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CRÍTICA | NEGOCIADOR
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La risa doliente

Javier Ocaña
Un fotograma de 'Negociador'.
Un fotograma de 'Negociador'.

Un día de diciembre de 1962 Terry Southern, guionista de Teléfono rojo: ¿volamos hacia Moscú?, recibió una llamada de Stanley Kubrick. Casi como en una epifanía, el director se había despertado sobresaltado porque, aunque siempre había pensado en adaptar la novela original como un melodrama, ahora solo podía verla "como una especie de broma horrible", así que había que cambiar el género: "La guerra nuclear es demasiado extravagante, demasiado fantástica como para tratarla de un modo convencional". Y así surgió la comedia negra por excelencia, la que se ríe con (y de) las cosas que, en principio, no tienen gracia.

Las conversaciones entre el socialista Jesús Eguiguren y el miembro de ETA Josu Ternera en 2005 y 2006 quizá tuvieran algo de estrambótico, de irreal; un estado en el que se ha introducido la mente de Borja Cobeaga para acabar componiendo una versión libre de aquellos días, Negociador, una película histórica para nuestro cine y para nuestra sociedad, la primera comedia española sobre el terrorismo; una obra que no busca la risa siempre y a toda costa, aunque encuentre incluso la carcajada, sino un humor doliente, negrísimo, brillante, trágico y atroz, alrededor de la deformación del lenguaje, de las miserias de la reciente historia del País Vasco, de las miserias del género humano. Cobeaga, director de Pagafantas, coguionista de 8 apellidos vascos (que ya contenía un magnífico momento de comedia de altura sobre las víctimas del terrorismo de ETA), articula las situaciones pensando en qué sería lo más interesante de aquellas reuniones, y llega a la conclusión de que lo más apasionante estaba en los tiempos muertos: no en la concreción de la problemática, sentados a la mesa de negociación, sino, por ejemplo, cuando seguramente coincidieran en el desayuno buffet del hotel.

NEGOCIADOR

Dirección: Borja Cobeaga.

Intérpretes: Ramón Barea, Josean Bengoetxea, Carlos Areces, Melina Matthews, Jons Pappila.

Género: comedia. España, 2014.

Duración: 80 minutos

Cobeaga presenta a su protagonista, aquí llamado Manu Aranguren, como un hombre fundamentalmente triste, y visualiza las relaciones a través de una puesta en escena seca, casi feísta pero muy adecuada, que incluso puede funcionar como parodia (in)voluntaria de Tiro en la cabeza, de Jaime Rosales, con su casi total ausencia de música: apenas unas notas en un momento de tensión, y una valentísima canción rock en el momento de las detenciones tras el atentado, fuera de guión, de Barajas. Sutil (una corbata como doloroso símbolo de la elipsis y de la muerte), con tres actores excelentes (Barea, Bengoetxea y Areces) y nunca costumbrista, Negociador, minimalista y escueta, es un triunfo. El de un hombre, Cobeaga, capaz de provocar la más resonante carcajada del cine reciente con una situación en un restaurante copada por un etarra, un político demócrata y un camarero: nosotros mismos.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.

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