Orgasmos de acción
¿Dos horas y veinte de duración y 250 millones de dólares de presupuesto para esto?
Aunque los seriales empiezan a adquirir la categoría de culebrón cuando los guionistas caen en la golosa, confortable e idiota tentación de convertir a uno de sus personajes en amnésico y, sobre todo, cuando se ven obligados a cambiar sus libretos a causa de la muerte de uno de sus intérpretes protagonistas, la serie Fast & Furious,que en esta su séptima entrega ha tenido que lidiar con lo segundo y rendirse a lo primero, está más cerca de las estructuras pornográficas que las del folletín alargado en el tiempo: una serie de abracadabrantes secuencias de acción, filmadas con poderío y belleza superficial por James Wan, con mucho ruido pero sin verdadera furia, que ejercen de orgasmo cinematográfico-automovilístico-mamporrero para sus fans, y una serie de interludios dialogados, inevitables y esporádicamente graciosos, con los que se respira ante el carrusel de espasmos.
FAST & FURIOUS 7
Dirección: James Wan.
Intérpretes: Vin Diesel, Paul Walker, Jason Statham, Michelle Rodríguez, Dwayne Johnson.
Género: acción. EE UU, 2015.
Duración: 137 minutos.
A estas alturas de la saga, y ante el éxito ascendente, los responsables ofrecen mucho más que una película de coches, músculo y chicas, su esencia inicial, y quizá como contrapartida a los 007, ahora que la saga Bond se ha vuelto grave y compleja con Sam Mendes, Fast & Furious 7 ocupa el lugar en el que siempre reinó el espía, el de las increíbles escenas de coches voladores que atraviesan edificios. ¿Dos horas y veinte de duración y 250 millones de dólares de presupuesto para esto? La respuesta es fácil; solo habrá que mirar las cifras de recaudación dentro de unas semanas. Y las orgías de destrucción, las amnesias y la serie seguirán engordando.