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La violencia destrona a las telenovelas nacionales

Los culebrones, los reyes de la programación brasileña, están viviendo su declive, mientras sube el consumo de la televisión por cable

María Martín
Uno de los helicóperos utilizados para la grabación de 'Cidade Alerta'
Uno de los helicóperos utilizados para la grabación de 'Cidade Alerta'

Un día de la semana pasada, un periodista hacía un reportaje en la periferia pobre de São Paulo cuando una mujer se le acercó y le preguntó: “Los vecinos quieren saber qué estáis haciendo aquí”. “Estamos rodando un reportaje sobre la falta de agua en los barrios”, contestó el periodista. “Ah, eso pensé yo. Pero radio patio está diciendo que estáis haciendo fotos de niños para después venir y secuestrarlos”, replicó. A la cara de estupefacción del periodista, la mujer respondió: “Ya sabes que la tele se pasa el día poniendo barbaridades, es lo que vemos aquí”.

Los brasileños, consumen más de 30 horas semanales de persecuciones policiales, muertes en directo y crímenes brutales. Ese formato pseudoperiodísitco, encarnado por los programas Cidade Alerta y Brasil Urgente, es la joya de la audiencia vespertina de sus cadenas. En ellos se ensalza el papel de la policía militar y hace espectáculo de la violencia en un país con el mayor número absoluto de asesinatos del mundo,

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En el lado opuesto, está el drama de la telenovela, género que, con un récord de más de 90 puntos del share en 1986, convirtió a la cadena Globo en una de las principales productoras de culebrones del mundo. La telenovela nacional es la que consigue que el organismo nacional que regula energía en Brasil acondicione la red para picos de demanda de hasta el 5% en las noches de desenlaces de la trama. Lo curioso es que este aumento no se produce durante la emisión, sino después, cuando los telespectadores que estaban pegados al televisor vuelven a sus tareas domésticas. La última alerta se disparó en 2012, durante el episodio final de Avenida Brasil, el mayor éxito audiovisual de los últimos años, cuando las ciudades pararon y hasta la presidenta Dilma Roussef atrasó un compromiso en São Paulo por miedo a que la militancia prefiriese el programa antes que el acto.

La telenovela brasileña es según el propio ministro de Educación, el filósofo Renato Janine Ribeiro, “el género dramático que mejor ha desarrollado Brasil”. El culebrón brasileño también intenta últimamente adoptar cierto tono social abordando asuntos polémicos en el país como la homosexualidad.

Pero el éxito de Avenida Brasil, que alcanzó 51 puntos de audiencia, no ha vuelto a repetirse y la influencia de los culebrones puede considerarse cosa del pasado. En los últimos años, Brasil está asistiendo al fin del dominio absoluto que el género ejerció sobre la televisión durante más de medio siglo. Con el auge de Internet y la penetración de la televisión de pago, el público de las telenovelas mengua a cada generación y los más jóvenes no solo muestran un desinterés total por el drama nacional sino por la televisión como un todo.

Equipo del espacio 'Porta dos Fundos'
Equipo del espacio 'Porta dos Fundos'

Mientras las cadenas tradicionales continúan recurriendo a azafatas semidesnudas o espacios al estilo de Vídeos de primera, la televisión de pago se abre espacio en Brasil con cerca de 20 millones de usuarios. Una ley de 2012 obliga a los canales privados a emitir como mínimo tres horas y media por semana de producción nacional en horario de máxima audiencia (18.00), así que no solo los extranjeros se benefician de esta nueva era. La creación de nuevos formatos de programas de cocina o realities importados como La Voz o MasterChef arrasan en la pantalla y en las redes sociales. La televisión de pago también ha permitido que Internet se infiltre en su parrilla. Un ejemplo es el del programa de humor inteligente Porta dos Fundos, que conquistó 900 millones de visualizaciones desde que se estrenó en YouTube en 2012. El fenómeno ahora puede verse en la versión brasileña de la cadena norteamericana Fox.

El horror en directo

El pasado 23 de junio, un policía que circulaba en una moto comenzó a perseguir a otra motocicleta. El recorrido estaba siendo retransmitido desde un helicóptero. Y dos conocidos presentadores, José Luiz Datena y Marcelo Rezende, relataban entusiasmados aquella recompensa del directo: “¡La policía va detrás, a toda velocidad!, ¡Impresionante!”.

La moto de los supuestos delincuentes perdió el control y cayeron al suelo. Después el policía paró y, sin mediar palabra, les disparó. Los presentadores defendieron sin dudarlo la acción, mucho más incluso que la propia Policía, que suspendió al agente.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.

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