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LATIDOS DE HOLLYWOOD
Columna
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Aprendiendo español con David O.Russell

A sus 57 años el amor del realizador estadounidense por todo lo que es hispano se manifiesta de otra forma: 'Joy'

David O. Russell celebra el premio al mejor director en 2013.
David O. Russell celebra el premio al mejor director en 2013.Mehdi TAAMALLAH (AFP)

Mark Twain fue quien dijo eso de que la realidad es más extraña que la ficción porque la ficción debe de tener lógica. A David O.Russell le gusta parafrasear las palabras del escritor estadounidense aunque se pierda mientras intenta traducirlas al castellano. Si su ficción suele ser extraña, su realidad lo es aún más. Porque no hay nada en su biografía o en la carrera de este realizador que suene remotamente a hispano. Sin embargo aquí está, hablando en español como si fuera música, al menos para sus oídos. Y si quieres hacer que brille la sonrisa en el rostro de este genio cinco veces candidato al Oscar no tienes más que mencionar la palabra Madrid. “¡Cómo me gusta esa ciudad! Siempre me he sentido muy atraído a ella”, asegura embelesado este neoyorquino de cuna chapurreando una mezcla de inglés y español.

El porqué le gusta tanto no lo sabe ni él. Le encanta “la cultura hispana” y habla “un poco” de español. Un poco bastante si dejas que se tome su tiempo y le vas corrigiendo para que no se atranque y busque la próxima palabra. El castellano es un idioma que estudió porque quiso, no por exigencia escolar, y que cuando acabó la universidad lo practicó en sus viajes por Centroamérica, por Costa Rica y Nicaragua. “Me interesó la transición política de la zona hasta comprobar que los nuevos no eran del todo lo que pensaba de ellos”, recuerda de su iniciación política de entonces.

Ahora, a sus 57 años, su amor por todo lo que es hispano se manifiesta de otra forma. Por ejemplo trabajando con el venezolano Edgar Ramírez en su nuevo estreno, Joy, y dejándole que hable su propia lengua y hasta que le enseñe unas palabras de castellano a la actriz mejor pagada del momento, Jennifer Lawrence. La película está inspirada en la historia real de Joy Mangano, inventora y millonaria cuyos comienzos no pudieron ser más duros. Sin embargo en lugar de ser fiel a todos los detalles, una historia donde el exmarido de Joy es de ascendencia italiana, Russell prefirió seguir su corazón. “Me dijo, ¿de dónde querrías que fuera tu personaje? Yo, por supuesto, le dije que venezolano”, recuerda Ramírez viendo así su deseo cumplido. Para Russell, su sueño fue contar con Ramírez, actor al que admiraba desde que le vio en la miniserie Carlos. “Yo quería que el personaje fuera hispano porque me encanta su cultura, la cercanía que expresan en bodas, en funerales, algo que va mucho con la historia que cuento. Varios de mis primos se han casado con puertorriqueñas o dominicanas y soy un verdadero enamorado de cómo funcionan en la familia”, explica el director. Él fue también quien insistió en que Edgar le enseñara a Lawrence algo de español, un diálogo fluido que en la película ni tan siquiera está subtitulado y que se siente real, como el que intercambiaría en el día a día una pareja multicultural como la que interpretan en la cinta.

Con ascendencia italiana en su sangre, la madre de O. Russell siempre quiso que su hijo aprendiera italiano. Nada más lejos de los deseos de este realizador incapaz de explicar su amor por lo hispano pero feliz por haber encontrado una forma de mostrarlo en público. Como explica, ahora en inglés, Joy no solo es su primera película protagonizada por una mujer. O la biografía de una mujer que se hizo a sí misma. Es la historia del sueño americano. Y nadie como los hispanos representan en este momento, en su opinión, ese sueño con el que llegan los inmigrantes al país. “Crecí rodeado de inmigrantes y conozco sus sueños. Hubo un tiempo que fue el sueño de mi familia, cuando mis antepasados vinieron de Rusia y de Italia. Ahora otros vienen de Puerto Rico, de la República Dominicana, de México. Pero el sueño es el mismo”, remata enamorado además del sonido de los sueños de la comunidad hispana.

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