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A Tintín y Milú no les salen las cuentas

Un tribunal holandés falla contra la sociedad Moulinsart, que controla los derechos del personaje de Hergé, y permite a una pequeña revista reproducir viñetas

Isabel Ferrer
Tintín y su perrito Milú, en una viñeta de las aventuras del célebre reportero y detective.
Tintín y su perrito Milú, en una viñeta de las aventuras del célebre reportero y detective.CASTERMAN

Parece un remedo de David contra Goliat, pero una pequeña asociación holandesa de aficionados a las historias de Tintín acaba de ganar a los herederos del autor belga Hergé (Georges Remi) una batalla que puede resultar decisiva para los derechos de reproducción de las aventuras del famoso reportero y detective.

Este club de fans holandés distribuye tres veces al año una revista titulada Duizend Bommen (“Mil árboles”), que mezcla artículos sobre el universo de Tintín con reproducciones de las viñetas auténticas. Según Moulinsart, la sociedad que custodia el legado del dibujante, deberían haber abonado los derechos de autor, en concreto un millón de euros. Para obtenerlos, y para impedir a su vez el uso futuro de más dibujos, los responsables de Moulinsart acudieron a la justicia holandesa. Pero, ante la sorpresa general, un tribunal de apelación de La Haya ha fallado que la editorial francobelga Casterman es la única propietaria de los derechos de los álbumes, textos y dibujos de Hergé... desde 1942.

Moulinsart, en consecuencia, no solo ha perdido el caso. Al sentar un precedente, la decisión brinda a otras publicaciones la posibilidad de reclamar el dinero pagado por reproducir las imágenes del joven aventurero del copete.

El acuerdo del club holandés de fans era informal y lo mismo ocurría con numerosas asociaciones similares. Nunca pagaron a Moulinsart porque no había afán de lucro en los boletines. “Todas las asociaciones como la nuestra tuvieron que firmar nuevos pactos a partir de 2009 y abonar fuertes sumas para poder publicar extractos de los libros. Los que no estaban de acuerdo, dejaron de imprimir”, dice Jan Aarnout Boer, presidente del grupo holandés al diario holandés NRC Handelsblad.

Cuando el caso llegó a los tribunales, su abogada, Katelijn van Voorst, recibió un sobre con una sorpresa. Un aficionado había encontrado una copia del trato firmado por el propio Hergé en 1942 con la editorial Casterman: el dibujante cedía a la casa todos los derechos de sus álbumes, dibujos y textos. La viuda no heredó este apartado y tampoco intentó recuperarlo ante la justicia. En consecuencia, los jueces holandeses han decidido que Moulinsart no puede reclamar dinero alguno a los simpatizantes locales. Cuando la fundación invocó el perjuicio causado por uso indebido de la marca Tintín, la corte se mostró de nuevo implacable. La revista con las viñetas no es comercial y no cabe pedir daños por ello.

Memoria del dibujante

La Fundación Hergé, que custodia la memoria del dibujante, fue creada en 1987 por la viuda del padre de Tintín, Fanny Rodwell. Se ocupa del museo del artista, abierto al sur de Bruselas, de la página web oficial y del conjunto de su legado.

Aunque sin ánimo de lucro, dispone de un departamento comercial especializado en derechos de autor. Moulinsart (por el nombre del castillo donde reside el capitán Haddock), demanda desde hace seis años a todo el que pretenda publicar sin permiso las historias de Tintín.

Gestiona la venta de recuerdos y su celo protector alcanza al cine. Se presume que la película Las aventuras de Tintin : el secreto de Unicornio, dirigida en 2011 por Steven Spielberg, fue estrenada gracias a un acuerdo económico previo. En el mundo de la imprenta, sin embargo, las cosas pueden no volver a ser iguales.

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