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“Los políticos españoles nunca han respetado el cine”

El director y guionista es galardonado por "su indiscutible trayectoria profesional" Su 'Belle Époque' ganó nueve 'goyas' y el Oscar al mejor filme de habla no inglesa en 1994

Gregorio Belinchón

Una jornada laboral tirada por la borda. El asunto empieza cuando el ministro de turno telefonea para anunciar que ha recibido el Premio Nacional de Cinematografía. En el caso de Fernando Trueba (Madrid, 1955) ni por un momento intuyó que le tocaba a él el galardón. “Es que no lo pensaba ni ayer ni mañana”, cuenta en el jardín de su casa. Consecuencia directa: su mujer, la productora Cristina Huete, se pasa la tarde dando bebidas a periodistas asfixiados por el calor. “En vez de estar a lo mío...”, confiesa ella feliz.

Trueba asegura que tras recibir la noticia ayer al mediodía, lo primero en que pensó no fue en su posible discurso político —que lo será— sino en su edad. “Dios mío, medité. Qué viejo soy que me dan este galardón. Me voy a comprar una boina, me disfrazo de Pla y me voy al Ampurdán. Me jubilo. Ha sido una sensación de vejez...probablemente porque he cumplido sesenta años y todavía estoy bajo los efectos del shock”. Pero hace dos años lo recibió un director mucho más joven, Juan Antonio Bayona. “Eso, como decía alguien, lo cura el tiempo”.

Tras un carrera con películas como La niña de tus ojos, Belle Époque (con su consiguiente Oscar), El sueño del mono loco, Ópera prima, El año de las luces o El artista y la modelo —por escoger algunas—, lo que en realidad llama la atención es que Trueba aún no hubiera recibido este galardón. “Un premio no tiene tanta trascendencia ni importancia... Me explico: un goya ayuda a la carrera comercial. Ahora mismo yo no tengo un estreno, en febrero o marzo empiezo la próxima, así que me pilla fuera del calendario profesional. En resumen, me lo tomo con pachorra y una tranquilidad impresionantes”.

Al director nunca le han ilusionado los premios. “Ni el Oscar, de verdad, porque jamás he tenido la mítica de ese galardón. Pero a veces sí que vienen bien y alegran la vida de quienes te quieren. Ayuda a la batalla principal, que hoy en día más que nunca es poder hacer las películas con libertad e independencia. Cada vez es más duro. Si no es el dictado de una cosa es el dictado de otra. Por citar a Billy Wilder —sé que soy un pesado siempre mencionándolo—, él ponía en las portadas de sus guiones C D, siglas de Cum Deus, Con Dios. Wilder me explicó que no sabía si existía Dios o no, pero que hacer una película es tan difícil que cualquier ayuda es bienvenida. Me pareció una respuesta cojonuda”.

Razones para un premio

El jurado ha destacado que se trata de un "reconocimiento a su indiscutible trayectoria profesional como director, productor y guionista, además de su labor en defensa de la profesión cinematográfica desde los inicios de su carrera como fundador de la revista Casablanca y como crítico en EL PAÍS y la Guía del Ocio". El fallo señala también "su desempeño como presidente de la Academia de Cine" y "el reconocimiento internacional que ha conseguido el cine español gracias a los éxitos obtenidos por sus películas". El galardón, concedido anualmente por el Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), está dotado con 30.000 euros.

A Trueba estos meses la vida le ha cambiado en que ha recibido este reconocimiento, en que ha cumplido esos sesenta años que le pesan y en que ya es académico de Hollywood. No va a variar en su línea ideológica, que le mantiene “beligerante” y “poco diplomático”. “Siempre estoy protestando. Muchas veces de forma muy exagerada. Así que no tengo necesidad ahora de devolver el premio, como han hecho en otras artes últimamente. Creo que hay que ser humilde y recogerlo. Me parece igual de legítimo rechazarlo o no aceptarlo”. Entre sus peticiones —“y me da igual que el Gobierno sea de izquierdas o de derechas, porque ninguno me ha hecho caso”—, que tanto el ICAA (el organismo del Ministerio de Cultura que regula el cine) como la Filmoteca Española “sean autónomos, como en Francia, y no dependan del poder”.

Para el cineasta madrileño, los políticos tienen una ventaja: “Abren y cierran el grifo y la gente espera ese agua de rodillas, y eso lo han practicado todos. Al cine nunca lo han respetado”.

Y en el futuro, en la próxima primavera, el rodaje de La reina de España. Segunda parte de La niña de tus ojos, transcurre 18 años después de la primera. “Nunca me había pasado que una película haya surgido de mi cabeza así. Yo iba andando por la calle y los personajes [recuperará a los ocho principales de aquella comedia de 1998] no me dejaban en paz. Jamás me había planteado qué había ocurrido con los de Ópera prima o de Belle Époque. En cambio estos, no sé la razón, puede que porque sean colegas, me han dado la tabarra contándome cómo les ha ido desde entonces”. ¿Y les ha ido bien o mal? “A unos mal, a otros bien, a algunos les ha pasado el tiempo. También de eso trata un poco. Como la vida misma con todos nosotros, ¿no?”.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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