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El cineasta ucranio Sentsov acusa a Rusia de montar una farsa contra él

El director es juzgado por terrorismo y un testigo dice que ha confesado bajo tortura

Pilar Bonet
El director ucranio Oleg Sentsov, en una sesión del juicio el pasado 21 de julio.
El director ucranio Oleg Sentsov, en una sesión del juicio el pasado 21 de julio.SERGEY PIVOVAROV (REUTERS)

El juicio contra el director de cine ucranio Oleg Sentsov, acusado de liderar una organización extremista en Crimea y de ordenar actos terroristas para desestabilizar la península (anexionada por Moscú en marzo de 2014), ha entrado en la recta final en Rostov del Don (ciudad rusa del norte del Cáucaso), donde comenzó el pasado 21 de julio. El proceso ha sido denunciado como una farsa por organizaciones de derechos humanos rusas y extranjeras y suscitó la protesta de los cineastas europeos, incluido Nikita Mijailkov, presidente del festival de cine de Moscú.

Sentsov, un residente de Crimea, dirigió Gaamer, una cinta sobre un chico aficionado a los juegos de ordenador que fue premiada en el festival de Róterdam y por la crítica en el festival de documentales de la ciudad de Janti Mansinsk. Al cineasta, de 39 años, se le juzga junto a Alexandr Kolchenko, un activista que se autoproclama anarquista y antifascista. Otros dos hombres detenidos en Crimea en mayo de 2014 fueron condenados a siete años de cárcel el pasado diciembre por un tribunal ruso, que los declaró culpables de actos terroristas como miembros de la supuesta banda dirigida por Sentsov.

La acusación presenta al cineasta como el líder en Crimea del Sector de Derechas (SD), una organización nacionalista ucrania fundada en el Maidán de Kiev y prohibida en Rusia. Como argumentos, cita la participación de Sentsov en las protestas contra el presidente Víctor Yanukóvich en Kiev. “En marzo de 2014 de forma aproximada”, Sentsov “recibió órdenes de los líderes” del SD de fundar una estructura en Crimea con el fin de “realizar actos terroristas para desestabilizar las actividades de los órganos del poder” y “para influir en la toma de decisiones” de Rusia sobre la península, señala el acta acusatoria, de 515 páginas.

Según la acusación, habría ordenado dos atentados en Simferópol en abril de 2014

Guiado por un tutor por Skype desde Kiev, Sentsov, según la acusación, habría ordenado dos atentados en Simferópol (la capital de Crimea) en abril de 2014, el primero en la sede de la organización Comunidad Rusa y el segundo, en la del partido Rusia Unida. Los activistas ya condenados confesaron haber intentado incendiar ambas sedes, pero aparte de puertas y fachadas chamuscadas, no hubo males mayores.

Según la acusación, el cineasta preparó después la voladura de una estatua de Lenin y planeaba también volar un memorial ruso en un parque de Simferópol. Los atentados se evitaron porque el estudiante de química que debía facilitar los explosivos acudió a los servicios de seguridad y, guiado por estos, entregó dos bombas falsas a uno de los conspiradores, que fue detenido en la madrugada del 9 de mayo cuando, para proceder a la voladura de la estatua, se disponía a sacar las bombas (que él creía auténticas) del escondrijo secreto (debajo de un puente) donde las había ocultado. Clave en la acusación contra Sentsov es el testimonio de los dos condenados el pasado diciembre, uno de los cuales, Guennadi Afanásiev, se retractó esta semana en el juicio, alegando que confesó bajo torturas y presiones. El abogado de Afanásiev, Aleksandr Popkov, dijo que su defendido, pese a estar asustado, quiere que el caso se revise para revelar lo “absurdo de la acusación de terrorismo”. El otro condenado no se ha retractado, pero su credibilidad está mermada por haber sido licenciado del Ejército por inestabilidad psíquica y ser aficionado al alcohol.

“Me considero un activista del Maidán, pero eso no significa que sea un delincuente”, afirmó Sentsov el jueves, según la web de información zona-media, que transcribe las sesiones del proceso en el juzgado militar del distrito del Cáucaso del Norte.

“Nos juzgan en un proceso falsificado”, ha dicho el cineasta

Sentsov, que estuvo encarcelado en Moscú tras su detención en Crimea, no quiso declarar durante las pesquisas. No obstante, ha afirmado que, durante las mismas, le golpearon, le amenazaron con violarlo con una porra, le sofocaron al cubrirle la cabeza con una bolsa de plástico y que le metieron un revólver en la garganta.

“Nos juzgan en un proceso falsificado”, afirmó Sentsov esta semana ante el juez. “El Maidán es lo más importante que he hecho en mi vida. Pero eso no significa que sea un radical, que prendiera fuego a los Berkut [tropas especiales ucranias que actuaron en el Maidán] o chupara la sangre a alguien. Echamos a nuestro presidente-delincuente y cuando su país [Rusia] ocupó Crimea, yo volví allí y trabajé como voluntario, como en el Maidán”, dijo Sentsov y añadió que no exhortó a “ninguna acción que pudiera causar víctimas”, no fundó ninguna organización terrorista y no tuvo relación con el SD. Sentsov recordó su ayuda a los militares ucranios bloqueados en la península tras la anexión. El cineasta organizó la evacuación en autobuses de aquellos soldados y oficiales abandonados por los dirigentes del país al que permanecieron fieles mientras los rusos tomaban la península. Sentsov se dedicó también a buscar los activistas desaparecidos. “Reinaba la arbitrariedad total; a unos los encontramos, a otros no y tal vez ya no están vivos”, dijo el jueves.

Tras la anexión, Rusia obligó a los residentes de Crimea deseosos de mantener su ciudadanía ucrania a manifestarlo de forma explícita en un cierto plazo. Sentsov, que estaba encarcelado en aquella época, afirma su condición de ucranio. La primera inconsistencia del proceso está en la página inicial del acta acusatoria, en la que el fiscal califica al acusado de ciudadano ruso y, como documento, cita los datos del pasaporte ucranio expedido a Sentsov por la delegación del Ministerio del Interior de Ucrania en Bajchisarái (Crimea).

Un asunto de película

Los funcionarios rusos que registraron el domicilio de Oleg Sentsov creyeron haber descubierto una prueba de cargo valiosa, al detectar en su ordenador la película El fascismo ordinario, el documental de 1965 sobre la sociedad en la Alemania nazi del cineasta Mijaíl Romm. La cinta, un clásico, se incorporó al caso en un sobre aparte, pero el fiscal quiso asegurarse de su valor y convocó a un experto para que dijera si podía ser una prueba de "propaganda de la ideología ultraderechista". El filme fue excluido del caso después de que el experto Antón Dolin contestara que su valor de prueba era el mismo que podían tener otras creaciones artísticas, incluidas las historias del famoso osito inglés Winnie the Pooh.

La narrativa que tiene a Sentsov en el banquillo es digna de una película de Pedro Almodóvar, que es uno de los cineastas firmantes de la carta a favor del director ucranio. La trama artificial, urdida con ingredientes inconexos o poco relacionados, sirve a dos fines: uno político, consistente en demostrar que el SD actuaba en Crimea para socavar el poder ruso, y otro gremial, basado en las ambiciones profesionales de los funcionarios de los servicios de seguridad rusos, que desean sacar provecho del asunto en sus carreras profesionales, según la periodista Zoia Zvétova que, en calidad de visitadora social de prisiones, ha mantenido contacto con Sentsov a lo largo de un año.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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