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El Patronato de Altamira estudiará ampliar los visitantes a la cueva

Los responsables del yacimiento estudian que se puedan sortear las visitas también por Internet

Guillermo Altares
Visitantes en la neocueva de Altamira, el pasado abril.
Visitantes en la neocueva de Altamira, el pasado abril.Alejandro Ruesga

El Patronato de la cueva de Altamira, reunido este martes en Santillana del Mar, estudiará ampliar el número de visitantes a la gruta, que alberga alguna de las pinturas prehistóricas más importantes del mundo, Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Actualmente entran cinco visitantes a la semana, por sorteo. En 2015 accedieron 220 personas, pese a las protestas de los expertos, que consideran que cualquier ingreso en la cueva pone en peligro las pinturas.

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Otra medida que se estudiará en las próximas semanas es que el sorteo para poder acceder al yacimiento original no se celebre sólo entre las personas que acuden el viernes a visitar el museo y la réplica de la cueva, como ocurre hasta ahora, sino que se pueda realizar también por Internet. "El objetivo es que se pueda programar con un cierto tiempo para alguien que esté en Madrid o en Japón", señalaron fuentes del Ministerio de Educación y Cultura. "Todavía no se ha tomado ninguna medida, se estudiará y será fruto del consenso", agregaron las fuentes que insistieron en que las visitas no han tenido impacto por ahora sobre el ecosistema de la cueva.

El Patronato, del que forman parte el Ministerio de Cultura, el Gobierno de Cantabria, el Ayuntamiento de Santillana del Mar y la Fundación Botín entre otras instituciones y personas, nombró también este martes a José María Ballester coordinador del Plan de Conservación de la Cueva. Este antiguo crítico de arte y funcionario internacional, que fue director de Cultura y Medio Natural del Consejo de Europa y que actualmente es responsable de Desarrollo Rural de la Fundación Botín, señaló que "nuestra preocupación es salvaguardar el patrimonio". "Creemos que la cueva puede estar abierta a unos pocos visitantes más, aunque jamás lo estará al turismo masivo. Simbólicamente me parece importante que puedan entrar de forma controlada, porque simbolizan el derecho que los ciudadanos tenemos de acceder a bienes de interés cultural", aseguró en conversación con este diario.

Sin embargo, la apertura de la cueva ha provocado las protestas de numerosos expertos en prehistoria y el envío de una carta a la Unesco por parte de prehistoriadores de la Universidad Complutense y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). La carta aseguraba que "el plan que incluye la apertura de la cueva a los visitantes pone en peligro un legado frágil de suma importancia para la comprensión de la sociedad paleolítica".

"Todo lo que sea abrir me parece mal, cuanto más peor", señaló este martes la prehistoriadora Teresa Chapa Brunet, profesora de la Complutense y una de las grandes expertas en arte parietal, después de conocer la noticia de la posible ampliación de las visitas. "Cada apertura empeora las condiciones de conservación de la cueva, me parece la peor solución que se puede tomar. Va en contra de la tendencia en el resto de europa. Es todo lo contrario de lo que hay que hacer: hay que invertir en réplicas. Es una mala decisión que sufrirá la cueva".

El Gobierno de Cantabria señaló en enero, a través de su consejero de Turismo, Francisco Martín, que iba a proponer al Patronato instaurar un sistema por el que se pudiesen subastar entradas por Internet. "Hay personas que están dispuestas a pagar muchísimo dinero por entrar a la cueva original. E incluso a establecer negocios", señaló Martín. Esta propuesta no será estudiada. Fuentes del Ministerio indicaron que no se ha planteado todavía ningún número de visitantes suplementarios concreto, hasta que no se realicen nuevos estudios.

La decisión de abrir la cueva a un puñado de visitantes se basó en las conclusiones de un plan de conservación preventiva encargado por el Ministerio y dirigido por el francés Gael de Guichen, que indicaba que la presencia de visitantes no afecta a las pinturas y que el proceso de deterioro que sufre el monumento se debe a causas naturales. Sin embargo, un estudio anterior del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), elaborado durante doce años bajo la dirección de dos de los mejores expertos en cuevas con pinturas parietales del mundo, Sergio Sánchez-Moral y Cesáreo Saiz-Jiménez, establecía que la presencia humana dañaba irremediablemente las pinturas. "Cualquier umbral de riesgo se ha superado" afirmaba sobre la presencia humana en la cueva. Según este trabajo, que pese a haber sido entregado en 2009 sólo está disponible en la web del Ministerio desde el pasado lunes, el mayor peligro eran microorganismos fotótrofos, que se alimentan de la luz.

En Francia, se inauguró esta primavera una réplica de la cueva de Chauvet, que junto a Altamira y Lascaux contiene las pinturas más importantes que hayan llegado hasta nosotros. Sus responsables esperaban 350.000 turistas en un año y han recibido 400.000 en los cinco primeros meses desde su apertura. En verano, esta prevista la apertura de una nueva réplica de Lascaux, que sufrió una crisis tan grave provocada por las visitas, aunque controladas, que estuvo a punto de destruir las pinturas.

Las pinturas de Altamira tienen unos 18.000 años de antigüedad y fueron descubiertas en 1879. Los visitantes permanecen sólo 37 minutos dentro del yacimiento y apenas unos minutos en la impresionante sala de los bisontes. Existe una réplica de la cueva, que fue visitada en 2015 por 263.753 personas, lo que supuso un incremento del un 7,46% respecto al año anterior.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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