La música del (des)amor
La obra es una mezcla de comedia y drama en las crisis amorosas de unos treintañeros
Tras cinco temporadas de éxito en los teatros madrileños El Sol de York, Lara y Fígaro, y también en gira por el resto de España, no parecía complicado augurar una adaptación cinematográfica de la obra Los miércoles no existen. Peris Romano, su creador, la lleva a cabo con una pequeña parte del reparto original pero con semejantes señas de identidad: mezcla de comedia y drama en las crisis amorosas de un grupo de treintañeros a través de los años, mientras las canciones en directo de las representaciones en las tablas se convierten aquí en regocijantes apariciones de los músicos Esther Rodríguez y Alberto Matesanz en medio de algunas secuencias.
Los miércoles no existen
Dirección: Peris Romano.
Intérpretes: Eduardo Noriega, Inma Cuesta, Alexandra Jiménez, Gorka Otxoa.
Género: musical. España, 2015.
Duración: 130 minutos
Aunque la ruptura del orden cronológico sirva menos para conformar un discurso que para disfrazar una cierta inconsistencia, la elegancia en la puesta en escena de Romano y su capacidad, ya demostrada en 8 citas (de 2008, dirigida junto a Rodrigo Sorogoyen), para componer dilemas sentimentales cargados de sorna, llevan a la película a una simpatía general que domina a pesar de la desigualdad de las situaciones. Una sugestión en la que también tiene mucho que ver el notable trabajo interpretativo general, y en el que destacan dos sorpresas: la exhibición física de chulería paródica de William Miller, y el volcán de belleza sexy de Andrea Duro, que además es la que mejor defiende vocalmente sus canciones.