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REPORTAJE / TEATRO

Viaje lunar a la cabeza de Federico

Álex Rigola estrena en La Abadía 'El público', la obra más hermética y personal de Lorca, escrita tras sufrir dos desengaños amorosos

Rocío García
Nao Albet e Irene Escolar, en un ensayo de la obra.
Nao Albet e Irene Escolar, en un ensayo de la obra.Ros Ribas

No imagina Álex Rigola enfrentarse a una pieza teatral sin antes haber experimentado una pulsión poderosa. No tiene por qué ser personal, basta con sentirla cercana. Le ha ocurrido a lo largo de su trayectoria teatral. En el caso de El público, la obra más hermética, comprometida y personal de Lorca, la menos popular, en la que con elementos surrealistas el poeta elige el disfraz del teatro para enfrentarse a la homosexualidad y a la vida, a su oficio de dramaturgo, el paralelismo es más que claro. ¿He hecho con mi entorno personal todo lo que creía que debía haber hecho? ¿Estoy a gusto? ¿Hasta qué punto he sido valiente en mis decisiones? Las preguntas que laten de manera machacona y obsesiva en la poesía de El público son similares a las que desde hace tiempo rondan en la cabeza de Álex Rigola (Barcelona, 1969). “Esta obra habla de la honestidad a nivel artístico y personal. Yo tengo una edad en la que ya va todo para atrás y empiezo a plantearme en qué quiero gastar mi tiempo, qué quiero hacer con mi arte. No porque no haya tenido la posibilidad de escoger, que la he tenido, sino porque a veces te engañas a ti mismo. El problema no está en los otros, sino en tu honestidad contigo mismo”. Y así, en medio de esta reflexión personal, Rigola se enfrenta a uno de los viajes más apasionantes de su carrera, con la dirección de El público, la obra que escribió Lorca tras sufrir dos desengaños amorosos, y que estrenará en el Teatro de La Abadía, en Madrid, el día 28.

No es una obra fácil la de El público. Escrita entre Nueva York y La Habana en 1930, su estreno mundial no tuvo lugar hasta 57 años más tarde, cuando Lluís Pasqual la puso en pie en el teatro María Guerrero, tras su paso por Milán, en una representación que se convirtió en el acontecimiento teatral de la década. No ha habido otras incursiones teatrales profesionales, salvo la ópera que estrenó el Teatro Real la temporada pasada. “Es una pieza muy especial”, señala Rigola, tras el ensayo en la sala de La Abadía de uno de los cinco cuadros en los que se divide la obra, con 14 actores que interpretan a diferentes personajes y defienden distintas ideas. “Lo que ofrece Lorca es la posibilidad de entrar en su mundo, en su cabeza, con toda la influencia de Freud y el surrealismo, en la que los desdoblamientos de la propia persona son múltiples. He llegado a la conclusión de que la mejor manera de escenificarlo es contarlo todo como un sueño que sucede en la cabeza de Lorca. Esta pieza me devuelve la posibilidad de entrar en un sueño, de desconectar del mundo real, porque lo que está sucediendo no está en el plano real”.

Pep Tosar interpreta al director de escena.
Pep Tosar interpreta al director de escena.Ros Ribas

A partir de ahí surge la idea del espacio, la escenografía para meterse en ese universo onírico de García Lorca. La función de El público en La Abadía comenzará nada más entrar en la sala. El espectador tendrá desde el primer momento la sensación de estar en el sueño de Lorca. Unas enormes cortinas de flecos color plata cerrarán casi todo el espacio del teatro, incluidas las butacas del público, y una gran montaña de arena inundará el espacio central. “Siempre hay una intriga de cómo el público va a recibir esta pieza, pero lo que me gustaría alcanzar es la sensación de ofrecer un viaje lunar en el que cada uno de los espectadores se meta en un cohete y se deje llevar por este sueño poético de Lorca. Comprender esta obra es comprender a Lorca y su momento”.

Justo antes de escribir El público, el poeta había sufrido dos desengaños amorosos. El primero, con Dalí. “Hay muchas especulaciones sobre la relación de esta pareja. Hasta dónde llegó no se sabe, pero leyendo las cartas es indudable que hubo mucho amor entre ellos. Dalí le dejó por Gala”. Con Emilio Aladrén, un escultor de poca monta, sí convivió. “El círculo de Federico estaba un poco en contra de este artista porque decían que se aprovechaba mucho de él. Al final, Aladrén le dejó también por otra mujer, de nombre Elena”. Deprimido y sin un horizonte claro, Lorca viaja a Nueva York. A los desengaños sentimentales se añade el hecho de la insatisfacción artística. Ya había estrenado con gran éxito Romancero gitano y también Mariana Pineda, pero sus amigos le machacaban porque le decían que él podía hacer cosas más brillantes, que no se podía limitar a contentar a los “putrefactos”. Tiene el apoyo del público pero el rechazo del círculo más cercano, ese en el que él cree. Fue entonces, en estas circunstancias, cuando escribe dos piezas fundamentales de su literatura: El público y Poeta en Nueva York.

Escrita entre Nueva York y La Habana en 1930, su estreno mundial no tuvo lugar hasta 57 años más tarde, cuando Lluís Pasqual la puso en pie en el teatro María Guerrero

En El público, Lorca, a través de la figura de un director de escena, vuelca sus complejidades, habla del amor homosexual, abre la sima de lo que él llama “teatro bajo la arena” e inicia la búsqueda en las profundidades de los temas que a él le remueven en el plano artístico y personal. Tres hombres rondan y luchan en su cabeza: uno que representa el ideal de lo que querría ser, el homosexual abierto; otro, su versión más femenina, y un tercero, ese falso heterosexual que se niega a salir del armario. Y en medio aparecen los caballos, que son las pasiones, las pulsiones sexuales. Y también la batalla del director de escena por dejar ese teatro al aire libre, más fácil y popular, que contenta a todo el mundo, y meterse en el teatro más auténtico y visceral. Ya lo dijo el propio Lorca hablando de su teatro de lo imposible, El público, Así que pasen cinco años (1931) y Comedia sin título (1936): “En estas comedias está mi verdadero propósito, pero para demostrar una personalidad y tener derecho al respeto he tenido que darles otras obras a los espectadores españoles”.

¿Por qué ahora la primera obra de Lorca en su carrera profesional? ¿Por qué El publico? Rigola contesta:“El público estaba en mi cabeza hace mucho tiempo, desde que hice un trabajo de teoría dramática en el Institut del Teatre, pero tenía que encontrar el momento. Y este momento ha llegado porque me planteo dudas sobre mi recorrido, sobre lo que he hecho y lo que quiero hacer a partir de ahora con mi arte. Dentro de mi teatro hay, como en Lorca, un teatro más popular que llega a mucha gente y con el que todo el mundo se siente reconfortado, pero no es siempre el que a mí más me interesa. Además, El público es para mí una reflexión apasionante envuelta en un lenguaje poético maravilloso y un contenido que me interesa brutalmente. ¿Qué más puedo pedir?”.

El público. De Federico García Lorca. Dirección: Álex Rigola. Intérpretes: Nao Albet, Jesús Barranco, David Boceta, Juan Codina, Laia Durán, Irene Escolar, Pau Roca, Pep Tosar, Jorge Varandela, Nacho Vera y Guillermo Weickert, entre otros. Teatro de La Abadía. Madrid. Del 28 de octubre al 29 de noviembre.

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