'American Crime' vuelve a poner el dedo en la llaga
Algunas historias golpean como puñetazos en el estómago. American Crime lo hace. En su primera temporada, la muerte de un joven tras ser atacado, junto a su mujer (violada y al borde de la muerte también), es el detonante de una historia en la que el choque racial es el protagonista (los atacados son blancos; los sospechosos, negros y latinos). Sin embargo, la trama daba pie a reflexiones sociales de muchos tipos y con diferentes enfoques, desde problemas personales de cada familia a las dificultades de integración de los inmigrantes o el cuestionamiento del sistema judicial. Una tanda de capítulos dura y dolorosa, mantenida con pulso gracias a un estilo narrativo muy particular, sin prisa pero sin pausa, y alimentada con grandes interpretaciones.
Siguiendo el esquema de las series antológicas tan de moda últimamente, la recién estrenada segunda temporada (en España, en Canal + Series) hace borrón y cuenta nueva con otro argumento, otros personajes, otra localización, pero algunos actores en común y un estilo y una dureza similares. Ahora el conflicto se traslada a una escuela privada, muy orgullosa de su equipo de baloncesto y de la deportividad y buen hacer de sus componentes. Un joven es expulsado de la escuela tras circular por las redes sociales una imagen de su estado lamentable tras una fiesta del equipo. Sin embargo, su madre sospecha que lo que ocurrió no es lo que parece a simple vista.
Los conflictos sociales vuelven a estar en el centro de una historia que parece más cercana aún que la primera temporada y, posiblemente, más incómoda de ver. El planteamiento inicial apunta a otra entrega desasosegante y que explota su conciencia de serie minoritaria, toda una rareza si se tiene en cuenta que se emite en un canal en abierto en Estados Unidos. Además del argumento, gran parte del peso de la serie recae sobre sus actores y unos personajes con múltiples aristas. Repiten Timothy Hutton, Felicity Huffman, Lili Taylor, Regina King (ganadora del Emmy por su papel en la primera entrega) y Elvis Nolasco y se incorporan caras nuevas, sobre todo entre el reparto más joven de la serie.
Hay series a las que les gusta hacernos pasar un mal rato, y American Crime es una de ellas. De momento, el inicio de la temporada, que arranca con una llamada telefónica a la Policía, igual que la primera tanda de capítulos, deja una extraña sensación de inquietud y un buen puñado de preguntas en el aire con la clara intención de seguir golpeando donde duele y metiendo el dedo en la llaga de las heridas de Estados Unidos.