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Adiós al estereotipo de arte colombiano

'Acorazado Patacón', en la Tabacalera de Madrid, reúne a 14 artistas emergentes

Parte de la exposición colombiana 'Acorazado Patacon' en la Tabacalera.
Parte de la exposición colombiana 'Acorazado Patacon' en la Tabacalera.Álvaro García

Antes de entrar a Acorazado Patacón, en la Tabacalera de Madrid, hay que dejar fuera cualquier prejuicio sobre Colombia. No será colorido. No habrá música. Y mucho menos mensajes de paz, rechazo al narcotráfico o menciones a la guerrilla. “No es que queramos romper estereotipos, es que las prácticas artísticas actuales los rompen por naturaleza”, asegura el colombiano Juan Cárdenas (Popayán, 1978), comisario de la muestra paralela a Arco que reúne piezas de 14 de sus compatriotas hasta el próximo 12 de abril.

En la sala se juntan una edición ‘de lujo’ de El Capital, escrita a mano (con la izquierda, por supuesto) por Milena Bonilla (Bogotá, 1975); tres cerditos coleccionistas que admiran la figura expuesta de un cerdito tatuado, pintados con tinta por Marco Mojica (Barranquilla, 1976); y una botella de refresco hecha de cerámica junto a lo que parece ser un hermoso coral, esculpidos por Natalia Castañeda (Manizales, 1982), entre otras piezas. “Se trata de producir cortocircuitos, encuentros inesperados. El choque de esos lenguajes tan distintos provoca un instante de perplejidad”. Cárdenas, que trabajó junto al español Daniel Silvo (Cádiz, 1982) en la selección y montaje de las piezas, explica que lo que los llevó a unir a estos artistas fue, justamente, lo diferente que era el manejo de las artes plásticas de cada uno.

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Aun así, tienen algo en común: la mayoría no pasa de los 40 años. Silvo dice que no fue intencional: “Los seleccionamos a ellos porque, aunque trabajan sobre los mismos temas que sus antecesores, lo hacen de una manera más poética y sofisticada, menos directa”. A él le interesa el arte colombiano porque ha visto de cerca la evolución de un conglomerado de artistas de ese país que han florecido en Madrid. Nombra de memoria a Antonio Franco, Paula Romero, Mariana Leyva, Alejandra Duarte y demás exponentes jóvenes que “han llegado a España a estudiar”.

Pero que luego vuelven. Como ha hecho José Olano (Calí, 1985), que regresó a Colombia después de nueve años estudiando en Francia. A él, en lugar de pedirle una de sus obras, le propusieron llegar a Madrid con las manos vacías y utilizar lo que encontrara en la Tabacalera para montar una pieza. En 10 días construyó dos montajes que incluyen un escritorio que parece luchar por mantener el equilibrio sobre un tabique y una máquina de escribir guindada en el techo. “Fue un reto, pero me interesa ir a cualquier sitio y hacer arte a partir de nada, sacando a los objetos de su contexto”. Él no cree que el llamado boom colombiano se deba a que se hagan mejores cosas, sino que lo ve como una consecuencia del cambio de contexto: “La vida de nuestros padres fue complicada. Ellos tuvieron que luchar para sacar adelante a una generación de artistas. Ahora es más fácil dedicarse al arte, hay más ayudas. No es que sea un negocio exponer, pero sin duda sin ese apoyo momentos como este -de gran visibilidad- no serían posibles”.

En este caso se refiere a lo aportado por el Gobierno colombiano, la Universidad de Los Andes y el Ministerio de Cultura español, que han corrido con los gastos de traslado y el pago por su participación en Acorazado Patacón. Castañeda, que incluye esculturas de dedos humanos entre sus cerámicas para representar los desechos humanos que invaden la naturaleza colombiana, está de acuerdo con Olano, aunque ella misma pagó su viaje a Madrid para acompañar a la muestra. "La bonanza económica en nuestro país también influye porque da una apertura al arte, que ha dejado de ser solo para artistas reconocidos. De unos años para acá ha aumentado la apertura de galerías que prestan atención a los jóvenes", asegura.

Parte la exposición 'Acorazado Patacón'.
Parte la exposición 'Acorazado Patacón'.Alvaro Garcia

En la Tabacalera estos chicos se acercan a la opción alternativa, pero varios también son parte de otras exposiciones que acompañan el desembarco de sus compatriotas en Madrid. Adrián Gaitán (Cali, 1983) expone además en la Casa Museo Lope de Vega, Felipe Arturo (Bogotá, 1979) tiene piezas en Centro Centro y la galería Max Estrella, Mojica estará en la Galería Fernando Pradilla y Bonilla en el Centro de Arte 2 de Mayo.

Sin embargo, no están allí para vender. Aunque los comisarios quieren que la muestra sea itinerante, todas las obras deben volver a Bogotá, y algunas a los museos que las prestaron. “Por burocracia”, dice Silvo, mientras se pasea por la sala, pero no parece molesto. No es el dinero lo que le da el brillo a sus ojos, sino sus planes: “Queremos que esto viaje por el mundo”, y sonríe, “por Latinoamérica”.

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