiadas autoreferencias, y por su puesto el horrible titulo con el que la han traducido, que además hace que nos perdamos el juego de palabras entre el título y el apellido de casada de DJ. Resumienta, apta para pasar un rato y sin buscar cosas novedosas ni originales.
Me encantan mis uñas. Bueno, tampoco es que me pase todo el día mirándolas para solazarme. Es, más que nada, el apego de la costumbre. Son prácticas, requieren poco mantenimiento, no estorban. Me gustan, vaya.Y aun así, preferiría que me arrancaran entre una y tres uñas antes que ver esta serie. Cuatro, no. Antes de prescindir de cuatro, igual vería medio episodio. Pero entero no, que tampoco me gustan tanto-tanto. Mis uñas, digo.
Dicen que la original costó mucho tiempo en cuajar en audiencias, y este caso parece que va por mismo caminowww.seriesruy.blogspot.com
Buff, la recordaba con cariño pero esto es demasiado broza para verlo.

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Sobre la firma

Natalia Marcos
Redactora de la sección de Televisión. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, donde trabajó en Participación y Redes Sociales. Desde su fundación, escribe en el blog de series Quinta Temporada. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y en Filología Hispánica por la UNED.

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