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Un hito del exilio republicano corre peligro

El Ateneo Español en México está al borde del colapso financiero ante la reducción de las ayudas oficiales y el ocaso vital de sus socios

Jan Martínez Ahrens
Un grupo de niños españoles refugiados en Veracruz.
Un grupo de niños españoles refugiados en Veracruz.Archivo general de México

El Ateneo Español en México vive días críticos. La institución cultural fundada por figuras como León Felipe, Luis Buñuel o Rodolfo Halffter y que durante décadas ha sido emblema del exilio republicano está al borde del colapso financiero. La reducción de las ayudas oficiales y el ocaso vital de sus socios la han puesto contra las cuerdas, haciendo peligrar un fondo documental único, incluida una biblioteca de 21.000 ejemplares, imprescindible para el conocimiento de un capítulo tan doloroso como iluminador de la historia hispanoamericana. “Estamos entre la espada y la pared, la institución corre riesgo y necesitamos ayuda”, afirma la presidenta del Ateneo, Carmen Tagüeña.

Era julio, el mes de la lluvia en México, cuando el poeta León Felipe invitó por carta a un grupo de exiliados a reunirse para crear el Ateneo Español. La Guerra Civil hacía un año que había terminado, y la capital mexicana, todavía una ciudad de un millón de habitantes, servía de refugio a miles de huidos. Atrás habían dejado una Europa en llamas, donde la barbarie hitleriana avanzaba imparable y Franco imponía una salvaje represión a los derrotados.

En esa hora negra, México fue una tierra de esperanza. El presidente Lázaro Cárdenas abrió las puertas al éxodo español y estableció una línea maestra de la política exterior mexicana que se mantuvo hasta el 28 de marzo de 1978, cuando, asentada la democracia en España, se restablecieron las relaciones diplomáticas.

Lo que no consiguió ni la guerra ni el exilio, puede lograrlo la falta de dinero. Sus fondos están bajo mínimos, sólo alcanzan para enero

Desde sus albores, de la mano de León Felipe, Ramón Gaya, Luis Buñuel, Margarita Nelken, Rodolfo Halffter, Tomás Bilbao, Joaquín Díez-Canedo y otros intelectuales, el Ateneo mantuvo una fuerte actividad cultural que se acentuó con la transición (a la que acopló perfectamente) y ha llegado con fuerza hasta el presente. Su biblioteca, de 21.584 ejemplares, es un centro de referencia mundial y atrae al año a más de 200 investigadores universitarios. En sus salas, ubicadas en un histórico edificio sede la UNED, las conferencias, proyecciones, presentaciones de libros y debates se han convertido en una constante. “Las migraciones y los exilios siguen formando parte de la política, y aquí se preserva una lección histórica que no debe olvidarse” indica la presidenta del Ateneo, hija de un teniente coronel republicano.

Ahora, este foro cultural corre riesgo de desaparecer. Lo que no consiguieron ni la guerra ni el exilio, puede lograrlo la falta de dinero. Sus fondos están bajo mínimos y sólo alcanzan para cubrir el mes de enero. “La Embajada nos apoya, pero no basta, para febrero y marzo ya tendremos problemas de liquidez”, señala Tagüeña.

El motivo del hundimiento es múltiple. Setenta y seis años después del fin de la Guerra Civil, la cifra de asociados ha entrado en declive y el vínculo con los nietos y bisnietos de los exiliados se ha diluido. Sólo quedan 140 socios activos, algunos de ellos sin posibilidades de pagar la modesta cuota de 1.000 pesos anuales (55 euros).

Las fuentes externas también andan a la baja. Las subvenciones de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), destinadas a proyectos específicos, se han reducido con la crisis económica española, aunque mantienen un compromiso de colaboración, que esta semana se ha plasmado en el desembolso de 5.000 euros. Y pese a que la Embajada y el Ministerio de Empleo facilitan anualmente una cantidad para gastos administrativos, el aporte queda lejos del dinero necesario (unos 50.000 euros) para mantener una estructura de personal (bibliotecario, secretaría, velador…) en la que ningún cargo directivo cobra.

La biblioteca del Ateneo Español de la Ciudad de México.
La biblioteca del Ateneo Español de la Ciudad de México.Saúl Ruiz

“El Ateneo tiene fondos bibliográficos y testimoniales de gran valor. Y ahora necesitan de un mayor músculo organizativo para promocionar sus activos”, explica Enrique Cortés de Abajo, consejero de Educación de la Embajada española.

Con el reloj en cuenta atrás, el Ateneo ha decidido emprender una campaña para pedir apoyo. Conscientes de la cercanía del colapso, sus directivos admiten la necesidad de involucrar a gente joven, buscar socios benefactores y encontrar algún patronazgo institucional. “La importancia del Ateneo”, concluye Tagüeña, “no es coleccionar reliquias, sino mantener viva una institución que representa la diversidad del exilio, un puente entre España y México, un activo cultural para ambas orillas”.

A propósito de estos problemas del Ateneo Español, el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, manifestó ayer su interés por ayudar y contribuir “en la medida en que una parte muy importante de la huella histórica del exilio español en México se residencia en su archivo y en ese espacio”. Mostró su disposición a reunirse con la directora, si bien recordó “la dificultad de la política cultural en el exterior” al tener que contar “con la colaboración del Ministerio de Exteriores, que no ha planteado esta problemática”. En este sentido, el Ministerio de Cultura sigue negociando con Exteriores la gestión de la Casa de Buñuel, también en México.

Si quiere ponerse en contacto con el Ateneo Español en México, puede hacerlo a través de la siguiente dirección: info@ateneoesmex.com.

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Sobre la firma

Jan Martínez Ahrens
Director de EL PAÍS-América. Fue director adjunto en Madrid y corresponsal jefe en EE UU y México. En 2017, el Club de Prensa Internacional le dio el premio al mejor corresponsal. Participó en Wikileaks, Los papeles de Guantánamo y Chinaleaks. Ldo. en Filosofía, máster en Periodismo y PDD por el IESE, fue alumno de García Márquez en FNPI.

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