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Burning festeja sus 40 años haciendo mover las caderas

La banda celebra un concierto con artistas como Bunbury, Luz Casal o Los Secretos

Fernando Navarro
Johny, en el centro, cantante de Burning.
Johny, en el centro, cantante de Burning.Carlos Rosillo

Aquello que hoy puede resultar anecdótico fue rompedor en la España tardofranquista. Año 1974 y unos chavales con greñas, maquillados y vestidos con chaquetas de cuero, largos pañuelos y botas de plataforma de chica, aporreaban sus guitarras eléctricas sobre el escenario de la sala Red Gold de Madrid al ritmo de canciones de The Who, The Rolling Stones, Grand Funk Railroad y Lou Reed. Allí ofrecieron su primer concierto, aunque donde se dieron a conocer fue en la discoteca MM, donde la chusma de la ciudad y los adoradores del rock‘n’‘roll se juntaban, intercambiándose papeles durante las redadas de la policía que les esperaba cada noche en la puerta. “Yo era un chaval, debía tener unos 14 años o así, y me colaba con mi primo en el garito para verles. Flipábamos con sus canciones y esas pintas que llevaban”, recuerda Josele Santiago, cantante y guitarrista de Los Enemigos, la banda madrileña que a mediados de los ochenta insufló sangre nueva al rock gracias a la influencia de Burning, el grupo de aquellos chavales que abrió una brecha en la música en España con su rock‘n’rollcallejero y su estética transgresora.

Santiago afina la guitarra en el local El Observatorio, en el madrileño barrio de Carabanchel. Ha venido a ensayar con Burning. De aquellos chicos, que tomaron su nombre por un día de insoportable calor dentro del Seat 600 que les llevaba a los ensayos desde el barrio de La Elipa, solo queda el organista y cantante Johnny Cifuentes. “Hemos pasado muchas noches de guardia civil, de comisaría y nos han tocado mucho los cojones, simplemente, por estar al otro lado del establishment. Nos han hecho perder mucho tiempo. Aunque esto nos ha ayudado a hacer grandes canciones, incluso desde el talego”, explica sobre el tiempo transcurrido desde aquellos primeros conciertos.

Pero, cuatro décadas después, Burning está de fiesta. La banda que hizo mover las caderas a los jóvenes de la España democrática celebra esta noche por todo lo alto su 40º aniversario: con un concierto en el Palacio de Deportes de Madrid al que han invitado a amigos y camaradas como el propio Josele Santiago, Bunbury, Luz Casal, Ruben Pozo, Álvaro Urquijo y Ramón Arroyo de Los Secretos y Carlos Tarque de M-Clan. “Llevamos celebrando el aniversario a diario durante un año desde que publicamos Pura sangre. Pero este concierto es la prórroga, el partido final o la guinda del pastel”, asegura Cifuentes, con su característico look rocker de cazadora, chaleco y vaqueros negros, rematado por sus inseparables gafas de sol. Además de los invitados, Burning se hará acompañar por una formación extraordinaria con una sección de metales salida del grupo madrileño de soul Freedonia y apoyo de coristas, entre las que se encuentra Mayka Edjo del combo soul Sweet Vandals. “No es coña: creo que es la mejor alineación que hemos tenido en la vida. Tenemos un sonido completamente guitarrero. Muy carnoso”, explica Cifuentes. “Vamos a ser como nuestros papis los Rolling Stones. Creo que puede ser histórico, emocionante y único”.

Las entradas se han agotado para la que se antoja una noche especial, de recuerdos de pelo largo, como reza Noche sin ti, uno de los himnos burningianos. Pero, precisamente, por el camino han sucedido muchas cosas y surgen los recuerdos, como las muertes de dos miembros emblemáticos y fundacionales del grupo: el cantante Toño y el guitarrista Pepe Risi. “El momento duro de la banda fue cuando murió Pepe Risi. Ahí fue el momento más difícil de saber adónde íbamos. Fue un minuto muy duro pero todo el mundo sabíamos que es difícil quitarse o dedicarse a otras historias”, dice Cifuentes, al que un sector de fans no le perdona que mantuviese la banda sin esos dos personajes esenciales en el espíritu Burning. “Todavía sigue la polémica. Pero yo no tengo la culpa de que Bartolo decida quién se muere. También tengo muy claro que no le tengo que gustar a todo el mundo”, se defiende. “Hay otros oficios que pueden ser interesantes como marino mercante, taxista en Nueva York o tener una tasca en Irlanda, pero no todavía. Todavía quiero estar encima de un escenario. Siempre he sido un tipo feliz en esta historia y en esta banda desde que la fundamos. Ha habido de todo: grandes visitas al infierno y hermosas visitas al cielo”.

Entre las paredes acolchadas del local de ensayo, mientras Johnny Cifuentes y Josele Santiago se intercambian versos con sus voces socarronas, el rock‘n’roll suena compacto y gamberro, con el imbatible punto desafiante de Burning, del que tanto aprendieron Los Enemigos y tantas bandas españolas. El concierto de esta noche será grabado para incluirlo en un documental sobre la banda y su vida en la carretera, dirigido por Fernando Colomo, el mismo cineasta que, fascinado con aquellos chavales con pintas, les llevó a la gran pantalla en ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? Y la pregunta a Cifuentes es obligada: 40 años después, ¿qué hace Burning en un sitio como este llamado España? “Tocar y defender el rock‘n’roll porque ahora hay mucha mediocridad blandengue, muchos mierderos”.

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Sobre la firma

Fernando Navarro
Redactor cultural, especializado en música. Pertenece a El País Semanal y es autor de La Ruta Norteamericana. Ejerce de crítico musical en Cadena Ser. Pasó por Efe, Abc, Ruta 66, Efe Eme y Rolling Stone. Ha escrito los libros Acordes Rotos, Martha, Maneras de vivir y Todo lo que importa sucede en las canciones. Es de Madrid.

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