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LA PELÍCULA DE LA SEMANA | LOS EXILIADOS ROMÁNTICOS
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Viajando en busca de ellas

Carlos Boyero
De izquierda a derecha, Vito Sanz, Francesco Carril, Renata Antonante y Luis E. Parés, en 'Los exiliados románticos'.
De izquierda a derecha, Vito Sanz, Francesco Carril, Renata Antonante y Luis E. Parés, en 'Los exiliados románticos'.

Como todas las etiquetas, me cansa el abuso de ese prestigioso concepto llamado cine indie. No he ido nunca al Festival de Sundance, pero sí he visto una parte notable de sus cosechas. Hablo de las películas que se estrenan, ya que el aval de independencia y libertad que supone competir en tan experimental certamen no asegura que los distribuidores y los exhibidores adquieran el lote completo. Y, como es lógico, entre los que realizan películas que presuntamente están al margen del sistema, fuera de los canales convencionales, sin atenerse a las reglas tantas veces mezquinas que imponen los estudios, existen los listos y los tontos, los que saben contar sus historias y los chapuzas, los farsantes y los creadores, la modernez descerebrada y la vanguardia con causa. En cualquier caso, los mejores entre los vocacionales indies(y hay excepciones, gente valiosa que sigue yendo a su rollo) acaban haciendo cine con presupuestos industriales, auténticos profesionales, actores y actrices con carrera notable, esperando que su obra llegue a muchos espectadores.

En época de crisis, de proyectos paralizados o destinados a la cuneta, de parones forzados y probablemente sin retorno que sufren muchos de los componentes del cine español, Jonás Trueba se ha propuesto hacer el cine que le da la gana y a precio mínimo, intentar crear películas con un estilo reconocible, hablar de los sentimientos que le interesan, utilizar el posibilismo para hacer lo que más le gusta, buscarse la vida con un equipo de amigos que evidentemente no esperan hacerse ricos con estas películas, donde imagino que no cobra nadie, con margen para la continua improvisación aunque exista un guion que tiene muy claro lo que pretende expresar, ofreciendo la sensación de que todos lo han pasado muy bien delante y detrás de la cámara, que el viaje que deseaban realizar un grupo de colegas les sirve para hacer una película. O al revés. O al mismo tiempo.

LOS EXILIADOS ROMÁNTICOS

Dirección: Jonás Trueba.

Intérpretes: Renata Antonante, Francesco Carril, Vahina Giocante.

Género: 'road movie'. España, 2015.

Duración: 70 minutos.

Jonás Trueba fue el coguionista de Más pena que Gloria y Vete de mí, dos tragicomedias dirigidas por Victor García León que me gustan mucho, especialmente la segunda. Y es el autor de Todas las canciones hablan de mí, Los ilusos y Los exiliados románticos. Aunque no existieran los títulos de credito reconocerías su firma, los temas que le obsesionan, una forma determinada de rodar.

En mi caso, hablo de la primera y la tercera. No he visto Los ilusos, pero imagino que posee las mismas características. Me fatigó Todas las canciones hablan de mí, entre otras cosas porque necesito sentir cierta empatía con los personajes, que me interese lo que sienten y lo que les ocurre. No entré en esa película, excepto en la extraordinaria secuencia final, rodada con tanta originalidad como desgarro, confirmando un extraño talento en el lenguaje de describir sensaciones con una cámara.

Sin embargo, los 70 minutos de Los exiliados románticos se me hacen cortos, no me causan fatiga ni irritación, reconozco en la forma de contar el espíritu de un cine lejano. No me enamoran esos tres amigos que viajan en una camioneta a Francia por el placer de estar juntos, compartir la complicidad que se establece entre gente que se conoce muy bien y se quiere, pero, sobre todo, para encontrarse con mujeres con las que ha existido una historia intensa o maravillosamente fugaz, intentar despejar incertidumbres sentimentales, confirmar antiguas ilusiones o que se realicen las nuevas, hacer púdicas o volcánicas declaraciones de amor, alejar fantasmas, aclarar dudas. Me gustan más ellas, esos personajes femeninos retratados con un mimo especial, atractivas en su aparente normalidad. Hay diálogos que parecen espontáneos, pero que tienen mucho sentido. Es una película que consigue lo que pretende. Y tiene cierto encanto. Y revela amor hacia lo que estás haciendo.

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