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La película de rap que ha roto la barrera racial

‘Straight Outta Compton’ recrea el triunfo del grupo N.W.A. y arrasa en la taquilla estadounidense, incluido el público blanco

O'Shea Jackson Jr., encarnando a su padre, Ice Cube, en 'Straight Outta Compton'
O'Shea Jackson Jr., encarnando a su padre, Ice Cube, en 'Straight Outta Compton'

“Nada ha cambiado cuando tienes que seguir diciendo que la vida de un negro también importa”. Así de claro habla Ice Cube, productor y protagonista de la historia real en la que se basa Straight Outta Compton. Su manera de pensar se mantiene igual hoy, estrella de Hollywood, actor, productor y padre con una fortuna cercana a los 130 millones de euros, que cuando era un rapero con mucha mala leche y el FBI en sus talones, sin pelos en la lengua como el resto de los fundadores del grupo N.W.A. A este controvertido grupo, nacido en uno de los barrios más peligrosos de Los Ángeles, se les echó encima la sociedad por unas canciones que hablaban de la violencia institucional del mismo modo que ahora se ceban con Quentin Tarantino tras criticar las muertes de negros por todo EE UU a manos de la policía. N. W. A son las siglas en inglés de, en traducción aproximada, Negratas Con Actitud. Fueron los pioneros del gangsta rap, y su actividad duró desde 1986 hasta 1991. Vendieron más de 10 millones de discos en los Estados Unidos.

Y a pesar de ese inmovilismo social y racial, Straight Outta Compton, que se estrenó el pasado viernes en España, ha puesto en marcha otra revolución, porque nadie pensaba que la película iba a atraer a los espectadores en masa. ¿A quién podía interesar la historia de Ice Cube, de Dr. Dre, de Eazy-E o del resto de los fundadores de N.W.A., tres décadas después de su nacimiento? Ni tan siquiera aquellos que la produjeron apostaron por ella, con un presupuesto de menos de 26 millones de euros, bajo para los parámetros estadounidenses. Estaba pensada para un único sector social, el público afroamericano. En cambio, de forma inesperada lideró la taquilla de su estreno en EE UU con 55,5 millones de euros en su primer fin de semana. En noviembre ya ha superado los 150 millones. El malestar social nunca le vino mejor a un filme. “Sería muy irresponsable decir que hice un filme sobre temas raciales”, suaviza el tono su director, F.Gary Gray. Tampoco quiere que nadie se llame a engaño pensando que Straight Outta Compton no es más que un biopic, un video musical con la música del grupo. “Es una película que trasciende barreras, etnias, porque habla de injusticias, institucionales, legales, sociales”, detalla el cineasta. “Es la descripción de mi legado”, remata nada humilde Ice Cube.

Ice Cube es el protagonista de la historia pero no de la película. Al igual que les ocurre a Dr. Dree y a otros componentes de N.W.A., tres décadas son difíciles de ocultar en pantalla cuando se describen los inicios de un grupo. Ice Cube encontró la solución en casa. “Hay quien se piensa que hemos hecho un Forrest Gump”, bromean director y productor por el increíble parecido entre el Ice Cube real y el del filme, en la vida real su hijo O’Shea Jackson Jr. Nunca antes había hecho cine y su carrera musical dista todavía de la de su padre. “Pero Gary supo guiarme y mi padre me lo dio todo, como progenitor y como productor”, asegura un muy apocado Jackson Jr. Dice que se conocía la historia, la musical, la de los abusos raciales, la de la violencia en ese barrio de Compton donde él nunca vivió pero en el que se rodó el filme. Aunque pertenece a otra generación, ha vivido la discriminación policial en sus carnes: fue esposado en una ocasión por conducir un coche demasiado caro para ser suyo, según los agentes que le detuvieron, seguros de que se dedicaba a traficar con drogas. En su opinión el momento no ha podido ser mejor para su estreno. “La música y el cine tienen tal capacidad de influir en la sociedad que hacen de Straight Outta Compton una mecha muy poderosa”.

Las cosas no habrá cambiado mucho en Compton pero la película ha abierto muchos ojos en Hollywood, al demostrar que la raza no es barrera cuando la historia es buena. Y en una industria ávida de crear franquicias, los estudios Universal se han asegurado ya los derechos de una posible continuación de este éxito. Se llama Welcome to Death Row, el documental realizado en 2001 y posteriormente convertido en libro que cuenta la intensa y sangrienta historia de rivalidades musicales que tuvo lugar después del triunfo de N.W.A., cuando Snoop Dog, Tupac Shakur y Suge Knight se convirtieron en los jefes del gansta rap, y se escucharon más tiros que canciones.

Otra cosa será si Universal consigue los derechos musicales, y puede que sea un gran problema. Más fácil parece lo que antes del estreno de Straight Outta Compton era una quimera: su candidatura al Oscar. En una Academia criticada por su falta de diversidad la película fue recibida con un llenazo en la proyección especial hecha para los académicos, un pase en el que hasta se escucharon vítores y aplausos. “Es una filme que inspira y que tiene aspiraciones, que cuenta una historia de superación con tintes políticos”, según Donna Langley, al frente de los estudios Universal. ¿Y qué es lo que quiere inspirar entre su público? “Queremos inspirar a los que no tienen voz y mostrarles que hicimos lo que hicimos usando la imaginación, la creatividad. No tiramos cócteles molotov ni le quemamos la tienda a nadie. Fuimos brutalmente honestos y construimos en lugar de destruir”, resume Ice Cube rebelde y, a la vez, conciliador.

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