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Los Goya, altavoz de protestas

Cuatro colectivos distintos se concentran ante el hotel Auditorium en busca de visibilidad

Tommaso Koch
Los grupos que protestan frente a la alfombra roja de los Goya.
Los grupos que protestan frente a la alfombra roja de los Goya.T. K.

Los Goya son la gran fiesta del cine español. Pero, desde hace unos años, también son escenario de protestas de todo tipo, ya que distintos grupos aprovechan la visibilidad de la gala como trampolín para sus reivindicaciones. En principio fue Anonymous, así como el omnipresente colectivo de figurantes. Y cada edición se iba sumando alguna guerra más. Pero este año la protesta se ha multiplicado, hasta el punto de que fuera del Hotel Auditorium se escuchan cuatro gritos de batalla distintos.

“No son muertes, son asesinatos”, corean incansables los miembros de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C, que se han colocado justo al principio de la vía que lleva los coches hasta la alfombra roja donde se bajan los famosos. Con sus camisetas rojas y sus pancartas, piden que “se proporcione el tratamiento de última generación a todos los enfermos”, como explica Damián Caballero, vicepresidente de la plataforma. “Hay 35.000 cirróticos que están muriendo”, recalca.

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¿Por qué escoger la gala de los Goya como campo de batalla? “Porque nos da un altavoz”, defiende Santos Verdasco, de 45 años, junto con Jorge Cela, de 36. Ambos, y unos cuantos compañeros más, protestan contra Coca-Cola por el cierre de la planta de Fuenlabrada y contra una empresa que, según ellos, no cumple con las sentencias judiciales. “Ganamos dos juicios y llevamos meses esperando que nos paguen”, defienden. Sus camisetas rojas reflejan el lema de una pelea que el año pasado también los llevó hasta la gala de los Goya.

Nueva es en cambio la presencia de trabajadores de RTVE, convocados por CGT y CC OO, que lucen chalecos naranja y sobre todo lazos del mismo color que han convertido en el símbolo de su lucha. Tanto que en los días previos a la gala los han enviado a productoras y agencias confiando en que alguna estrella lo luciera en la gala. De hecho, Miguel, de 41 años, mostraba entusiasta una foto de Alberto Rodríguez en la entrada de la alfombra roja con su pequeño lazo naranja. “Protestamos para defender al servicio público de los recortes, de una gestión opaca y de la manipulación informativa”, defiende Miguel.

El colectivo de figurantes también está en la gala una vez más, como todos los años, con sus globos negros, para pedir más reconocimiento a su categoría profesional. Además, a las cuatro protestas ruidosas se suma una quinta indignación, que no tiene muchos medios para gritar. Es la de los pocos espontáneos que se han acercado hasta el Hotel Auditorium, en algunos casos desde Tenerife o Barcelona, y se ven confinados a varios metros de la entrada, con policías de por medio.

Básicamente, ante la entrada de la alfombra roja el espacio está reservado para figurantes convocados por la organización, como en anteriores ediciones, empeñados en gritar “guapo” y “guapa” a cualquiera que se acerque. Los otros años, por lo menos, al otro lado de la calle, detrás de unas vallas, se podía colocar quien quisiera. Ahora ni eso. Esa zona también es exclusiva de los aplaudidores contratados. Así que a los admiradores de verdad -y a cuantos protestan- no les queda más remedio que entrever la alfombra roja desde un tercer nivel, varios metros más atrás.

“Todos somos público, no pensamos venir más”, cuentan indignadas Marisa y su hija Alba, de 12 años. “Llevamos desde las 15 y sobre las 17 nos dijeron que no podíamos estar ante la puerta y nos echaron”, aseguran, junto con el otro hijo de Marisa, Oscar, y su amigo Cristian. Idéntico destino han sufrido Maite y Raquel Flores, que no se pueden creer lo que les sucede: “Hay gente de verdad que viene a apoyar el cine español y no nos dejan, nos parece fatal, fatal”.

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Sobre la firma

Tommaso Koch
Redactor de Cultura. Se dedica a temas de cine, cómics, derechos de autor, política cultural, literatura y videojuegos, además de casos judiciales que tengan que ver con el sector artístico. Es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Roma Tre y Máster de periodismo de El País. Nació en Roma, pero hace tiempo que se considera itañol.

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