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Los cineastas más jóvenes cogen la cámara

El programa pedagógico Cine en curso cumple diez ediciones

Rocío García
Alumnos del Instituto Milà i Fontanals, de Barcelona, en el rodaje de 'Mès a prop'.
Alumnos del Instituto Milà i Fontanals, de Barcelona, en el rodaje de 'Mès a prop'.

“Hemos aprendido a trabajar en grupo, a tomar decisiones conjuntamente, a tener paciencia, a escuchar al otro, a perder la vergüenza, a ver cómo se hace el cine por dentro y a disfrutar de las películas de otra manera”. “Rastreamos en la emoción que desprenden las palabras de las cartas, buscamos un día gris para retratar la tristeza de la despedida, el guion lo hicimos a partir de esos textos escritos, nos hemos inspirado en el cine de Rebollo, de José Luis Guerín, en Jonas Mekas, en Kore Eda, hemos rodado con intención”. Son frases sueltas de los más jóvenes cineastas que uno pueda imaginar. Las reflexiones y explicaciones de chicos que van desde los 11 o 12 años hasta los 17 parten de películas y documentales que han realizado a lo largo del curso escolar. Forman parte de Cine en curso, un proyecto que ha cumplido su décima edición y en el que solo este año han participado 2.000 alumnos de 31 centros educativos de Cataluña, Galicia y Madrid.

La Cineteca de Madrid fue escenario el pasado martes de una sesión matutina muy especial. Cinco grupos de alumnos de distintas edades y colegios presentaban en público sus filmes –dos cortos documentales, dos de ficción y una película- correspondencia cinematográfica entre dos centros de dos barrios de Madrid y Barcelona-. La mañana fue apoteósica. La proyección de las cinco películas –Desde nuestros barrios, La luz en la oscuridad, Deixando atrás, Mirar endavant y Més a prop- ante cineastas, prensa y otros invitados demostraron la grandeza de estos jovencísimos cineastas. No solo por las imágenes, sino por las explicaciones posteriores que ofrecieron cara al público. Algunos de los títulos, de una magnífica calidad, muestran una sensibilidad muy por encima de muchas de las películas que llegan a las salas de cine. “Nos han enseñado que el cine es vida y nos han mostrado el país en el que queremos vivir. Aquí debería de estar el ministro de Educación y Cultura”. Las palabras de Fernando Trueba, uno de los cineastas presentes junto a Javier Rebollo, al final de la sesión maratoniana, fueron acogidas con un orgulloso aplauso.

Rodaje de 'Desde nuestros barrios', del Colegio Montserrat de Orcasitas, de Madrid.
Rodaje de 'Desde nuestros barrios', del Colegio Montserrat de Orcasitas, de Madrid.

Cine en curso nació hace diez años en Cataluña inspirado en un proyecto en Francia del pedagogo a Alain Bergala, autor de La hipótesis del cine, todo un tratado sobre la importancia del cine en las escuelas. Nuria Aidelman, codirectora del Cine en curso, presente el martes pasado en la presentación en la Cineteca, desconocía el alcance que iba a tomar esta aventura. “Partimos de un doble objetivo. Por un lado profundizar en el conocimiento del cine y los cineastas y potenciar ese valor transformador y pedagógico que supone todo trabajo en equipo, un trabajo que ilusiona, hecho con rigor, exigencias y grandes expectativas. No sabíamos que esto podía tener un nivel tan alto de satisfacción para todos, profesores, cineastas y alumnos”, señalaba orgullosa Aidelman.

De los cinco centros educativos en Cataluña donde se inició este programa de pedagogía en 2005 se ha llegado a las 31 escuelas e institutos de este curso en Cataluña, Galicia y Madrid y otros diez en Chile y Argentina. A lo largo de estas diez ediciones han participado 16.000 alumnos. Solo este curso en España han participado 2.000 alumnos.

El trabajo, realizado en horario lectivo, pasa por todas las fases de la creación cinematográfica, desde la escritura del guion, hasta el rodaje, el montaje y la edición. Con ayuda de los profesores de las distintas escuelas y de cineastas, los alumnos tienen acceso a todos los procesos de la película, que se completan con estudios y visionados de películas en clase. Aprenden a rodar un travelling, a buscar las luces adecuadas,  a hacer planos fijos, a componer la música, a buscar las voces en off más apropiadas. También han conocido las dificultades del cine, han pasado frío, se han cansado de rodar toma tras toma, pero han sido felices y ahora están más que orgullosos. Así lo contaron esa mañana en la Cineteca.  “Gracias por habernos hecho sentir grandes durante 14 minutos”, dijo uno de los autores de La luz en la oscuridad.

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