Buenas intenciones
Es un caso de libro: nada que reprochar a su discurso sobre la escolarización, pero su planteamiento narrativo lo invalida todo
De buenas intenciones está pavimentado el infierno del documental. Camino a la escuela podría ser, en este sentido, un caso de libro: nada que reprochar a su discurso sobre la importancia de la escolarización, pero tanto planteamiento narrativo como estrategia formal lo invalidan todo.
CAMINO A LA ESCUELA
Dirección: Pascal Plisson.
Género: documental.
Francia-China-Sudáfrica-Brasil-Colombia, 2013.
Duración: 77 minutos.
Seleccionados según un patrón multicultural entre el mapamundi disneyano a lo It’s a Small World y el espíritu Benetton, sus personajes están unidos por un mismo problema —la pura distancia física entre hogar y escuela—. Por supuesto, eso deja fuera de la ecuación los muchos otros condicionantes —sociales, culturales, de clase— que, a menudo, obstaculizan la universalidad de la escolarización. Con sus diálogos forzados al servicio del mensaje y una puesta en escena esteticista, el estilo extermina el discurso.