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Una ópera cruel en los suburbios de Madrid

El Teatro de la Zarzuela se prepara para el estreno mundial de Juan José, la “obra cumbre” de Sorozábal

Un momento de la obra.
Un momento de la obra.

Dicen que a la tercera va la vencida. El Teatro de la Zarzuela se propone cargarse la maldición de la ópera Juan José, la que Sorozábal decía que era su “obra cumbre” pero que él mismo impidió que se llevara a escena en los dos intentos anteriores. La obra, que retrata una miseria extrema en un barrio de la periferia de Madrid, se sube a las tablas de la sala de la calle Jovellanos al fin en su estreno mundial.

La historia de Juan José es, cuanto menos, atípica. Se intentó estrenar en 1979, pero el propio Sorozábal, durante los ensayos y por unas desavenencias con los impulsores del estreno, lo canceló. Testigos cuentan que durante los ensayos, cerró la partitura de golpe y dijo: “esto no se va a estrenar”. Hubo que montar en pocos días La del soto del parral para evitar el descalabro. Hubo un segundo intento una década más tarde. “El entonces director de la Zarzuela se reunió con Sorozábal y accedió con una condición: que la cantaran Plácido Domingo, Montserrat Caballé y Teresa Berganza. Era imposible”, cuenta Daniel Bianco, director del teatro, sobre aquel segundo intento.

48 años después y al tercer intento, en el teatro está todo listo para afrontar el reto, una obra que “habla de un sitio donde el futuro no llega, que desgraciadamente nos habla de una situación que hoy nos resulta muy cercana”, según Bianco. Porque Juan José no necesita de ninguna actualización. Estos antihéroes que inspiraron la compasión del compositor son “seres que sacan lo peor de sí mismos obligados por las circunstancias”, cuenta José Carlos Plaza, director de escena. “Hemos partido de la realidad de las cosas y las hemos roto para llevar el drama a una tremenda historia de crueldad. Es la miseria, el paro, la incultura, los desahucios, la violencia contra la mujer… hace tres años no podía pensar que esta obra sería hoy un periódico abierto a la realidad”, cuenta Plaza.

Aquí lo que se expone, según Plaza, es “un poema musical nacido de la miseria”, y por eso el director escénico cree que es “una esperanza para el ser humano”. A nivel musical, hablamos de un Sorozábal evolucionado que llega a la atonalidad. “Es una música verista muy avanzada que se corresponde perfectamente con lo que pasa en escena. Sorozábal se atreve a una producción más vanguardista que en sus anteriores obras, compuesta en una atonalidad diferente, que podemos decir que suena bien”, explica Miguel Ángel Gómez Martínez, director musical, y que Plaza considera el “Wozzeck español”. El reparto lo encabeza Ángel Ódena, que la define como una “obra única”. “Esta ópera es dura de cantar y la historia te obliga a cambiar de manera de pensar y de sentir en un espacio de menos de dos horas”, cuenta el barítono catalán, que destaca la orquestación a lo grande de la obra.

Dice el director de escena que este es un “Sorozábal que está del lado de los perdedores y los transmite”, y el compositor se definía como “un músico del pueblo que compone con sentido humano”. Este drama lírico que se estrena este 5 de febrero lo consideraba proletario, y refleja el Madrid de los barrios bajos, de las tabernas y la marginalidad. Un lugar donde el futuro no existe y la cultura no llega. Algo que para Plaza es también algo que puede trasladarse a nuestros tiempos de crisis: “Sin la cultura, podrán hacer de la gente lo que quieran”.

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