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Los ‘Vikingos’ se lanzan al Mediterráneo

La serie de Michael Hirst sobre los guerreros nórdicos vuelve con una cuarta temporada de 20 capítulos

Travis Fimmel, protagonista de 'Vikingos', en una imagen promocional de la serie.
Guillermo Altares
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Entrevista a Michael Hirst

En la tercera temporada, las huestes de Ragnar Lothbrok que protagonizan la serie Vikingos llegaron hasta París. En la cuarta, que se estrena el miércoles (22.30) en TNT, los guerreros nórdicos de esta ficción, creada y escrita por Michael Hirst, ampliarán horizontes hacia el Mediterráneo. Esta vez su destino se encuentra en el sur, aunque sus protagonistas también tienen bastantes problemas en casa. “No escribo un documental, sino una ficción televisiva”, explicó Hirst (Bradford, 1952) durante una reciente visita a Madrid para presentar la nueva temporada, que contará con 20 capítulos, el doble de las anteriores.

Pese a las libertades que puede tomarse con la realidad, Vikingos es una lección de historia, no solo porque su protagonista sea un guerrero semilegendario, sino porque describe con detalle la vida y la expansión de esos pueblos del norte que, durante dos siglos, aterrorizaron Europa.

“No podemos olvidar que los vikingos son un pueblo sin tradición escrita, pero todo lo que aparece en esta serie se basa en hechos históricos. Me interesan mucho la verdad y la autenticidad, aunque tengo que mover a los personajes”, prosigue Hirst, un tipo simpático, irónico y perspicaz, extraordinariamente culto que iba a dedicarse a la vida académica hasta que el cine se cruzó en su vida. Ha escrito Los Tudor, las dos partes de Elizabeth y Los Borgia y, aunque se niega a ser considerado un divulgador, es indudable que se aprende mucho sobre el pasado con su trabajo.

Michael Hirst, durante su visita a Madrid.
Michael Hirst, durante su visita a Madrid.TNT

“Mi principal interés es conectar el pasado con el presente. No me veo escribiendo dramas costumbristas, en los que los personajes parecen sacados de un museo. Me interesa lo que tenemos en común en todas las épocas”, señala Hirst quien, a lo largo de la conversación, lanza unos cuantos dardos a Juego de tronos, la competencia en cuestión de espadas y luchas de poder en la televisión mundial. Sin embargo, en Vikingos no hay dragones, ni más apariciones sobrenaturales que la relación que los nórdicos tienen con sus dioses. Asegura, que a diferencia de la ficción de George R. R. Martin, en su serie no hay escenas de sexo gratuitas ni mueren personajes solo por motivos efectistas, aunque alguno se queda en el camino. De hecho, asegura que el ayudante de producción que reparte los guiones recibe el apodo de “ángel de la muerte” cuando anuncia a algún actor el inminente viaje de su personaje al Valhalla (el cielo vikingo, un festín para toda la eternidad del que disfrutaban aquellos guerreros que morían con el arma en la mano).

Cuanto menos se desvele sobre la nueva trama, mejor, más allá de que el largo viaje de los vikingos prosigue y que la factura del primer episodio de la cuarta temporada es impresionante. La serie comenzó a emitirse en 2013, justo cuando el interés hacia los vikingos no paraba de crecer, mientras iba cambiando la visión de estos pueblos del mar: no es que no fuesen violentos en sus incursiones, sino que el mundo de la Alta Edad Media era extraordinariamente salvaje en su totalidad. Su expansión, como destaca Hirst, responde también a la necesidad de encontrar tierras de cultivo que no existen en los fiordos nórdicos.

Pero el guionista insiste en que la historia tiene que estar al servicio de la trama y no al revés. “El primer realizador con el que trabajé fue Nicolas Roeg, ahora muy olvidado, pero que fue un cineasta muy importante, director de la primera película de David Bowie. Había leído alguno de mis relatos y me pidió un guion. Cuando lo leyó, lo tiró por la ventana. ‘¿Por qué?’, le pregunté. ‘Sorpréndeme’, me respondió. Nunca he olvidado esa lección”.

El espectador pierde la paciencia

El motivo de que haya 20 episodios en la cuarta entrega y otros 20 en la quinta, en que caso de que se confirme su rodaje —todavía no hay nada firmado— no tiene que ver con el éxito de la serie, que se emite “en casi todos los países del mundo”, como señala Hirst, sino con la nueva forma de consumir televisión desde que las plataformas online cuelgan todos los capítulos a la vez.

“Los espectadores han perdido la paciencia”, señala el guionista. Los primeros 10 episodios se emitirán a partir del miércoles y los otros diez en verano. “La gente ya no espera”, remata.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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